Me imagino perfectamente el combate naval de la bahía de Santiago y el de Cavite disponiendo de submarinos Peral en cada flota.
Si la masonería nos hubiese dejado emprender ese genial proyecto, la escuadra yanqui, la cuál estaría bloqueando nuestros puertos, sería sorprendida por la aparición de varios submarinos por la retaguardia que habrían sorteado el bloqueo desde Santiago, y los buques de guerra americanos serían destruidos por torpedos lanzados por los submarinos, dejando a la escuadra de Cervera vía libre para salir de la bahía y capturar varios buques.
Como dijo Bismarck, Alemania se tiene que construir con Sangre y Acero.
Pues España y la defensa de sus valores católicos y tradicionales, opuestos al liberalismo, se defenderá con sangre, acero y vapor.
Si, en ese momento les habríamos ganado, ¿pero de que hubiera servido?, la derrota no les habría ocasionado ningún quebranto económico que hipotecase su futuro desarrollo económico y sí una gran humillación, los españoles nos habríamos quedado mas o menos como estabamos, en proceso de descomposición y declive. Con el tiempo nos hubieran devuelto la jugada pero incrementando la magnitud de la agresión por el repruebo acumulado. Para mantener aquello había que ser potencia mundial y nosotros ya no lo eramos.
Última edición: