Hoy volviendo yo solo en el bus, noche cerrada ya, muerto de frío; jóvenes felices de empezar sus vacaciones, familias comprando regalos, dulces, cenas en comunidad...yo más solo que la una, sin visos de solución, rozando ya los 35.
Llegar a mi casa, hecha un ardor de estomago, sin limpiar desde hace meses (para qué limpiar si nadie va a venir por aquí?); mis amigos, quién más quién menos, emparejado o criando niños, los que están libres son unos juerguistas viciosos a los que no consigo seguir el ritmo y cuyo modo de vida (el mismo desde los 19 años) me agota y me hunde aún más.
La gente me dice qué por qué no tengo pareja, si soy un tío guapo, atractivo, que está trabajando en educación (sin plaza), pero es que ya sé lo que hay. El buen pescado está vendido, las de veinte años para abajo cada vez más imposibles, ni siquiera la fiesta es lo que era: copas caras, nadie con quién salir, niñatos pelo platano por todas partes, perreo...Y como sabemos hoy en día cualquier craco te viene con exigencias, a esta edad más, con lo que voy a encontrar cero empatía con una mujer. Un cuadro.
Necesitaba desahogarme en estas pilinguis navidades. Las mil y una que paso solo.