Redbull Vol. II
Madmaxista
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Ante la abrumadora peticion popular ( bueno fue solo uno) pongo un tochito sobre los acontecimientos de los ultimos dias de Isabell II como reina de España.
La notica del pronunciamiento en Cadiz cayó como una bomba en la corte de San Sebastian, y no por falta de avisos, avisos tuvieron muchos, pero el exceso de confianza de González Bravo los minusvaloro, solo le quedaba presentar la dimisión y recomendar a la reina que designase un general para frenar la revolución, durante toda la estancia de la reina se había intentado gestionar una entrevista con Napoleón III que estaba en Bayona pero el taimado Napoleón II solo daba largas, La postura del emperador francés era totalmente indigna, estaba al corriente de los planes y había decido dejar caer a Isabel II, finalmente al saberse del pronunciamiento de Cádiz se decidió concentrarse en los asuntos internos ya que estaba claro no se podía esperar apoyo de fuera, se nombro presidente del gobierno al marqués de la Habana el general Jose Gutiérrez de la Concha, este cambio ya estaba previsto desde hacia algunas semanas y los acontecimientos lo único que hicieron fue precipitarlo, el primer impulso de la reina es trasladarse a Cádiz para negociar con los levantados, pero se la hace desistir, el nuevo presidente al instante se traslado a Madrid a tomar el mando, divido el territorio en cuatro distritos militares, uno en Castilla la Nueva y Valencia al mando de su hermano Manuel Gutiérrez de la Concha marqués del Duero, otro en Cataluña y Aragón al mando del conde de Cheste, otro en Andalucía al mando del marqués de Novaliches y el de Castilla la Vieja, Galicia y Asturias al mando del general Calonge, ordenando que acudiesen a tomar el mando sin pérdida de tiempo.
En Madrid el marqués de la Habana recibió la visita del marqués de Miraflores quien además de las medidas militares le propuso tomar medidas políticas como promesas de mayor conciliación y convocatoria de nuevas elecciones, el buen marques estaba cargado de buenas intenciones, pero eso no había funcionado en los cinco años anteriores y no eran tiempo de ofertas políticas, o al menos no hasta conseguir una victoria militar que hiciese entrar en razón a Serrano, Prim y compañía.
El día 20 envió un telegrama a la reina comunicándole las decisiones tomadas y pidiendo su regreso a la corte, insistiendo el 21 en su pronto regreso, la reina estaba dispuesta, pues nunca le falto el valor, no asi su marido, en este segundo telegrama agrego que le parecía conveniente no la acompañase Marfory, lo que no gusto a la reina ni a Marfory.
Calonge consiguió dominar la situación en Santander, se concentraron esfuerzos para combatir en Andalucía, en los que se incluyo a un regimiento de húsares al mando del conde Girgenty, es de suponer que no se pidió parecer a la reina sobre este punto, pero de haber sido solicitada su opinión y de haber sido tenida en cuenta la opinión de la reina no se hubiera enviado a su yerno, la reina tenía la idea de que era gafe, y algo de razón no le faltaba, valiente sí que era, estaba en el extranjero cuando estallo la revolución y voló a Madrid para ponerse al frente de las tropas a su mando, el contraste con su suegro era notorio.
La situación era apurada pero no desesperada, Madrid se mantenía en espectante calma y las tropas de la guarnición nada poco apreciables se mantenían leales, Cataluña estaba bajo control de momento, pero había prisa por tener una victoria, se envió a Novaliches un telegrama de esos que a ningún militar gusta recibir
“El ministro de la Guerra al General en Jefe. La situación de la costa del Mediterráneo es tal, que se hace absolutamente necesario que obtenga V.E. mañana una victoria”
“Alea jacta est “debió pensar Novaliches, antes del combate recibió a López de Ayala el autor de la proclama de la España con honra de triste fama, como enviado de Serrano, intentando atraérselo a su bando, fue despedido con buenas palabras, y se apresto al combate. El enfrentamiento tendría lugar el 28 de Septiembre de 1868 en el puente de Alcolea, donde hacía 60 años tambien se había combatido a los franceses, enviando al general Echevarría con fuerzas suficientes para atacar el puente desde la orilla derecha mientras Novaliches lo hacía por la opuesta al dividir sus fuerzas cometió un error, pues Serrano tenia los suyas compactas y eran numéricamente superiores al no estar divididas. Acometer el ataque simultáneamente en las dos orillas requería una sincronización que era muy difícil de coordinar con los medios de comunicación de la época, Serrano supo aprovechar esa ventaja, además Echevarría entablo el combate con sus tropas fatigadas después de una larga marcha, mientras las de Serrano estaban descansadas pues habían llegado en ferrocarril. El combate de Echevarría y sus tropas fue un derroche de valor, pena que el enemigo no fuese extranjero.
Tras dos horas de combate se escucho el primer cañonazo de las tropas de Novaliches, eran las cinco de la tarde, eso animo a las tropas, pero el empuje de los rebeldes no declino, y los isabelinos tuvieron que empezar a retroceder, anocheció ese día a las seis menos 12 minutos, y al hacerse noche no dejo de disparar la artillería de Novaliches, desde la distancia ve Echeverría el combate en el puente de Alcolea, y distingue que el ataque a sido infructuoso, de valor indudable Novaliches se había puesto al frente y fue herido en la primera acometida en el puente, la batalla tuvo resultado indeciso, se podría haber ganado por Novaliches de haber apresurado a sus tropas a ocupar el puente antes de la llegada de las tropas de Serrano, o de no ser porque las tropas de Echevarría que había enviado por un vado para atacar el puente desde las dos orillas se viesen envueltas en combate a una hora de la tarde que implicaba que en medio de la batalla cayese la noche, o de no haber sido herido Novaliches en la primera acometida, el caso es que los dos ejércitos conservaron sus posiciones y durmieron en sus respectivos campos.
El general A‘Posteriori es el más victorioso de la historia, pero sin caer en estratega de barra de bar, no me resisto a expresar que de haber hecho Novaliches un mejor uso de su superior artillería el resultado de la batalla hubiera podido ser otro, antes de cargar sobre el puente debió aprovechar el superior alcance de su artillería para ablandar las posiciones del enemigo sin sufrir bajas propias, y una vez bien castigadas las tropas de Serrano por un fuego al que no tenían respuesta y cargar con decisión al alba del día siguiente
Tras la herida de Novaliches recayó el mando en el general Paredes, ordenado la retirada hasta la población del Carpio, las bajas entre muertos y heridos fueron de unos 800 hombres entre los revolucionarios y 757 entre los leales a la reina.
En comunicación telegráfica con el presidente del gobierno este le pregunta a Paredes si puede sostener sus posiciones a lo que responde afirmativamente y además dice que puede prescindir de dos batallones para enviarlos a Madrid.
Pero esta tragedia se representaba en varios escenarios al unisonó, volvamos al norte para saber lo que ocurría en la capital del todavía reino de Isabel II,
En San Sebastián la reina recibía consejos de todo tipo, siendo bastantes los que aconsejaban la abdicación en el Príncipe de Asturias, llegaron tambien hasta la reina emisarios de Serrano y de Prim que por separado y al parecer sin tener conocimiento el uno de lo que hacía le otro ofrecieron a la reina recibir al príncipe para proclamarlo rey, pero con buen juicio la reina decidió que si se traicionaban entre ellos muy bien podrían traicionarla a ella otra vez y decidió no arriesgar la vida de su hijo, ademas muy posiblemente la reina recordase su infancia sin nadie que le diese afecto y siendo manejada por los intereses de los políticos y no deseaba eso para su muy amado hijo, mucho lloro la reina, por la ingratitud y por el destino de España que no hacía falta ser muy lúcido para ver muy neցro, era Isabel II mujer de lagrima fácil, pero en esta ocasión tenia fundados motivos para hacerlo.
La reina intento viajar a Madrid el 21 de Septiembre, siendo suspendido el viaje por recomendación del gobierno hasta no estar clara la situación en Madrid, a nadie oculto la reina su deseo de ir a Madrid, en esos momentos su único apoyo militar era el batallón de los siempre leales ingenieros que hacían la guardia exterior de su residencia y los alabarderos que daban la guardia interior, todas las noticias que llegaban eran malas por no decir funestas.
Nos cuenta Bermejo que la reina le pidió al brigadier Castillo que mandaba a los ingenieros a un oficial para una misión secreta en Madrid, y supone Bermejo que se trataba de enviar un mensaje a Novaliches sobre la desconfianza que la reina tenía en la lealtad del general Concha, pero a mí me parece más bien que tan secreta misión se trataba de traer a San Sebastián las joyas de la reina, que estaban en poder de la reina en su exilio y no es razonable pensar que se las hubiera llevado todas para un viaje de veraneo, y como muy bien sabemos por boca del infame Figuerola no estaban en Palacio cuando los revolucionarios lo ocuparon.
El día 25 se volvió a ordenar el regreso de la reina, contra el parecer de Concha, esta vez viajaría acompañada solamente de su hijo y su marido (a quien no gustaba nada la idea) estando ya subidos al tren llegaron dos telegramas cifrados anunciando que la vía estaba cortada, la reina insistió en salir y llegar hasta donde la vía estuviese cortada a todo trance, se dice que dijo
“Basta de vacilaciones, A Madrid sin detenerse, Yo no salgo de este tren sino para entrar en Madrid”
Roncali tercio y expuso los inconvenientes y riesgos, se decidió averiguar dónde y quien había cortado la vía férrea, pero la línea telegráfica estaba cortada, no había comunicación con Madrid, a pesar de eso la valiente reina insistía en viajar con valerosa persistencia, nunca fue fistro la reina, finalmente la reina se sometió al parecer de Roncali que a fin de cuentas era el representante del gobierno, hasta en sus últimos días la reina se sometía al consejo de sus ministros, ejemplo de constitucionalidad hasta el fin. Regreso a sus aposentos muy contrariada.
Se comprobó que la vía férrea no había sido cortada cuando horas después llego el tren correo sin novedad, no se aclaro quien había puesto el dichoso telegrama, pero todos los dedos apuntan al marqués de la Habana, puesto que el telegrama estaba cifrado y solo el gobierno conocía esa cifra, nadie ajeno al gobierno pudo ponerlo.
Volvamos a Madrid para saber que pasaba en ese escenario, tras conocer el resultado de la batalla de Alcolea el marqués de la Habana convoco en la madrugada del 29 un consejo de guerra con los directores generales de todas las armas, el capitán general de Madrid, en general jefe del ejercito de Castilla la nueva, su hermano el marqués del Duero, y el gobernador civil de Madrid el Sr. Berriz.
El presidente del consejo de ministros les dijo que aquella era una reunión consultiva y que podían hablar en confianza porque la última decisión sería suya, dijo que tenía información de que la corte barajaba retirarse a Francia y pidió su parecer en ese caso, en realidad la reina no le había manifestado nada al respecto.
El gobernador de Madrid dijo que podría mantener el orden en la ciudad si el ejercito le apoyaba, y hasta el momento la guarnición de Madrid se mantenía leal, se decido mantener el orden a todo trance y se dieron disposiciones para ello. Solo se mostro disconforme el marqués del Duero que consideraba la situación insostenible y propuso entrar en tratos con Serrano, excluyendo a Prim.
A la mañana siguiente viendo el gobernado que no se habían ejecutado el despliegue de tropas previsto para el sostenimiento del orden se dirigió al despacho del general Concha, donde se encontró con Nicolás Maria Rivero, con el republicano Figueras y otros revolucionarios, el marqués del Duero le dijo que su presencia y buenos servicios ya no eran necesarios y que se retirase a su casa, y se disponía a hacerlo cuando el otro general Concha le dijo que aun tenía un servicio que prestar, y que había decidido que lo acompañase a San Sebastián para poner a la reina al corriente de los acontecimientos personalmente, vestido de paisano el general Concha se dirigió a la estación del norte donde debería estar esperándole un tren especial y una escolta de la guardia civil, pero la escolta no estaba y los ferroviarios habían boicoteado la salida del tren, encontrándose con gente hostil que los increpaba cuando la situación parecía que se ponía peor apareció la guardia civil y se refugiaron en el cuartel de la Montaña, que se mantenía leal, como tambien lo hacían las del cuartel de San Gil, pero Concha decidió dejar correr los acontecimientos. Es más salió del cuartel y busco otro refugio para evitar siquiera la sospecha de que tenía esa intención.
¿Por qué el marqués de la Habana cambio de parecer y decidió dejar caer a Isabel II? Los generales que debían haberse puesto al frente de la tropas para el sostenimiento del orden esa misma noche recibieron un permiso para residir en el extranjero que no habían solicitado, a buen entendedor, pocas palabras.
Estando en el Carpio Echevarría se recibe el siguiente telegrama.
“El ministro de la guerra ha hecho dimisión, Marqués del Duero general en jefe accidental, Agitación en Madrid, De V.E. paso franco al duque de la Torre”
Y poco después otro que decía.
"Gobierno provisional, Madrid pronunciado con grande entusiasmo sin derramamiento de sangre, El pueblo ha fraternizado con el ejercito al grito de viva la libertad y la soberanía nacional. El general Ros de Olano”
La verdad es que el ejército si bien por falta de órdenes no lucho tampoco es cierto que fraternizara, más bien veía expectante y sorprendido los acontecimientos, como gran parte de los españoles.
Llego la noticia de estos telegramas a la reina, que cayó en justificada tristeza, ya se le aconsejaba abiertamente que se retirase a Francia, cada vez la reina estaba más sola, solo las tropas de ingenieros insistían en su defensa y estaban dispuestas a combatir por ella, en un desesperado intento el general Calonge envió un telegrama diciendo que lo esperasen que se dirigía a San Sebastián con tres batallones, pero se le sublevaron por el camino, fue el ultimísimo intento de un hombre leal.
Finalmente la reina decidió exiliarse, entre lágrimas dirigió unas palabras a los leales que aún le quedaban, como la marquesa de Novaliches, que pese a tener a su marido gravemente herido no consintió en separarse de su Señora.
“Grande es el tormento que me causa este alejamiento forzado del suelo en que nací, pero si mi ausencia ha de ser para bien de los españoles, sufriré resignada mi destierro, que endulzara la idea de ver felices a los españoles”
Todos sabemos que los españoles no fueron más felices por su ausencia, y hasta ese adulzamiento le fue negado, una muchedumbre silenciosa pero no hostil contemplo el espectáculo de la salida de la reina hacia Francia, donde un hipócrita Napoleón la recibió, pero lo sucedido en Francia merece capítulo aparte, lo mismo que los destinos de España ya sin reina.
La notica del pronunciamiento en Cadiz cayó como una bomba en la corte de San Sebastian, y no por falta de avisos, avisos tuvieron muchos, pero el exceso de confianza de González Bravo los minusvaloro, solo le quedaba presentar la dimisión y recomendar a la reina que designase un general para frenar la revolución, durante toda la estancia de la reina se había intentado gestionar una entrevista con Napoleón III que estaba en Bayona pero el taimado Napoleón II solo daba largas, La postura del emperador francés era totalmente indigna, estaba al corriente de los planes y había decido dejar caer a Isabel II, finalmente al saberse del pronunciamiento de Cádiz se decidió concentrarse en los asuntos internos ya que estaba claro no se podía esperar apoyo de fuera, se nombro presidente del gobierno al marqués de la Habana el general Jose Gutiérrez de la Concha, este cambio ya estaba previsto desde hacia algunas semanas y los acontecimientos lo único que hicieron fue precipitarlo, el primer impulso de la reina es trasladarse a Cádiz para negociar con los levantados, pero se la hace desistir, el nuevo presidente al instante se traslado a Madrid a tomar el mando, divido el territorio en cuatro distritos militares, uno en Castilla la Nueva y Valencia al mando de su hermano Manuel Gutiérrez de la Concha marqués del Duero, otro en Cataluña y Aragón al mando del conde de Cheste, otro en Andalucía al mando del marqués de Novaliches y el de Castilla la Vieja, Galicia y Asturias al mando del general Calonge, ordenando que acudiesen a tomar el mando sin pérdida de tiempo.
En Madrid el marqués de la Habana recibió la visita del marqués de Miraflores quien además de las medidas militares le propuso tomar medidas políticas como promesas de mayor conciliación y convocatoria de nuevas elecciones, el buen marques estaba cargado de buenas intenciones, pero eso no había funcionado en los cinco años anteriores y no eran tiempo de ofertas políticas, o al menos no hasta conseguir una victoria militar que hiciese entrar en razón a Serrano, Prim y compañía.
El día 20 envió un telegrama a la reina comunicándole las decisiones tomadas y pidiendo su regreso a la corte, insistiendo el 21 en su pronto regreso, la reina estaba dispuesta, pues nunca le falto el valor, no asi su marido, en este segundo telegrama agrego que le parecía conveniente no la acompañase Marfory, lo que no gusto a la reina ni a Marfory.
Calonge consiguió dominar la situación en Santander, se concentraron esfuerzos para combatir en Andalucía, en los que se incluyo a un regimiento de húsares al mando del conde Girgenty, es de suponer que no se pidió parecer a la reina sobre este punto, pero de haber sido solicitada su opinión y de haber sido tenida en cuenta la opinión de la reina no se hubiera enviado a su yerno, la reina tenía la idea de que era gafe, y algo de razón no le faltaba, valiente sí que era, estaba en el extranjero cuando estallo la revolución y voló a Madrid para ponerse al frente de las tropas a su mando, el contraste con su suegro era notorio.
La situación era apurada pero no desesperada, Madrid se mantenía en espectante calma y las tropas de la guarnición nada poco apreciables se mantenían leales, Cataluña estaba bajo control de momento, pero había prisa por tener una victoria, se envió a Novaliches un telegrama de esos que a ningún militar gusta recibir
“El ministro de la Guerra al General en Jefe. La situación de la costa del Mediterráneo es tal, que se hace absolutamente necesario que obtenga V.E. mañana una victoria”
“Alea jacta est “debió pensar Novaliches, antes del combate recibió a López de Ayala el autor de la proclama de la España con honra de triste fama, como enviado de Serrano, intentando atraérselo a su bando, fue despedido con buenas palabras, y se apresto al combate. El enfrentamiento tendría lugar el 28 de Septiembre de 1868 en el puente de Alcolea, donde hacía 60 años tambien se había combatido a los franceses, enviando al general Echevarría con fuerzas suficientes para atacar el puente desde la orilla derecha mientras Novaliches lo hacía por la opuesta al dividir sus fuerzas cometió un error, pues Serrano tenia los suyas compactas y eran numéricamente superiores al no estar divididas. Acometer el ataque simultáneamente en las dos orillas requería una sincronización que era muy difícil de coordinar con los medios de comunicación de la época, Serrano supo aprovechar esa ventaja, además Echevarría entablo el combate con sus tropas fatigadas después de una larga marcha, mientras las de Serrano estaban descansadas pues habían llegado en ferrocarril. El combate de Echevarría y sus tropas fue un derroche de valor, pena que el enemigo no fuese extranjero.
Tras dos horas de combate se escucho el primer cañonazo de las tropas de Novaliches, eran las cinco de la tarde, eso animo a las tropas, pero el empuje de los rebeldes no declino, y los isabelinos tuvieron que empezar a retroceder, anocheció ese día a las seis menos 12 minutos, y al hacerse noche no dejo de disparar la artillería de Novaliches, desde la distancia ve Echeverría el combate en el puente de Alcolea, y distingue que el ataque a sido infructuoso, de valor indudable Novaliches se había puesto al frente y fue herido en la primera acometida en el puente, la batalla tuvo resultado indeciso, se podría haber ganado por Novaliches de haber apresurado a sus tropas a ocupar el puente antes de la llegada de las tropas de Serrano, o de no ser porque las tropas de Echevarría que había enviado por un vado para atacar el puente desde las dos orillas se viesen envueltas en combate a una hora de la tarde que implicaba que en medio de la batalla cayese la noche, o de no haber sido herido Novaliches en la primera acometida, el caso es que los dos ejércitos conservaron sus posiciones y durmieron en sus respectivos campos.
El general A‘Posteriori es el más victorioso de la historia, pero sin caer en estratega de barra de bar, no me resisto a expresar que de haber hecho Novaliches un mejor uso de su superior artillería el resultado de la batalla hubiera podido ser otro, antes de cargar sobre el puente debió aprovechar el superior alcance de su artillería para ablandar las posiciones del enemigo sin sufrir bajas propias, y una vez bien castigadas las tropas de Serrano por un fuego al que no tenían respuesta y cargar con decisión al alba del día siguiente
Tras la herida de Novaliches recayó el mando en el general Paredes, ordenado la retirada hasta la población del Carpio, las bajas entre muertos y heridos fueron de unos 800 hombres entre los revolucionarios y 757 entre los leales a la reina.
En comunicación telegráfica con el presidente del gobierno este le pregunta a Paredes si puede sostener sus posiciones a lo que responde afirmativamente y además dice que puede prescindir de dos batallones para enviarlos a Madrid.
Pero esta tragedia se representaba en varios escenarios al unisonó, volvamos al norte para saber lo que ocurría en la capital del todavía reino de Isabel II,
En San Sebastián la reina recibía consejos de todo tipo, siendo bastantes los que aconsejaban la abdicación en el Príncipe de Asturias, llegaron tambien hasta la reina emisarios de Serrano y de Prim que por separado y al parecer sin tener conocimiento el uno de lo que hacía le otro ofrecieron a la reina recibir al príncipe para proclamarlo rey, pero con buen juicio la reina decidió que si se traicionaban entre ellos muy bien podrían traicionarla a ella otra vez y decidió no arriesgar la vida de su hijo, ademas muy posiblemente la reina recordase su infancia sin nadie que le diese afecto y siendo manejada por los intereses de los políticos y no deseaba eso para su muy amado hijo, mucho lloro la reina, por la ingratitud y por el destino de España que no hacía falta ser muy lúcido para ver muy neցro, era Isabel II mujer de lagrima fácil, pero en esta ocasión tenia fundados motivos para hacerlo.
La reina intento viajar a Madrid el 21 de Septiembre, siendo suspendido el viaje por recomendación del gobierno hasta no estar clara la situación en Madrid, a nadie oculto la reina su deseo de ir a Madrid, en esos momentos su único apoyo militar era el batallón de los siempre leales ingenieros que hacían la guardia exterior de su residencia y los alabarderos que daban la guardia interior, todas las noticias que llegaban eran malas por no decir funestas.
Nos cuenta Bermejo que la reina le pidió al brigadier Castillo que mandaba a los ingenieros a un oficial para una misión secreta en Madrid, y supone Bermejo que se trataba de enviar un mensaje a Novaliches sobre la desconfianza que la reina tenía en la lealtad del general Concha, pero a mí me parece más bien que tan secreta misión se trataba de traer a San Sebastián las joyas de la reina, que estaban en poder de la reina en su exilio y no es razonable pensar que se las hubiera llevado todas para un viaje de veraneo, y como muy bien sabemos por boca del infame Figuerola no estaban en Palacio cuando los revolucionarios lo ocuparon.
El día 25 se volvió a ordenar el regreso de la reina, contra el parecer de Concha, esta vez viajaría acompañada solamente de su hijo y su marido (a quien no gustaba nada la idea) estando ya subidos al tren llegaron dos telegramas cifrados anunciando que la vía estaba cortada, la reina insistió en salir y llegar hasta donde la vía estuviese cortada a todo trance, se dice que dijo
“Basta de vacilaciones, A Madrid sin detenerse, Yo no salgo de este tren sino para entrar en Madrid”
Roncali tercio y expuso los inconvenientes y riesgos, se decidió averiguar dónde y quien había cortado la vía férrea, pero la línea telegráfica estaba cortada, no había comunicación con Madrid, a pesar de eso la valiente reina insistía en viajar con valerosa persistencia, nunca fue fistro la reina, finalmente la reina se sometió al parecer de Roncali que a fin de cuentas era el representante del gobierno, hasta en sus últimos días la reina se sometía al consejo de sus ministros, ejemplo de constitucionalidad hasta el fin. Regreso a sus aposentos muy contrariada.
Se comprobó que la vía férrea no había sido cortada cuando horas después llego el tren correo sin novedad, no se aclaro quien había puesto el dichoso telegrama, pero todos los dedos apuntan al marqués de la Habana, puesto que el telegrama estaba cifrado y solo el gobierno conocía esa cifra, nadie ajeno al gobierno pudo ponerlo.
Volvamos a Madrid para saber que pasaba en ese escenario, tras conocer el resultado de la batalla de Alcolea el marqués de la Habana convoco en la madrugada del 29 un consejo de guerra con los directores generales de todas las armas, el capitán general de Madrid, en general jefe del ejercito de Castilla la nueva, su hermano el marqués del Duero, y el gobernador civil de Madrid el Sr. Berriz.
El presidente del consejo de ministros les dijo que aquella era una reunión consultiva y que podían hablar en confianza porque la última decisión sería suya, dijo que tenía información de que la corte barajaba retirarse a Francia y pidió su parecer en ese caso, en realidad la reina no le había manifestado nada al respecto.
El gobernador de Madrid dijo que podría mantener el orden en la ciudad si el ejercito le apoyaba, y hasta el momento la guarnición de Madrid se mantenía leal, se decido mantener el orden a todo trance y se dieron disposiciones para ello. Solo se mostro disconforme el marqués del Duero que consideraba la situación insostenible y propuso entrar en tratos con Serrano, excluyendo a Prim.
A la mañana siguiente viendo el gobernado que no se habían ejecutado el despliegue de tropas previsto para el sostenimiento del orden se dirigió al despacho del general Concha, donde se encontró con Nicolás Maria Rivero, con el republicano Figueras y otros revolucionarios, el marqués del Duero le dijo que su presencia y buenos servicios ya no eran necesarios y que se retirase a su casa, y se disponía a hacerlo cuando el otro general Concha le dijo que aun tenía un servicio que prestar, y que había decidido que lo acompañase a San Sebastián para poner a la reina al corriente de los acontecimientos personalmente, vestido de paisano el general Concha se dirigió a la estación del norte donde debería estar esperándole un tren especial y una escolta de la guardia civil, pero la escolta no estaba y los ferroviarios habían boicoteado la salida del tren, encontrándose con gente hostil que los increpaba cuando la situación parecía que se ponía peor apareció la guardia civil y se refugiaron en el cuartel de la Montaña, que se mantenía leal, como tambien lo hacían las del cuartel de San Gil, pero Concha decidió dejar correr los acontecimientos. Es más salió del cuartel y busco otro refugio para evitar siquiera la sospecha de que tenía esa intención.
¿Por qué el marqués de la Habana cambio de parecer y decidió dejar caer a Isabel II? Los generales que debían haberse puesto al frente de la tropas para el sostenimiento del orden esa misma noche recibieron un permiso para residir en el extranjero que no habían solicitado, a buen entendedor, pocas palabras.
Estando en el Carpio Echevarría se recibe el siguiente telegrama.
“El ministro de la guerra ha hecho dimisión, Marqués del Duero general en jefe accidental, Agitación en Madrid, De V.E. paso franco al duque de la Torre”
Y poco después otro que decía.
"Gobierno provisional, Madrid pronunciado con grande entusiasmo sin derramamiento de sangre, El pueblo ha fraternizado con el ejercito al grito de viva la libertad y la soberanía nacional. El general Ros de Olano”
La verdad es que el ejército si bien por falta de órdenes no lucho tampoco es cierto que fraternizara, más bien veía expectante y sorprendido los acontecimientos, como gran parte de los españoles.
Llego la noticia de estos telegramas a la reina, que cayó en justificada tristeza, ya se le aconsejaba abiertamente que se retirase a Francia, cada vez la reina estaba más sola, solo las tropas de ingenieros insistían en su defensa y estaban dispuestas a combatir por ella, en un desesperado intento el general Calonge envió un telegrama diciendo que lo esperasen que se dirigía a San Sebastián con tres batallones, pero se le sublevaron por el camino, fue el ultimísimo intento de un hombre leal.
Finalmente la reina decidió exiliarse, entre lágrimas dirigió unas palabras a los leales que aún le quedaban, como la marquesa de Novaliches, que pese a tener a su marido gravemente herido no consintió en separarse de su Señora.
“Grande es el tormento que me causa este alejamiento forzado del suelo en que nací, pero si mi ausencia ha de ser para bien de los españoles, sufriré resignada mi destierro, que endulzara la idea de ver felices a los españoles”
Todos sabemos que los españoles no fueron más felices por su ausencia, y hasta ese adulzamiento le fue negado, una muchedumbre silenciosa pero no hostil contemplo el espectáculo de la salida de la reina hacia Francia, donde un hipócrita Napoleón la recibió, pero lo sucedido en Francia merece capítulo aparte, lo mismo que los destinos de España ya sin reina.
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