La eugenesia en España, una cosa de progres

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Primer congreso español de eugenesia:
Rafael Alberti, Lorca, Ramón J. Sender, Azaña,... personajes todos progres y REPUBLICANOS


Eugenismo en España
Las ideas eugenésicas llegaron a España, como al resto del mundo desarrollado, a través de intelectuales y profesionales de la medicina o la psiquiatría que estaban al tanto de las corrientes más modernas e innovadoras en sus campos. Más difícil fue que tomase fuerza un eugenismo político que se tradujese en acciones efectivas. Como en todo el ámbito latino, junto a la eugenesia basada en Darwin, convencida de la base genética de los caracteres y las conductas, en España hubo también una eugenesia basada en Lamark, convencida de que el “cultivo”, la educación y las condiciones que rodean a las personas también son capaces de mejorar sus características naturales. El caso más notable de este segundo eugenismo es el del anarquismo ibérico, con su reivindicación de la sexualidad libre, la maternidad consciente y el control de la natalidad.
La Eugenics Education Society organizó en Londres, durante el verano de 1912, el Primer Congreso Internacional de Eugenesia, culminando así su labor de creación de un amplio movimiento internacional (cerca de 750 participantes). Al congreso asistió, como representante español, Ignacio Valentí y Vivó, catedrático de Medicina Legal y Toxicología de la Universidad de Barcelona. Su comunicación, presentada en la sección de eugenesia y medicina, se titulaba “The History of a Healthy, Sane Family Showing Longevity, in Catalonia”.
También durante 1912 aparece en las listas de socios de la “Eugenics” otro médico catalán, Nicolás Amador (Amador publicó, por lo menos, dos importantes trabajos sobre eugenesia: “Eugénica”, en la revista Gaceta Médica Catalana, y “La eugenesia y sus relaciones con la sociología y la economía política”, en la revista Estudio de Barcelona) [Alvarez-Peláez 1985, pg. 624).
No obstante, el congreso sólo fue reseñado por dos periódicos españoles, “El Defensor de Granada”, de corte liberal, y la “Gaceta del Norte”, periódico conservador de Bilbao, que criticó abiertamente las ideas eugenésicas.
Uno de los más famosos entre estos médicos españoles fue Gregorio Marañón:
  • Ferrándiz, A., Lafuente Niño, E. (1999), “El pensamiento eugénico de Marañón” Asclepio 51 (2): 133.
  • Ruíz-Valdepeñas, B. (2008), “Gregorio Marañón y la eugenesia. Consideraciones éticas” en Herreros, B., Gargantilla, P., Bandrés, F. -Eds-, Gregorio Marañón: cumbre y síntesis para el siglo XXI: Fundación Tejerina., pp. 143.
Aunque fueron pocos los pedagogos y docentes que difundiesen el eugenismo, la excepción es Luís Huerta [de orientación progresista]:
1928, El Primer Curso Eugénico Español constituyó la primera plataforma pública de discusión del eugenismo en nuestro país. La represión del régimen de Primo de Rivera, alegando la causa de pronografía y escándalo público, impidió la continuación de las actividades previstas.
Finalmente en 1933, ya en plena República, tuvo lugar el “I Simposio de Eugenesia Española”, clausurado por el mismo Azaña. Asistieron personajes como Fernández de los Ríos, Novoa Santos, Marañón, Ramón J. Sender, Lafora, Jiménez de Asúa [catedrático socialistas contra el que atentó la Falange; también era favorable al pensamiento pro eutanasia que se estaba desarrollando en Alemania], Hilldegart, García Lorca o Rafael Alberti. El año anterior Hildegart Rodríguez había fundado la Liga Española para la Reforma sensual [véase hilo en este mismo foro], integrada en la Liga Internacional para la Reforma sensual, que fue presidida inicialmente por Gregorio Marañón.
Igual que lo es en la actualidad, el eugenésico era uno de los cuatro supuestos de aborto legal que, de forma pionera y avanzada a su tiempo, se aprobaron en Cataluña con un Decreto del 25 de diciembre de 1936 de la Generalitat. La ley la firmaban Josep Tarradellas, Conseller en Cap del Govern de la Generalitat, Pedro Herrera, conseller de Sanitat i Assistència Social y Rafael Vidiella, conseller de Justicia. Pedro Herrera era un anarcosindicalista que representaba a la CNT en el gobierno catalán.
Aunque algunos historiadores pretenden que el régimen franquista acabó con el eugenismo al eliminar sus iniciativas más innovadoras en materia de planificación familiar, lo cierto es que mantuvo alguna de sus vertientes más inhumanas y discriminatorias, como la que representa César Vallejo Nájera (ver en este sitio la entrada Eugenismo y psiquiatría militar franquista). [Falso]
Eugenismo en España
El último párrafo no dice la verdad y si lo cito es por no mutilar el escrito. Este profesor de demografía es progresista y, como tiene mala conciencia por la responsabilidad del progresismo en la eugenesia y en los subsiguientes genocidios, se ve obligado a añadir este párrafo final según el cual el franquismo habría continuado con la eugenesia. Primero, se confunde al hablar de César Vallejo Nájera. El tan mentado doctor se llama Antonio, no César, y a poco que uno lea su obra "Eugenesia de la Hispanidad" se da cuenta de que lo que propone en realidad es una antieugenesia. Esto era muy común en la época: se utilizaba el nombre de eugenesia para cosas que, según la perspectiva actual, no son eugenesia. La Iglesia, por ejemplo, decía que la mejor eugenesia era la jovenlandesal católica. Pero bueno, este tema se puede tratar aparte si alguien tiene dudas.
El caso es que tenemos varias realidades comprobadas:
  • Las ideas eugenésicas son introducidas en España por sectores progresistas. Las defienden muy especialmente anarquistas, republicanos y socialistas. Las derechas se oponen radicalmente.
  • Los únicos periodos en los que las que el eugenismo es reprimido son la Dictadura de Primo de Rivera y la de Franco, es decir los dos únicos periodos en que la sociedad y la política giran hacia la derecha.
  • La democracia -y esto no lo cuenta el profesor de demografía- rehabilita la eugenesia con el aborto eugenésico y la esterilización de deficientes.
Queda claro que el eugenismo es una idea progresista y no hay ningún estudioso académico serio que discuta el hecho, aunque algunos lo intenten minimizar, como nuestro profesor de demografía, inventando una falsísima eugenesia franquista.
En el caso del racismo, el origen progresista e ilustrado también está claro para muchos estudiosos de prestigio, pero pesa mucho la idea de que el racismo sería una cosa de derechas por las asociación que todos hacemos con el régimen nacionalsocialista. Por ello, es algo más difícil encontrar estudios académicos en español que expongan esta raigambre progresista del racismo. Y sobre todo al público general le choca mucho la idea de que el racismo pueda ser algo de izquierdas. Veamos si puede aportar alguna luz esta reseña de un libro sobre el hispanomericanismo durante la Restauración:
Cita
Se nos presenta aquí un exhaustivo estudio del surgimiento y desarrollo del concepto de raza hispana hasta su institucionalización en la festividad del 12 de octubre por primera vez en 1918, llamada entonces «Día de la Raza», denominación con la que hasta hoy mismo mucha gente de generaciones anteriores a la nuestra identifica aún esa fecha. Pero será cuando nos acerquemos al final del libro que descubriremos cómo esa denominación («Día» o «Fiesta de la Raza») fue oficial incluso en la II República y hasta el año 1958, ya en pleno franquismo, cuando la festividad pasó a denominarse «Día de la Hispanidad»,
[...]
Sabemos, como el autor nos recuerda, que el concepto de raza hispana, como los de las demás variantes raciales europeas coetáneas, alberga una indudable raigambre biologicista, puesto que de las ciencias naturales y de la taxonomización antropológica deriva. En principio significaría que las supuestas condiciones biológicas humanas diversas producirían caracteres y aptitudes diferenciados, con su consiguiente repercusión en los países respectivos, en forma de ciclos de expansión, sostenimiento y decadencia. Quienes más insistieron en estas características de la raza fueron los sectores intelectuales más progresistas, fiados más que los conservadores de las virtudes liberadoras de la ciencia. Y en España el krausismo, como es sabido, basó en elementos biológicos y organicistas su concepto de sociedad y autores de esa escuela, como Manuel Sales y Ferré, el primer titular de una cátedra de sociología en la universidad española, estableció un nexo directo entre la decadencia española y su decaimiento físico como raza (ver las clásicas monografías sobre este autor de Jerez Mir y Núñez Encabo). En cambio, desde el conservadurismo, Cánovas siempre sostuvo que el de raza era sólo uno de los ingredientes, y no el más decisivo, para entender el concepto de nación española (nos remitimos a su famoso «Discurso sobre la nación» en el Ateneo de Madrid, de 1882). No obstante, quien primero saca partido de la decadencia de la raza española es Sabino Arana Goiri, que descarta toda relación entre la raza vasca y la raza ibérica (tal como sostenía hasta entonces el mito del vasco-iberismo) para fundar el nacionalismo vasco. Su propuesta llevaba directamente de la raza vasca, supuestamente aislada de todas las demás, a la reivindicación de la independencia política: «Bizkaya ha sido los pasados siglos legítimamente independiente, por serlo innata y originariamente» [Pliegos histórico-políticos (I), 1886-1888, en Obras Completas de Sabino Arana Goiri, Donostia, Sendoa, 1980, 3 vols., I, 75]. Hoy también sabemos que el nacionalismo catalán, el que se inicia con Valentí Almirall casi al mismo tiempo que el sabiniano, tiene un componente esencial racista que quiere desvincular la raza catalana de la española (ver Francisco Caja: La raza catalana: el núcleo doctrinal del catalanismo, Madrid, Encuentro, 2009).
[...]
Por lo que se refiere a ciertos autores que aquí aparecen, la trayectoria de Marcelino Menéndez Pelayo, dentro de su ubicación en el sector conservador de la intelectualidad española del momento, no deja de ser sugerente por muchos motivos. El santanderino defendía la latinidad de la raza española, en particular frente a la raza germana a la que detestaba en todas sus manifestaciones: lo mismo le daban los godos que los krausistas. Sin embargo, y en vista de que lo latino fue postergado frente a lo ibérico en la construcción de una raza hispana común a ambos lados del Atlántico, podríamos pensar que el latinismo de Menéndez Pelayo también fue sacrificado a esa empresa patriótica y por ende americanista. No obstante, sabemos que Menéndez Pelayo secretamente abogaba por lo ibérico dentro de lo latino, pero no lo manifestaba públicamente porque no quería que le confundieran por eso con los republicanos (lo cuenta Javier Varela en su La novela de España, Madrid, Taurus, 1999, pág. 54).
Pedro José Chacón Delgado, Raza hispana: hispanoamericanismo e imaginario nacional en la España de la Restauración, Revista de estudios políticos, N.º 153, 2011 [PDF]
Tres conclusiones que se pueden extraer de aquí:
  1. El "Día de la Raza" lo instituyó el liberalismo de la Restauración y lo mantuvo sin problemas la Segunda República. Es Franco el que lo cambia al "Día de la Hispanidad" con el aplauso de la Falange y de las derechas, que veían ese término mucho más adecuado. Los derechoides que se aferran a la primera denominación quedan retratados en su ignorancia.
  2. Quienes empiezan con los discursos raciales son los progresistas, entre ellos los krausistas, pues parten de la misma concepción naturalista y biologicista del hombre que da lugar a la eugenesia. El progresismo está en el origen de todas estas ideologías que reducen al hombre a la animalidad. Los conservadores y los reaccionarios de la época se oponen a esa interpretación racial.
  3. Los reaccionarios, como Menéndez Pelayo, exaltan la latinidad española frente a la raza germana, que asocian -con razón- al progresismo y a la barbarie.
Habría mucho que hablar sobre estos temas. Y se podrían poner muchos más ejemplos. Pero de momento expongo estos breves apuntes para explicar la raigambre progresista de algunas ideas que hoy han asumido las derechas.
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