Si al menos fuera un reemplazo total, el pueblo que nos sustituyera se haría con la tierra y viviría en paz.
Pero no, es una mezcla caótica de gente completamente distinta para que estemos todo el rato peleándonos entre nosotros. Y por si no fuera poco mezclar pueblos totalmente distintos en muy poco tiempo, el enemigo se dedica a dividir aún más y siembra divisiones absurdas con los identitarismos.
Al final detrás de todo esto está el mal, la serpiente antigua. El grupo de poder que ésta use para efectuar sus planes es indiferente. Ayer fueron unos, hoy son son otros, y mañana otros. La constante es que siempre habrá gobernantres descarriados (salvo algunos pocos reyes santos). Algunos ni siquiera se dan cuenta de que están siendo utilizados por el mal.