Los rusos eran profundamente odiados en todos los países invadidos; de hecho, también lo eran en casi todas sus repúblicas. Había escasez. Había ineficiencia: 2 o 3 personas haciendo el mismo trabajo para cumplir con la misión del Estado de dar trabajo a todos. Había una absoluta falta de ambición al no existir perspectivas; todo se reducía al amor a la patria y al partido. Comida de cosa y tras hacer larga cola. La gente buscaba pequeñas ventajas, como conseguir unos lápices de colores o enterarse de cuando traían las salchichas a la tienda. Delación: el urbanismo estaba pensado para que los vecinos estuviesen continuamente espiándose los unos a los otros y delatando a los enemigos del partido. Cultura de la picaresca (robar materiales mientras se construían las viviendas estatales era muy habitual). Hacerse del partido solo para medrar (sin que nadie creyese en nada). El partido estaba profundamente corrupto, con unos cuadros que eran una casta privilegiada que disfrutaba de riquezas y privilegios. Hablando ya concretamente de la URSS, su administración fue desastrosa al ser un país gigantesco; grandes zonas del país quedaron en el subdesarrollo. Se centraron obsesivamente en determinados sectores industriales donde fueron punteros y dejaron de lado otros. El sector terciario no existía. Había dinero, pero no servía para comprar nada. Absoluta falta de previsión e incapacidad para adaptarse a los retos económicos. Desprecio por la vida humana; el individuo no valía nada.