Otro victoria impresionante , y esta vez sin aliados indígenas, se dio al principio de la expedición de Hernán Cortés en tierras mexicanas contra los mayas , fue la victoria en la batalla de Centla. 10 .000 - 40.000 mayas (según las crónicas) contra 410 españoles. Murieron 800 mayas y del lado español hubo que lamentar 2 bajas.
En palabras de Bernal Díaz del Castillo, un soldado que formó parte de la expedición, así fue el combate:
“Como eran grandes escuadrones, que todas las sabanas cubrían y se vienen como rabiosos y nos cercan por todas partes, y tiran tanta flecha y vara, y piedra, que de la primera arremetida hirieron a más de setenta de los nuestros, y con las lanzas pie con pie nos hacían mucho daño ; y un soldado murió luego de un flechazo que le dieron por el oído”.
Cuando parecía que la batalla no estaba decidida para ningún de los dos bandos, Cortés acompañado de sus capitanes (Cortés, Olid, Alvarado, Puerto Carrero, Escalante, de Montejo, de Ávila, Velázquez de León, de Morla, Lares, de Trujillo, de Bayamo, y Gonzalo Domínguez) realizaron una “carga jineta” contra los indígenas, quienes retrocedieron ante el ímpetu del ataque, asombrados al ver la fuerza y velocidad de unos animales que nunca habían visto.
Incluso hay fuentes primarias que comentan que los nativos pensaban que el jinete y el caballo eran un solo ser. Poco a poco los contingentes de arqueros y honderos chontales fueron “desbaratados”, puestos en fuga ante las estocadas de los jinetes que recorrían el llano a diestra y siniestra.
Las bajas entre los mayas chontales fueron de 800, “y muchos estaban medio muertos quejándose de las heridas” (Díaz del Castillo), mientras que los españoles tuvieron dos muertos y de acuerdo a Juan Miralles, entre 80 y 120 heridos. De los jinetes que salvaron el día, tres resultaron heridos, así como cinco caballos. Un dato anecdótico de la batalla registrado por López de Gómara es que algunos españoles vieron a los santos apóstoles Santiago y San Pedro montados en corceles blancos en lo más intenso de la batalla, “dando lanzadas y estocadas a los indios”, antes de la intervención de Cortés y los otros jinetes.