La dictadura digital: así es como muere la Libertad, con un estruendoso aplauso

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La dictadura digital: así es como muere la Libertad, con un estruendoso aplauso

En 2005 se estrenó el llamado Episodio III de la saga de Star Wars, “La venganza de los Sith”, una película muy interesante desde un punto de vista político.

Liquidando la Libertad para «preservar el orden y la seguridad de la sociedad»

Para los que no hayan visto la película y los dos primeros episodios (aviso: si vas a verlos, a continuación adelantaré muchos detalles importantes), lo que nos importa del argumento es que, en una galaxia ficticia, gobernada por una república al estilo romano, se desencadena una guerra civil. La contienda es aprovechada por el senador Sheev Palpatine para ser elegido supremo canciller.

Con la excusa de la guerra, el nuevo canciller logra hacerse con poderes extraordinarios. En realidad, él mismo, en secreto, está fomentando el conflicto para acumular más poder. Cuando la guerra termina y llega el momento de que el canciller renuncie a sus poderes extraordinarios, la orden de los Jedi, los antiguos guardianes de la república, descubre la conspiración del malvado canciller e intenta deponerle, sin éxito. Palpatine ordena apiolar a todos los Jedi, tras apiolar a varios de ellos mientras presume a gritos de su “ilimitado poder”.

El canciller presenta lo ocurrido como un golpe de Estado y en una sesión especial del senado galáctico, Palpatine se declara emperador con el pretexto de “preservar el orden y la seguridad de la sociedad”. La amplia mayoría de los miembros del senado acogen el anuncio con un prolongado aplauso. La senadora Padmé Amidala, que se da cuenta de lo que significa ese anuncio, comenta: “Así es como muere la Libertad, con un estruendoso aplauso”. Es, sin duda, uno de los mejores momentos de la película. Podéis verlo aquí:



El peligro de depositar un poder excesivo en unas pocas manos

No traigo el argumento de esa película porque vea en él alegoría alguna. Lo que importa del caso es el riesgo de concentrar un excesivo poder en una o unas pocas personas apelando a circunstancias extraordinarias, un poder que permite manipular a la opinión pública, erosionar las instituciones y finalmente acabar con la libertades y la democracia.

Lo que está pasando en nuestro mundo

Dejemos a un lado esa lejana galaxia y situémonos en nuestro propio mundo. Llevamos casi un año viviendo unas circunstancias muy extraordinarias, con una esa época en el 2020 de la que yo le hablo que se ha cobrado muchísimas vidas y que ya parece amenazar nuestro propio modo de vida. Algunos gobiernos han aprovechado la oportunidad para exhibir unas actitudes genuinamente autoritarias, confinando a la gente en sus casas durante meses, limitando derechos y libertades fundamentales, evitando el control parlamentario de esas medidas extraordinarias, e incluso estableciendo de forma casi indefinida una cosa que antes nos parecía tan propia de dictaduras como es el toque de queda.

Si hace sólo un año nos hubiese dicho alguien que esto podría pasar, muchos le habrían tachado de exagerado y lunático. Pues está pasando. La guinda, además, es que grandes corporaciones empresariales han decidido lanzar una ofensiva sin precedentes contra la libertad de expresión, recortando más y más las cosas que podemos decir en las redes sociales, censurando y suspendiendo a usuarios por los motivos más arbitrarios y llegando al punto en que parece que en el debate público ya no se van a poder decir ciertas cosas que contradicen el pensamiento único progre, salvo que quieras perder todo lo que durante años has venido escribiendo en esas plataformas digitales.

La Libertad se muere entre la indiferencia y el aplauso de muchos

Este momento nos está demostrando lo frágiles que pueden llegar a ser la Libertad y la democracia, cuando ya casi creíamos que sólo un loco ridículo sería capaz de querer arrebatárnoslas. Pero si aún nos quedan dudas de esa fragilidad, basta con ver las reacciones a esa ofensiva contra la libertad de expresión, algunas más bien inesperadas: liberales y centristas que aprueban esa nueva censura con tanto o más entusiasmo que socialistas y comunistas (tal vez sin darse cuenta de que ellos serán los siguientes); medios de comunicación que se muestran indiferentes, cuando no lo aprueban o incluso lo reclaman; y casi todos los partidos políticos callados o apoyando esta nueva dictadura digital.

A mucha gente todo esto le importa poco (ya está la telebasura para distraerles), y a muchos incluso les parece bien que se imponga la censura (una palabrajea que hasta hace no mucho parecía feísima) contra millones de personas simplemente porque no piensan como ellos. Muchos políticos y medios ya les han predispuesto con miles de horas de anestesia televisiva que etiqueta como “repruebo” toda discrepancia del pensamiento “correcto”. Nunca habíamos tenido tantos “demócratas” incapaces de admitir que nadie les discuta nada y que llaman “fascista” a todo el que les lleva la contraria.

Hace 15 años, cuando se estrenó “La venganza de los Sith”, muchos vieron aquel aplauso como algo espeluznante y propio de una distopía autoritaria, pero hoy una parte de ellos están aplaudiendo a los nuevos Palpatines. Y así, amigos míos, es como muere la Libertad: con un estruendoso aplauso.




Resistencia

P.D.: no pensarías que nuestra película acababa así, ¿no? Ahora llega la hora de la Resistencia contra esa dictadura digital. Somos muchos los que nos negamos a quedarnos de brazos cruzados mientras otros pisotean nuestras libertades. En esta tarea nos pueden servir de guía las sabias palabras de don Miguel de Cervantes escribió en el Capítulo LVIII de “El Quijote”:

“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida”.
 
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La libertad murió en el momento en el que alguien dijo "uy, pero ¿a quien le van a importar mis fotos y mis mensajes?" seguido del "el que debe algo teme" y el "¿por qué te da tanto miedo las redes sociales?".

Mucho hablar de libertad, pero el otro dia dice whatsapp que a partir de ahora va a compartir datos con Facebook y nadie se cosca. Yo uso surespot y signal, y quien quiera hablar conmigo debe tenerlos, pero "claaaaaaaaaaaaaaro es que muy poca gente lo tiene y whatsapp es taaaaaaaaan cómodo".

Y luego el llevar el telefonito contigo a todas partes con el GPS a tope "no sea que haya una emergencia" (de algún meme que tengas que ver YA o dios te libre de tener que sentarte cinco segundos sin tener una pantalla enfrente). Yo salgo a correr con mi mp3 del año de la pepa y para las pulsaciones uso mi dedómetro. En casa tengo mi bicicleta y mis máquinas que si que tienen control de pulsaciones pero no estan conectadas a ninguna cosa. Y quien quiera llamarme que deje un mensaje que ya le responderé.

Una modificación personal a la famosa frase de B Frankin: "Quien renuncia a la libertad por la comodidad acabará sin la primera y siendo esclavo de la segunda".
 
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