Rescatador
Madmaxista
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Siempre es bueno consultar otras fuentes y no oír siempre la misma historia.
Porque la historia que nos han contado no tiene porque ser verdad por mucho que la hayan repetido.
Minuto 1:06
Minuto 5:39
Minuto 1:13
Ya podéis tirar los libros de historia del cole, si es que aún los guardáis.
Solo sirven para ocupar espacio, coger polvo y no valen ni el papel en el que están escritos.
Porque la historia que nos han contado no tiene porque ser verdad por mucho que la hayan repetido.
Editorial: 76 aniversario del final de la II Guerra Mundial en Europa - 10/05/21 - La Voz de César Vidal - Podcast en iVoox
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Minuto 1:06
Corría el 1944 y más concretamente el mes de junio cuando las tropas americanas, británicas y canadienses abrieron el esperado segundo frente contra el nazismo en Europa occidental. Aunque la propaganda, y Hollywood en especial, insistirían en atribuir a ese episodio en especial el carácter decisivo de la Segunda Guerra Mundial, la realidad es que como escribiría Winston Churchill en sus memorias: "para cuando los aliados desembarcaron en Francia en 1944, el Ejército Rojo ya había destripado a las fuerzas de Hitler".
La situación no cambiaría en el año escaso que quedaba de conflicto. De las bajas que sufrirían las fuerzas nazis en lo que restaba de guerra, unas 3/4 partes, es decir, 2.700.000 fueron ocasionadas por el Ejército Soviético en el frente del Este, y de éstas, 1.250.000 tuvieron lugar entre enero y los primeros días de mayo de 1945.
Que finalmente fueran las fuerzas del Ejército Rojo las que entraron en la capital del III Reich tenía una enorme lógica, porque pertenecían a la nación que con enorme diferencia había realizado un mayor esfuerzo para derrotar al nazismo.
La situación no cambiaría en el año escaso que quedaba de conflicto. De las bajas que sufrirían las fuerzas nazis en lo que restaba de guerra, unas 3/4 partes, es decir, 2.700.000 fueron ocasionadas por el Ejército Soviético en el frente del Este, y de éstas, 1.250.000 tuvieron lugar entre enero y los primeros días de mayo de 1945.
Que finalmente fueran las fuerzas del Ejército Rojo las que entraron en la capital del III Reich tenía una enorme lógica, porque pertenecían a la nación que con enorme diferencia había realizado un mayor esfuerzo para derrotar al nazismo.
Minuto 5:39
De los 5.300.000 soldados muertos durante la guerra, más del 80% cayó en los 2 últimos años del conflicto y las 3/4 partes fueron en acciones contra el Ejército Rojo. En otras palabras, los soldados soviéticos causaron 3 veces más bajas a los ejércitos nazis que las que les ocasionaron los ejércitos combinados de EEUU, Gran Bretaña, Francia, Polonia, Italia, Bélgica, Luxemburgo, Holanda, Noruega, Dinamarca, Yugoslavia y Grecia.
https://cesarvidal.com/la-voz/edito...alia-da-las-cifras-reales-del-cobi19-08-11-21
Minuto 1:13
Corría el año 2005 cuando un historiador japonés llamado Tsuyoshi Hasegawa publicó un estudio que obligaba a cambiar totalmente el análisis sobre el final de la II Guerra Mundial en el Pacífico.
Durante 60 años todo el mundo había creído que el Japón había capitulado ante los EEUU como consecuencia del lanzamiento de las bombas atómicas en las ciudades niponas de Hiroshima y Nagasaki. Esa circunstancia, sin duda terrible, de acuerdo con esa interpretación habría acortado la guerra y en cierta medida legitimaba con el ahorro de vidas, quizás centenares de miles, la utilización de armamento nuclear.
Sin embargo, Tsuyoshi Hasegawa demostaba de manera documentada que esa interpretación de los hechos carecía totalmente de fundamento. En realidad, el gobierno japonés, acostumbrado a los devastadores bombardeos americanos, no había prestado la menor atención a las bombas atómicas pensando que se trataba de una arma algo más devastadora que las que había sufrido hasta entonces. A decir verdad, en ningún momento se percató de la tras*cendencia de lo que había acontecido en Hiroshima y Nagasaki.
Lo que realmente quebró la voluntad de resistencia del Japón fue el hecho de que la Unión Soviética finalmente lo atacara el 9 de agosto de 1945. Los japoneses llegaron inmediatamente a la conclusión de que cualquier territorio que fuera ocupado por las tropas de la Unión Soviética no sería desalojado después y por lo tanto tenían que rendirse de manera inmediata a los Estados Unidos para evitar perder porciones de su nación.
En otras palabras, Japón no se rindió jamás horrorizado ante la bomba atómica que en realidad no llegó a calibrar nunca, sino angustiado ante la posibilidad de perder partes significativas de su territorio en manos de la Unión Soviética. Las bombas atómicas, por lo tanto, habían sido innecesarias.
Ciertamente las conclusiones que podían derivar de que los hechos se hubieran relatado de manera distinta a lo verdaderamente acontecido eran muy relevantes.
Durante 60 años todo el mundo había creído que el Japón había capitulado ante los EEUU como consecuencia del lanzamiento de las bombas atómicas en las ciudades niponas de Hiroshima y Nagasaki. Esa circunstancia, sin duda terrible, de acuerdo con esa interpretación habría acortado la guerra y en cierta medida legitimaba con el ahorro de vidas, quizás centenares de miles, la utilización de armamento nuclear.
Sin embargo, Tsuyoshi Hasegawa demostaba de manera documentada que esa interpretación de los hechos carecía totalmente de fundamento. En realidad, el gobierno japonés, acostumbrado a los devastadores bombardeos americanos, no había prestado la menor atención a las bombas atómicas pensando que se trataba de una arma algo más devastadora que las que había sufrido hasta entonces. A decir verdad, en ningún momento se percató de la tras*cendencia de lo que había acontecido en Hiroshima y Nagasaki.
Lo que realmente quebró la voluntad de resistencia del Japón fue el hecho de que la Unión Soviética finalmente lo atacara el 9 de agosto de 1945. Los japoneses llegaron inmediatamente a la conclusión de que cualquier territorio que fuera ocupado por las tropas de la Unión Soviética no sería desalojado después y por lo tanto tenían que rendirse de manera inmediata a los Estados Unidos para evitar perder porciones de su nación.
En otras palabras, Japón no se rindió jamás horrorizado ante la bomba atómica que en realidad no llegó a calibrar nunca, sino angustiado ante la posibilidad de perder partes significativas de su territorio en manos de la Unión Soviética. Las bombas atómicas, por lo tanto, habían sido innecesarias.
Ciertamente las conclusiones que podían derivar de que los hechos se hubieran relatado de manera distinta a lo verdaderamente acontecido eran muy relevantes.
Ya podéis tirar los libros de historia del cole, si es que aún los guardáis.
Solo sirven para ocupar espacio, coger polvo y no valen ni el papel en el que están escritos.