La hazaña de Fritz Christen,el Rambo alemán.

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15 May 2021
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Fritz Christen, se puede considerar el "rambo teutón". Nació el 29 de junio de 1921 y como todo joven, se unió a las filas del 3° Reich.
Perteneció a la 2° Compañía del destacamento antitanque de la archiconocida 3° División Panzer de las SS, la Totenkopf.
Era apuntador de un cañón Pak 38 (de 5 cm) y tenía el grado de SS-Unterscharfuhrer.
Llegada Barbarroja, la Totenkopf formaba parte del grupo de ejercitos Norte. La División había avanzado problematicamente durante semanas, encontrando a un enemigo cada vez mas decidido a detenerle. Finalmente, a mediados de septiembre, la unidad se encontraba a las puertas del pueblo de Demiansk.
Para el 24 de dicho mes; la infantería soviética, con apoyo acorazado, empezo a forzar la línea germana.
En palabras de Christen:
"Aquella mañana nuestra batería estaba desplegada en el borde de un pequeño bosque al norte de Lushno, cubriendo un gran claro hacia el este. El frío y la quietud eran, ya para septiembre, espantosos. Sin embargo, estabamos bien equipados: los mandos logisticos de las Schutzstaffel eran independientes, por lo que nunca nos falto el abrigo, o los viveres necesarios, problemas que luego tendrian que padecer las unidades regulares de la Wehrmacht.
Esperabamos, si, un ataque ruso inminente, pero nunca a esa escala: de pronto, al romper el amanecer, comenzó a llovernos fuego de artillería.
Momentos después, los tanques soviéticos, apoyados por infantería en gran cantidad, aparecieron frente a nuestra posición, atacando a la carga.
La orden no se hizo esperar, y comenzamos a intentar repelerlos, disparando frenéticamente a cuanto se moviera, en medio de un fuego de todo calibre que parecia llegar a nosotros desde todas partes. Mis camaradas comenzaron a caer a mi alrededor, presas del fuego masivo de infantería, o a volar por los aires despedazados por la artillería enemiga. Muchas piezas contiguas a la nuestra desaparecieron, con su dotación de hombres entera, en cuestión de instantes".
Christen fue el único miembro de su batería que quedo vivo; siguió en su puesto, cargando y disparando frenéticamente hasta que consiguió hacer retirar a los carros de combate habiendo destruido 6.
"Mi sargento y camaradas en la dotación de mi cañón no tardaron, tampoco, en caer. Sin pensarlo, tome el mando y continué cargando y disparando, mientras gritaba pidiendo apoyo de algún camarada u oficial cercano.
Logré hacer impacto sobre algunos tanques, cinco o seis, así como sobre varios grupos de infantería, a medida que se aproximaban.
Estimo que tras*currieron un par de horas hasta que, por fin, el ataque ruso ceso. Fue entonces cuando descubrí por que nadie había respondido a mis pedidos de apoyo: toda mi unidad había sido aniquilada; me encontraba aterradoramente solo en mi posición. Aun asi, nunca pensé en retroceder: las Schutzstaffel no retrocedían, era tan sencillo como eso. Ni siquiera pensé en que debía mantener mi puesto, o en que era mi obligación hacerlo. Solo me mantuve allí, es todo".
Pero el ataque soviético no se quedó ahí, durante dos días más, Christen tuvo conteniendo los avances enemigos, sólo con su Pak, mientras le llovía fuego de artillería, mortero y ametralladoras.
"Amaneció el segundo día, y con el otra vez el continuo fuego de ametralladoras y morteros rusos desde el otro lado del claro. A media tarde, se decidieron a otro asalto blindado sobre mi posición: al menos dos pelotones de tanques cargaron a toda velocidad sobre mi. Volví a cargar, apuntar y disparar, desesperadamente. Conseguí impactos directos sobre siete de sus tanques, inutilizandolos o destruyéndolo. El resto retrocedió hasta sus posiciones, dejándome otra vez en paz. El fuego de ametralladoras continuo sobre mi hasta la noche e, incluso, esporádicamente volvían a disparar durante la noche

Al amanecer del tercer día, la historia volvió a ser la misma: fuego de morteros y ametralladoras. Quizá también fuego de artillería mas pesada. Durante todo el día los rusos intentaron asaltos de infantería y, de nuevo, volví a disparar una y otra vez hasta que retrocedieron. Por la noche volví a arrastrarme en busca de munición para tratar de continuar vivo un día mas, resistiendo el frió, el hambre y el sueño.
Sin embargo, al siguiente día los ataques finalmente cesaron por completo en mi sector. Después del mediodía escuche que se gritaban órdenes: había tropas moviéndose por mis flancos, dentro de lo que quedaba del bosque que yo ocupaba. Tomé una pistola del cadáver cercano de un oficial y me preparé para mi última defensa, imaginando que aquello era el fin...
Pero, a medida que se acercaban, pude escuchar mas claramente las voces que gritaban órdenes: eran alemanes. Estaba salvado. No tengo mucho mas que contar..."
Finalmente, los rusos fueron desalojados de Lushno aquel 27 de Septiembre, y que asombrados quedaron los compañeros de Fritz, ya que le encontraron todavía agachado detrás de su cañón, como para seguir el combate.
En 72 horas había eliminado a 200 soldados enemigos e inutilizado 16 carros de combate.
Por esta increíble proeza le fue concedida la Cruz de Caballero; fue el primero, y también el mas jóven, de los reclutas de la Waffen SS en conseguir este honor.
Le enviaron en avión al cuartel general de Adolfo, en Rastemburg, para que el propio Führer le impusiera la condecoración.
 
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