Hasta el amante del reguetón más recalcitrante sabe, en su fuero interno, que lo que oye es sarama si se compara con una buena pieza de música clásica. La diferencia de calidad está ahí, es objetiva, no subjetiva. Lo que pasa es que la clásica es demasiado compleja para él, y el motivo por el que no la disfruta es por falta de capacidad o preparación intelectual.
La mejor prueba de lo que digo es que los amantes de la música clásica también pueden disfrutar, y de hecho disfrutan del pop, el rock o los pasodobles, si se tercia. Al revés no ocurre. Lo complejo incluye lo simple, no al revés.
Como semejantes pensamiento podría llevarle a sentirse mal a los reguetonistas, la ideología de la Igualdad que reina hoy en día viene en su ayuda y le presta el argumento de que "quién es nadie para decidir qué tiene calidad y qué no", etc. etc.
Dicho esto, el objetivo de los impuestos y las subvenciones debe ser poner al alcance de las clases más desfavorecidas ciertos bienes y servicios a los que por sí solas no podrían acceder: educación, sanidad, etc. Me gustaría saber a cuánto cobraba la entrada la orquesta de marras y dónde se podía acudir a escucharla. Porque, si las entradas eran caras y sólo tocaba en Bruselas seis veces al año en conciertos de gala para los funcionarios de la UE, entonces estamos subvencionando con el dinero de todos el entretenimiento y el postureo de los ricos. Pero si tocaba gratis en las fiestas de los pueblos que quisieran escucharlos, entonces es un auténtico servicio público que merece ser subvencionado.
La mejor prueba de lo que digo es que los amantes de la música clásica también pueden disfrutar, y de hecho disfrutan del pop, el rock o los pasodobles, si se tercia. Al revés no ocurre. Lo complejo incluye lo simple, no al revés.
Como semejantes pensamiento podría llevarle a sentirse mal a los reguetonistas, la ideología de la Igualdad que reina hoy en día viene en su ayuda y le presta el argumento de que "quién es nadie para decidir qué tiene calidad y qué no", etc. etc.
Dicho esto, el objetivo de los impuestos y las subvenciones debe ser poner al alcance de las clases más desfavorecidas ciertos bienes y servicios a los que por sí solas no podrían acceder: educación, sanidad, etc. Me gustaría saber a cuánto cobraba la entrada la orquesta de marras y dónde se podía acudir a escucharla. Porque, si las entradas eran caras y sólo tocaba en Bruselas seis veces al año en conciertos de gala para los funcionarios de la UE, entonces estamos subvencionando con el dinero de todos el entretenimiento y el postureo de los ricos. Pero si tocaba gratis en las fiestas de los pueblos que quisieran escucharlos, entonces es un auténtico servicio público que merece ser subvencionado.