La dinastía Románov: los violentos, alcohólicos y excesivos monarcas que crearon el Imperio ruso

Prometheo

Madmaxista
Desde
10 Sep 2012
Mensajes
4.711
Reputación
8.156
Lo dicen los del monarquismo apolillado ABC... :ouch:

La dinastía Románov: los violentos, alcohólicos y excesivos monarcas que crearon el Imperio ruso

El historiador británico Simon Sebag Montefiore publica «Los Románov: 1613-1918», un minucioso repaso a la historia de los zares rusos

nicolas-ii-familia-k7m--620x349@abc.jpg



Románov es sinónimo de ambición, lujuria, elegancia y también de sangre derramada en la nieve. Litros y litros de sangre derramada. El Imperio ruso aumentó durante su largo reinado una media de 142 metros cuadrados al día, o 52.000 metros cuadrados cada año, mientras de fondo se sacrificaban a miles de campesinos, los zares torturaban y mataban a sus hijos, los herederos envenenaban a sus padres, las zarinas asesinaban a sus maridos y un elenco de personajes grotescos desfilaba por la corte.

«El secreto de la supervivencia de esta dinastía rusa está en su comprensión de todo el poder que tenían, pero a la vez del poco poder que tenían. Su poder procedía de una alianza entre el ejército, la aristocracia y la monarquía», explica en una entrevista a ABC Simon Sebag Montefiore (Londres, 1965), quien acaba de publicar «Los Románov: 1613-1918»

A lo largo de casi mil páginas, este historiador inglés narra la aventura de la legendaria dinastía zarista a través del paso de los años. Veinte monarcas y 304 años, en los cuales su sangrienta determinación hizo de los Románov los constructores de un rocoso imperio, tan atrasado en el interior como osado en sus fronteras.

Tras la crisis sembrada con la fin de Iván el Terrible, la nueva dinastía emergió de la mano de Miguel I, que se encontró con un reino empobrecido y sin apenas peso en Europa. «Era un país aislado y ultrareligioso. Tenía más en común con los mongoles que con el resto de Europa», afirma Sebag Montefiore.

Un pequeño principado

Ningún rey europeo estaba dispuesto a mandar a su hija a un lugar tan remoto, por lo que el zar debió hallar esposa de puertas para dentro. Como si se tratara de un certamen de belleza retransmitido para todo el país, Miguel buscó a su esposa en un concurso entre 500 candidatas procedentes, sobre todo, de la nobleza rural. La elección quedó entre seis candidatas, que fueron trasladadas a una mansión especial del Kremlin hasta que el zar manifestó su decisión entregando su pañuelo y un anillo de oro a la joven.

De aquellos tiempos menos lustrosos se pasó, en cuestión de un siglo, al esplendor que trajo Pedro el Grande y a sus intentos de modernizar el país para hacer frente a los problemas exteriores. Sebag Montefiore define a Pedro como un genio que «sabía lo que quería, y tenía los recursos y las habilidades para llevar a cabo sus planes». Además, el gran zar contaba con la perspicacia para conducir un imperio siempre acosado por el sur, este y oeste del continente.


Y todo ello a pesar de su excesiva personalidad. Alcohólico, juerguista y violento con sus ministros, Pedro acostumbraba a reunirse con un «sínodo de borrachos», con el objetivo de disfrazarse y divertirse a costa de todo, incluso del Papa de Roma.

Catalina la Grande era igual de genial a nivel político y de extravagante a nivel privado, salvo que ella no podía permitirse tanto ruido. Procedente de Prusia, Catalina se alió con parte de la aristocracia para desplazar del poder a su marido, el pusilánime Pedro III, y reinar durante 34 años rodeada de amantes poco discretos. «En verdad ella fue igual de licenciosa que otros zares, pero debió andarse con cuidado al ser extranjera. Tuvo amantes y, de hecho, fue muy abierta a la hora de que la aristocracia lo supiera. Quería evitar así que surgieran rumores peores», asegura el autor de «Los Románov: 1613-1918».



Esa misma tras*parencia a la hora de airear quiénes eran sus amantes ha provocado la controversia histórica de si Pablo I es realmente hijo del zar, lo que en caso contrario supondría que la dinastía, en realidad, se apagó en el siglo XVIII. El historiador británico defiende que sí era un Romanóv, pero que su propia progenitora propagó el rumor porque odiaba a su marido y a su hijo: «Ambos eran muy parecidos. No tenían empatía con los demás ni eran buenos actores, en el sentido en el que un político necesita serlo».

En cualquier caso, apenas tuvo tiempo de reinar porque su hijo Alejandro I y su camarilla acabarían con su vida el 23 de marzo de 1801. Así actuaban la maquinaria Romanóv con sus miembros más débiles. «El asesinato era normal para ellos; es un problema de diseño, ¿en qué otro trabajo el hijo tiene que esperar a que su padre se muera para ocupar su puesto?», se pregunta el autor de la obra sobre los reyes del periodo.
Rusia exige siempre un zar

El final definitivo de la dinastía, sin embargo, llegaría en los tiempos convulsos de Nicolás II. El último zar fue un personaje inmovilista y débil, «aferrado hasta el final a esta autocracia sagrada». ¿Hubiera evitado otro monarca el final de la dinastía? Simon Sebag Montefiore se muestra crítico con Nicolás («Era, incluso, más rígido que su padre Alejandro III»), aunque recuerda que hasta su caída gobernó tranquilo veinte años: «Puede que, simplemente, la familia hubiera perdido su toque y diera igual quién estuviera en el trono», sentencia el historiador.

Nicolás II y su familia fueron brutalmente asesinados por los bolcheviques en la madrugada del 16 al 17 de julio de 1918. Si bien se apagó la dinastía, no lo hicieron los zares: Rusia siempre parece necesitar uno. De aquellos líderes gente de izquierdas de la Revolución, Lenin y Stalin, que se enfrentaron a los mismos retos que los Romanóv, se ha evolucionado en la actualidad hacia un nuevo emperador que controla el país con rigidez. El entorno de pilinguin lo llama «El zar» y se dice que, en varias ocasiones, él mismo ha prometido «no abdicar nunca como sí hicieron los peleles de Nicolás II y Mikhaíl Gorvachov».

«Por lo que nos dice la historia, la única manera para que un zar así sea desplazado del poder es que o bien le asesine su sucesor, o bien sea víctima de una rebelión en palacio o bien se le garantice que se podrá retirar sin que le persigan, al igual que hizo Borís Yeltsin», advierte.


La dinastía Románov: los violentos, alcohólicos y excesivos monarcas que crearon el Imperio ruso

7610451.jpg


Eso sí los retrofachas de ABC no dejan de soltar su perla anti-pilinguin rusófoba

De aquellos líderes gente de izquierdas de la Revolución, Lenin y Stalin, que se enfrentaron a los mismos retos que los Romanóv, se ha evolucionado en la actualidad hacia un nuevo emperador que controla el país con rigidez. El entorno de pilinguin lo llama «El zar» y se dice que, en varias ocasiones, él mismo ha prometido «no abdicar nunca como sí hicieron los peleles de Nicolás II y Mikhaíl Gorvachov».
 
Hace unos meses pillé en youtube una joya: una serie rusa para rusos sobre los Romanov moderna y en la que han metido pasta.

Está en inglés pero es lento y merece la pena, os paso el primer capítulo.

watch


Aparte de la calidad me sorprendió que en una serie para consumo interno si tenían que llamar cliente a un rey, se lo llamaban, o borracho a Pedro el Grande, o sanguinaria a Sofía Romanov... es una mezcla rara de respeto al país pero sin mezclarlo con una monarquía que ya no está. No se da en Occidente.
 
Ah, Sebag Montefiore. Típicamente anglo: aun en sus mejores intenciones no puede evitar despreciar a Rusia.
 
Hablar de "los violentos, alcohólicos y excesivos" en caso de Rusia o URSS es como poner multas por exceso de velocidad en F1. Anda que integrantes del Partido Comunista de la Unión Soviética...

La Rusia imperial (y lo dice un polaco oiga) tenía un tejido jovenlandesal sólido. Imperio Ruso creo que era el único imperio que mostraba seria preocupación sobre los cristianos en el Imperio Otomano.
 
Generalizar no es correcto, cada zar fue una persona distinta. Pedro I fue un tirano brutal, pero modernizó su pais. Nicolás II fue un hombre debil y poco inteligente, que cometió el enorme error de entrar en la I GM a favor de los aliados creyendo que se lo iban a agradecer. La plutocracia anglosajona se lo agradeció financiando la revolución bolchevique.
Curioso que el ABC sea tan borbónico y tan antiromanov. Cuando varios de los borbones, como Felipe V, Fernando VII, Carlos IV o Isabel II, dejaron tanto que desear.
 
Generalizar no es correcto, cada zar fue una persona distinta. Pedro I fue un tirano brutal, pero modernizó su pais. Nicolás II fue un hombre debil y poco inteligente, que cometió el enorme error de entrar en la I GM a favor de los aliados creyendo que se lo iban a agradecer. La plutocracia anglosajona se lo agradeció financiando la revolución bolchevique.
Curioso que el ABC sea tan borbónico y tan antiromanov. Cuando varios de los borbones, como Felipe V, Fernando VII, Carlos IV o Isabel II, dejaron tanto que desear.
No se engañe. La lealtad del ABC a los Borbones acaba en el exacto momento en que empiezan los fondos de la NED. El barniz monárquico sólo es un curioso anacronismo en un medio totalmente cooptado por el consenso socialdemócrata. Un poco como conservar la cómoda Chippendale del abuelo en tu zulito VPO.
 
Ah, Sebag Montefiore. Típicamente anglo: aun en sus mejores intenciones no puede evitar despreciar a Rusia.

jorobar, pense que nunca estaria de acuerdo contigo... un historiador ingles, aleman o europeo hablando de Rusia nunca es para tomar en serio
 
Un "historiador" de la Gran Bretaña, el mayor nido de ratas antirrusas que existe en el mundo. Les duele no haber podido hincar el diente en esos vastos territorios.
 
Estos del ABC no se han leído la historia de España en la Edad Media, ¿no? Con reyes como Berenguer Ramón II el Fratricida o Pedro el Cruel. :rolleye: O cualquier otro país europeo, en todas partes cuecen habas.

No hay nada tan extraordinario en los Romanov, teniendo en cuenta los tiempos en los que vivieron. En conjunto su balance es positivo, teniendo en cuenta que sacaron a Rusia de la edad media y llevaron al imperio ruso a su apogeo. E incluso los más criticados han sido víctimas de la leyenda de color, ni Pablo estaba loco ni Nicolás II fue tan malo, débil o incompetente como se le muestra.

Como a los Hohenzollern y los Habsburgo, se los llevó por delante el torbellino de fuerzas desencadenadas por la Primera Guerra Mundial.

La historia de Rusia es fascinante, y la serie rusa sobre los Romanov que ha mencionado un forero es altamente recomendable. Muy amena sin desmerecer el rigor histórico.
 
Última edición:
Estos del ABC no se han leído la historia de España en la Edad Media, ¿no? Con reyes como Berenguer Ramón II el Fratricida o Pedro el Cruel. :rolleye: O cualquier otro país europeo, en todas partes cuecen habas.

No hay nada tan extraordinario en los Romanov, teniendo en cuenta los tiempos en los que vivieron. En conjunto su balance es positivo, teniendo en cuenta que sacaron a Rusia de la edad media y llevaron al imperio ruso a su apogeo. E incluso los más criticados han sido víctimas de la leyenda de color, ni Pablo estaba loco ni Nicolás II fue tan malo, débil o incompetente como se le muestra.

Como a los Hohenzollern y los Habsburgo, se los llevó por delante el torbellino de fuerzas desencadenadas por la Primera Guerra Mundial.

La historia de Rusia es fascinante, y la serie rusa sobre los Romanov que ha mencionado un forero es altamente recomendable. Muy amena sin desmerecer el rigor histórico.
¡Eh, el Justiciero!

Que un servidor como descendiente de hidalgos pobres y de (((Mercaderes))) sefarditas debe bastante a ese rey. El mote de Cruel le viene por sus rifirrafes con la alta nobleza (los Guzmanes) y por su obsesión con doña María Coronel a la que hizo un Betsabé (y ella pasó de él quemándose la cara con aceite hirviendo). Pero era un tipo que mayormente se dedicaba a sus líos de faldas, su afición a la arquitectura y dejar en paz a la gente mientras no diera por ojo ciego, pagase sus diezmos y en el caso de los hidalgos prestase el servicio que le correspondía.
 
Volver