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Será en Octubre
La pontevedresa Dánae, progenitora en solitario por elección: «La primera vez sentí miedo, pero estoy feliz y ahora voy a por la hermanita»
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Dánae Rei, que está embarazada de su segundo hijo. Ramón Leiro
Cuando quiso quedarse embarazada y acudió a la Seguridad Social recibió una jovenlandesalina: «Ya encontrarás a alguien con quien tener un hijo», escuchó. No se desanimó y actualmente pelea por los derechos de las familias monoparentales
22 sep 2024. Actualizado a las 05:00 h.Comentar · 32
Dánae Rei, de Pontevedra, llega con una barriguita que ha empezado a crecer y la sonrisa puesta en una cara que, a pesar de sus 40 primaveras, sigue siendo la de una niña traviesa que se crio jugando por Mourente. Está embarazada de su segundo hijo, que será una cría. Cuando la pequeña llegue, un acontecimiento que espera para enero del 2025, Dánae formará una familia de tres. Porque ella fue, es y será progenitora en solitario por elección propia; con fecundaciones in vitro pagadas de su bolsillo para poder cumplir su sueño de ser mamá. ¿Está feliz? Está feliz. Y lo grita sin problemas: «Tenía miedo a ser progenitora en solitario, pero estoy feliz. Ojalá se animen más mujeres. Es duro, pero muy, muy gratificante. Así que voy a por el segundo... en enero mi hijo tendrá una hermanita», dice con sonrisa.
Dánae, licenciada en Filología Inglesa, trabajaba en Londres cuando en su cabeza comenzó a sonar con fuerza un deseo que habitaba en ella desde hacía tiempo: quería ser progenitora. Y quería serlo sin importarle no tener un compañero o compañera con la que compartir ese momento. Es más, ver cómo acababan muchas parejas de su entorno le animaba a tirar para adelante en solitario. Eso sí, sabía que en Londres lo tenía muy difícil porque no contaba con una red de apoyo familiar. Así que tiró de prudencia, volvió a su Pontevedra natal y esperó a tener trabajo como profesora para tomar la decisión de la maternidad.
Dice que se lo comunicó a su familia con calma y tras pensárselo mucho, dándoles tiempo a sus padres para que pudiesen digerir lo que iba a hacer y haciéndoles cómplices de su proyecto de familia, ya que dnecesita que le ayuden con su niño. «Sentí su apoyo desde el principio», indica.
Cuenta que probó suerte con la Seguridad Social, pero no solo le indicaron que tendría que esperar años antes de que pudiese someterse a un tratamiento, sino que incluso recibió alguna jovenlandesalina: «Recuerdo a un sanitario mayor que me dijo que me estuviese tranquila, que seguro que encontraba a alguien y me quedaba embarazada. Lo que me quedé fue de piedra al escucharle». Recurrió finalmente a la sanidad privada, asumió unos costes con los que no contaba, que calcula en unos 16.000 euros, y se enfrentó a un proceso bastante largo para tener a su primer hijo. «Es fundamental estar preparada psicológicamente para ese proceso, porque es emocionalmente delicado, especialmente si el tratamiento no resulta exitoso a la primera. En mi caso, después de tres intentos, cumplí mi sueño de ser progenitora». Ocurrió todo ello hace tres años y en el embarazo Dánae escuchó muchos comentarios negativos: «Me decían que cómo me había metido sola en eso o que iba a ser durísimo».
«Veo parejas con dificultades»
Nació su pequeño y comprobó que sí, que la maternidad no es un camino fácil. Pero también entendió que lo recorrería una y mil veces y que lo volvería a hacer en solitario: «A veces es abrumador cuidar a un niño tú sola. En mi caso me apaño bastante bien porque tengo el respaldo de mis padres y porque mi hijo va al mismo colegio en el que yo doy clases. Aún así también veo muchas parejas que tienen dificultades para ponerse de acuerdo en temas educativos o de alimentación... yo eso no lo tengo que negociar. Es todo más simple. Lo malo es que la sociedad no está adaptada, todo está pensado para familias tradicionales».
Dánae habla así y cuenta las luchas que tuvo que librar en estos tres años; desde reclamar judicialmente la baja de paternidad —para poder cuidar a su hijo más allá de la baja de maternidad, ya que ella ejerce de las dos cosas— a demandar cosas aparentemente fáciles de solucionar, como que en la piscina municipal ella pueda anotar en su carné familiar a la abuela por si algún día no puede llevar ella al niño a hacer deporte. Explica como es su día a día y da la sensación de que el único que no pone trabas y que ve totalmente natural la situación es su niño: «Desde bebé le conté que él no tenía papá, que solo estaba mamá. Y no veo que busque esa figura. Sí te dice que él tiene un abuelo y una abuela, por ejemplo. Pero está muy feliz y ahora ya hablando de la hermanita». Dánae piensa en enero, en cuando llegue la niña, y sabe que no será fácil. Volverán las noches sin dormir. O los miedos. Pero merecerá la pena. Lo sabe bien.
