Pues por el momento Rusia y china disponen de misiles hipersónicos y Yankilandia no.
"Sorprendentemente,
China y Rusia están muy por delante de los
Estados Unidos en tecnología de armas hipersónicas, algo que reconocen
los propios militares norteamericanos y que demuestran cada vez que los primeros prueban con éxito sus inventos y los últimos
fracasan perversosmente. Afortunadamente —o desgraciadamente— las razones del
desastre hipersónico americano parecen estar claras.
Por lo menos según el análisis del
blog militar Defense One, que cuenta cómo el
Departamento de Defensa norteamericano se está equivocando con
un modelo de desarrollo que ya les falló en el pasado y que, inexplicablemente, se han empeñado en
utilizar una vez más.
Vísteme despacio…
La
razón principal se puede resumir en aquella cita que se atribuye a
Napoleón Bonaparte. En el caso americano, las prisas por intentar vestirse y alcanzar a chinos y rusos están sumiendo
un esfuerzo de por sí complicado en el más absoluto caos. La segunda razón es que
no están concentrando sus recursos. Los están desperdiciando en
numerosos programas.
Defense One describe cómo los directores de programas de armas del
Pentágono han elegido
un gran número de programas que compiten entre ellos. Encima, han impuesto un calendario de prototipado y '
testing' rápido. El resultado es que "los contratistas de defensa norteamericanos se han lanzado con la ansiedad de los
mineros durante la fiebre del oro".
as
pruebas fallidas americanas se suceden mientras chinos y rusos
siguen sorprendiendo con un éxito tras otro. El
último fracaso ocurrió el pasado mes de diciembre, pero aquí ya hemos informado de otros, que además han sido
particularmente vergonzosos porque los fallos han ocurrido durante etapas básicas que ni siquiera han permitido probar los vehículos en sí mismos.
Esto es algo que también comenta
Defense One. El
proceso de prototipado y test rápido que tan bien le ha funcionado a Elon Musk en SpaceX —donde los fallos se suceden, pero siempre resultan en
la resolución de un problema y terminan con éxito— no funciona aquí porque se
tropiezan una y otra vez en las mismas piedras.
Resulta fascinante y a la vez terrorífico ver cómo se desmorona el
esfuerzo hipersónico norteamericano aunque en teoría cuente con
mayores presupuestos, mayor experiencia y mejor tecnología que los chinos y rusos, con compañías líderes mundiales como Lockheed Martin o Northrop Grumman que parece que
no dan pie con bola.
Símbolo de su decadencia
Defense One cuenta que lo mismo pasó con el desarrollo de armas de defensa antimisiles en los años noventa hasta que un panel independiente de expertos analizó y denunció los mismos errores de
falta de enfoque y excesivo apresuramiento. Después de un hiato de varios años y de las necesarias correcciones, EEUU logró sus objetivos.
Lejos de aprender de esos errores, el
Pentágono parece haber elegido el mismo camino, adoptando además las prácticas de múltiples proyectos competitivos que fueron una parte importante de, por ejemplo,
el fracaso soviético en su programa de misiones a la Luna. Mientras, los rusos y chinos tienen
programas monolíticos y concentrados que avanzan sin prisa ni pausa. Se han
invertido los papeles.
La ironía está en que el Pentágono comenzó el desarrollo de estas armas hipersónicas
antes que nadie. Los fallos garrafales americanos llegan en un momento geopolítico crucial en el que
tanto Rusia como China están muy cerca de lanzar ataques contra Ucrania y
Taiwán. Desgraciadamente, para todos, es crucial que EEUU obtenga cuanto antes esta capacidad de ataque si quiere mantener el equilibrio en esta nueva guerra fría que
se puede volver muy caliente si no lo consigue.
Todo esto es especialmente preocupante porque los norteamericanos se están quedando por detrás o perdiendo su ventaja en el resto de las tecnologías clave para el siglo XXI, como
la inteligencia artificial y la supercomputación cuántica. Al final, el fracaso del programa de armas hipersónicas está en el
descontrol generalizado del aparato de defensa americano —la corrupción, la falta de objetivos claros y el gasto excesivo— que
denunciaba en estas mismas páginas el exjefe de desarrollo de 'software' del Pentágono
Nicolas Chaillan.
Atenazados por las divisiones internas promovidas por las mentiras y teorías de la conspiración del ex-presidente Trump y el nuevo Partido Republicano, parece imposible que los Estados Unidos vuelvan a actuar como
el titán monolítico que hizo que triunfasen en la carrera espacial y el desarrollo de las más avanzadas tecnologías del siglo XX.
Sólo algunas compañías privadas – como
SpaceX con Starship, Google con su inteligencia artificial o IBM con sus computadoras cuánticas — intentan realmente innovar en las industrias que marcan la diferencia. El resto está perdido en sacar dinero rápido de apps sociales para hacer el fulastre, coches voladores imposibles y teléfonos inteligentes irrelevantes para el desarrollo tecnológico real de una nación que, aunque sigue siendo el emperador del mundo, pierde relevancia tan rápido como la obtuvo en los años 50 y 60 del siglo pasado.
El fracaso hipersónico de EEUU es el símbolo de su decadencia tecnológica
La tercera prueba del arma hipersónica de la Fuerza Aérea de EE.UU. ha fracasado como las anteriores – Galaxia Militar
Como dicen aquí en el foro Estados Unidos es solo una impresora y 10 portaaviones, y los portaaviones ahora mismo son dianas gigantes ante los chinos y rusos.