La Pintura del Realismo Socialista.

De lo que trata el arte es de expresar y evocar emociones. La técnica está al servicio de eso. No confundamos el medio (la innovación) con el fin (que el espectador se conmueva). Que al final acabamos aplaudiendo el cubismo, el abstracto o a Damien Hirst.

Los experimentos raros tampoco conmueven. Y, en el caso de la propaganda, especialmente en el s. XX, tampoco.
 
Los experimentos raros tampoco conmueven. Y, en el caso de la propaganda, especialmente en el s. XX, tampoco.
Y una leche no conmueven. Póngase en el pellejo de la audiencia de esa época. No lo vea con los ojos de un sabelotodo posmoderno que sabe cómo acaba la historia, sino con los de un muzhik para quien Stalin es el Padrecito. O en los de un alemán otrora próspero que quedó completamente arruinado y humillado en la República de Weimar y para quien Hitler, con todos sus defectos, constituye una esperanza de cambiar las cosas. O en un gringo que iba a su bola cuando de repente los japos atacan Pearl Harbor.
 
Y una leche no conmueven. Póngase en el pellejo de la audiencia de esa época. No lo vea con los ojos de un sabelotodo posmoderno que sabe cómo acaba la historia, sino con los de un muzhik para quien Stalin es el Padrecito. O en los de un alemán otrora próspero que quedó completamente arruinado y humillado en la República de Weimar y para quien Hitler, con todos sus defectos, constituye una esperanza de cambiar las cosas. O en un gringo que iba a su bola cuando de repente los japos atacan Pearl Harbor.

El talento consiste, precisamente, en ver a Napoleón guerreando en un cuadro y conmoverte sin necesidad de hacer un ejercicio de empatía con quien estaba ahí realmente.

O contemplar el Tres de Mayo y desear destripar franceses, sin tener que pensar en qué sentían los que allí estaban.
 
El talento consiste, precisamente, en ver a Napoleón guerreando en un cuadro y conmoverte sin necesidad de hacer un ejercicio de empatía con quien estaba ahí realmente.

O contemplar el Tres de Mayo y desear destripar franceses, sin tener que pensar en qué sentían los que allí estaban.
Este último a Vd. le resulta natural porque es español y además nos han dado con Goya en el colegio cosa mala. Pero para un frances, eso son una panda de talibanes con alpargatas en vez de turbantes y navajas cachicuernas en vez de AKMs.
 
Por lo general, la propaganda pictórica es muy muy mala. Esos cuadros parecen posters de reclutamiento con ínfulas. Y casi cualquier pintura de guerra, por más que me guste el realismo, es malo, muy malo.

Ojo, una cosa es la cartelería y otra la pintura conmemorativa y testimonial. Ambas tienen técnicas y mensajes diferentes. La primera busca movilizar para un objetivo inmediato, mientras que la segunda da la versión de la historia que quiere el poder. Para lo primero hay urgencia y pocos medios. Para lo segundo, puedes contratar a los mejores talentos y tomarte el tiempo que haga falta.

Y el caso es que en esos cuadros te puedes encontrar cosas curiosas. Por ejemplo aquí:

Reshetnikov_stalin.jpg


Os habéis fijado en el mapa que tiene el tío Josefo en la mesa, pero no le habéis dado importancia al detalle ése de la maqueta de avión, como si fuera un juguete y diera a entender que el padre de la patria se toma la guerra como un juego, una simulación. Evidentemente es una interpretación subjetiva, pero a menudo el arte mercenario esconde más mala leche de la que parece. Y si no que se lo digan a Velázquez.

El 90% del arte es arte sacro, el resto es propaganda al servicio del poder.

No es cierto. En cierta medida el arte sacro también es propaganda al servicio del poder. Pero además, tienes ejemplos de arte no propagandístico hasta en los frescos pompeyanos, por no mencionar a los bohemios parisinos o los pintores ambulantes que he posteado antes.

Quizá has querido decir que el arte ha sido siempre mercenario, más que propaganda. Mayormente es cierto si nos ceñimos al arte más elaborado y refinado, que era consumido por los poderosos como símbolo de estatus, y también como medio de tras*misión de sus valores a las masas. Pero nuevamente se quedan demasiados artistas fuera de esa definición, sobre todo a partir del siglo XIX.

El desprecio por el arte guerrero viene de gente influenciada por una sociedad decadente que reniega de la patria y hace odiosa la carrera de las armas.

Muy de acuerdo. A ti te va el rollo patriótico y épico, y esos valores representan para mí lo más odioso y abominable de este mundo. Pero son tus valores, y si te gusta verlos representados en el arte, ni yo ni nadie somos quién para cuestionarte tus gustos. Los únicos aspectos de una obra que se pueden valorar con cierta objetividad son el contexto en que se creó y su técnica. Nunca su mensaje, que es subjetivo y puede ser único para cada espectador. Y otra cosa...

Además, la pintura del realismo soviético es valiosa técnicamente, teniendo en cuenta que el arte de la pintura con pincel ya alcanzó el culmen de sus posibilidades técnicas en el siglo XIX, pero lo mismo podríamos decir de cualquier otra manifestación artística. Una vez que se ha alcanzado el desarrollo máximo de una técnica artística, todo lo que queda es lo más importante: el tema.

De acuerdo a medias. Hay otro par de cosas que se pueden valorar: el estilo y la evolución.

Técnica y estilo son cosas diferentes. La primera se adquiere antes, y llega hasta un máximo de refinamiento que, como dices, se alcanzó en el XIX (al menos en pintura). El estilo, en cambio, es algo mucho más puñetero, se puede llegar a dominar bien la técnica y carecer de un estilo propio, que es lo que te hace madurar como artista. Te lo digo por experiencia.

Y la evolución también es fácilmente verificable si miras el conjunto de una obra. Y tiene valor por sí misma, aunque nada garantiza que sea creciente. Por ejemplo, el valor de la evolución de la obra de Chillida es cero patatero, puesto que una vez alcanzó el reconocimiento se limitó a repetir los mismos truños una y otra vez hasta que la diñó. Y Arcimboldo también evolucionó, pero no tengo claro hacia qué lado: de una técnica y planificación magistrales, como en sus retratos con vegetales, a unos paisajes facilones y desganados en su última etapa, como si el reconocimiento lo hubiera vuelto un vago.

De lo que trata el arte es de expresar y evocar emociones. La técnica está al servicio de eso. No confundamos el medio (la innovación) con el fin (que el espectador se conmueva). Que al final acabamos aplaudiendo el cubismo, el abstracto o a Damien Hirst.

Si te emocionan, no veo por qué no los vas a aplaudir. El problema que le veo a ese tipo de arte es que emociona a mucha menos gente de la que lo admite.

En El Prado estuve a punto de sufrir el síndrome de Stendhal. En el Reina Sofía sufrí un ataque de bostezos, y algo de descomposición, aunque esto último pudo ser casual.
 
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Y una leche no conmueven. Póngase en el pellejo de la audiencia de esa época. No lo vea con los ojos de un sabelotodo posmoderno que sabe cómo acaba la historia, sino con los de un muzhik para quien Stalin es el Padrecito. O en los de un alemán otrora próspero que quedó completamente arruinado y humillado en la República de Weimar y para quien Hitler, con todos sus defectos, constituye una esperanza de cambiar las cosas. O en un gringo que iba a su bola cuando de repente los japos atacan Pearl Harbor.

Magistralmente reflejado en este cartel..

07Golpeatraicinjaponsestadounidense.jpg



De hecho, uno de mis carteles favoritos de propaganda bélica es este:

jap_next.jpg


Creo que refleja perfectamente el sentimiento americano imperante de la época en que fue publicado.


Jo, ¿y si abrimos un hilo de cartelismo bélico?
 
A mi me gusta el arte bélico, mucho, precisamente La rendición de Breda me encanta, o cualquier cuadro renacentista/barroco que tenga que ver con la historia griega/romana: entre otras cosas porque están pintados de una forma perfecta, maravillosa.

Las obras de la primera página son técnicamente cutres, nada innovadoras.

Legión, la pintura de la defensa de Sebastopol es realmente conmomedora a pesar de su simbolismo elemental.

No entiendo mucho de pintura, pero esa imagen, con toda su sencillez, me ha tras*mitido perfectamente al menos parte del dramatismo de la heroica defensa de la ciudad por los marinos soviéticos.

Y no soy especialmente pro-soviético, pero al César lo que es del César.

Saludos.
 
Os habéis fijado en el mapa que tiene el tío Josefo en la mesa, pero no le habéis dado importancia al detalle ése de la maqueta de avión, como si fuera un juguete y diera a entender que el padre de la patria se toma la guerra como un juego, una simulación. Evidentemente es una interpretación subjetiva

Y errada. Más bien yo creo que representa el interés de Stalin por la técnica. Y la vanguardia de la técnica era la aviación. Hay muchos ejemplos de esto, desde los diseñadores de aviones encarcelados en una fábrica y casi literalmente encadenados a la mesa de dibujo hasta que hicieran un prototipo satisfactorio, hasta su cita con respecto al avión de ataque Shturmovik (Asaltante) del que dijo en una carta a la fábrica "es esencial para el Ejército Rojo, como el aire y el pan"


Dicho esto, yo te tenía en mi lista de ignorados, pero te agradezco la contestación, me preguntaba por qué razón te tenía en ignorados y me la acabas de recordar.
Muy de acuerdo. A ti te va el rollo patriótico y épico, y esos valores representan para mí lo más odioso y abominable de este mundo

Podría rebatirte con muchos argumentos, pero me limitaré a citar, y puestos a citar a un personaje histórico, siendo este un foro de economía, supongo que sabrás quién era John Stuart Mill, nada sospechoso de patrioterismo o militarismo. Dijo así:


La guerra es una cosa desagradable , pero no la más desagradable de las cosas: el estado de decadencia y degradación del sentimiento jovenlandesal y patriótico que piensa que nada vale la pena una guerra, es mucho peor.
Un hombre que no tiene nada por lo que esté dispuesto a luchar, que no le importe nada más que su seguridad personal, es una criatura perversos que no tiene ninguna posibilidad de ser libre, salvo que sea liberado y mantenido libre por los esfuerzos de hombres mejores que él.


"The Contest in America," Fraser’s Magazine (Feb 1862)


Aparte de eso, ya que te has tomado la molestia de contestar, te respondo:

Hay otro par de cosas que se pueden valorar: el estilo y la evolución.

Técnica y estilo son cosas diferentes... se puede llegar a dominar bien la técnica y carecer de un estilo propio

De acuerdo. El estilo es la personalidad de un artista en el seno del movimiento artístico o moda al que pertenece.

O no. La originalidad no tiene por qué ser buena ni necesaria. Hay muchos grandes artistas cuyo mérito está en la sujección fiel a un canon.

Y en cuanto a la evolución... no sé a dónde quieres llegar. Todo artista, en este caso los pintores, pasan por fases de aprendizaje, desarrollo, maduración y declive de facultades.

Si te refieres a que el pintor cambie de tema o de estilo... el cambio no es intrínsecamente bueno. Hay pintores que sólo hacen una cosa y la hacen bien, una y otra vez. La especialización no es necesariamente una limitación.

Creo que a lo que quería llegar usted era a la crítica occidental, fruto del prejuicio y la ignorancia, que considera el arte socialista como un bloque monolítico sujeto a las consignas del Partido.

Pues no, en absoluto. Dentro de este género hay muchos pintores con distintos estilos y cada uno con su evolución.
 
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