Hilo de don Francisco de Quevedo y Villegas.

Gracias @Berrón !
Don Paco ha sido el literato más grande de la historia universal! Inconmensurable!
Ni Shakespeare ni Cervantes!!
Su vida, digna de ser llevada a la filmografía, pero no habrá director alguno con los huevones suficientes.
Debería ser adoptado como referente esencial de este nuestro foro (por lo de Paco).
Amén maestro, no quito ni pongo coma a lo dicho. En estos tiempos de tibios de maleable cerviz, nombrar a don Francisco es nombrar a la bicha. Su estampa debería estar en un lugar de honor en la cabecera de este foro además de por Paco, por atiquense, supremacista, conspiranóico e irreverente. Sinceramente, me cuesta creer que siendo este foro como es, nadie haya dedicado un hilo a Quevedo antes.
A propósito, tendrá ustec queja de la obertura que le he dedicado ¿eh? ;)
Un saludo, compadre.
 
Has tardado 22 post para apuntar la característica más importante de Quevedo: antijudio sin fisuras.
De manera explícita, sí, pero si te fijas, de manera implícita ya se trata el tema en los posts #8 y #9. No soy yo precisamente una persona tibia a la hora de tratar ese tema, todo lo contrario, y a mis opiniones en el foro me remito. Saludos.
 
Amén maestro, no quito ni pongo coma a lo dicho. En estos tiempos de tibios de maleable cerviz, nombrar a don Francisco es nombrar a la bicha. Su estampa debería estar en un lugar de honor en la cabecera de este foro además de por Paco, por atiquense, supremacista, conspiranóico e irreverente. Sinceramente, me cuesta creer que siendo este foro como es, nadie haya dedicado un hilo a Quevedo antes.
A propósito, tendrá ustec queja de la obertura que le he dedicado ¿eh? ;)
Un saludo, compadre.
Ninguna queja!
Mis dies lisensiado Berrón!
 
Su enemigo más conocido fue el también escritor Luis de Góngora. Ambos se cruzaban dardos y palabras a través de sus escritos. De hecho, se dice que Francisco Quevedo adquirió la casa donde Góngora estaba alquilado con la única finalidad y propósito de dejarlo en la calle, una vivienda que el propio Góngora definió como “Una casa del tamaño de un dedal y, en el precio, de plata”.

Se dice no, lo afirmó el propio Quevedo:

Y págalo Quevedo
porque compró la casa en que vivías,
molde de hacer arpías,
y me ha certificado el pobre cojo
que de tu habitación quedó de modo
la casa y barrio todo,
hediendo a Polifemos estantíos,
coturnos tenebrosos y sombríos,
y con tufo tan vil de Soledades,
que para perfumarla
y desengongorarla
de vapores tan crasos,
quemó como pastillas Garcilasos:
pues era con tu vaho el aposento
sombra del sol y tósigo del viento.

Aunque esté escrito en tercera persona, los versos están atribuidos a Quevedo. De hecho, lo más probable es que esa casa de la que desahució a Góngora fuera la casa de la calle Quevedo, que citas antes.

Quevedo hablaba perfectamente latín, griego y hebreo y algo de italiano, francés y árabe

Quevedo debía de hablar perfectamente italiano, porque a cuenta de la Conjuración de Venecia, escapó de la ciudad en hábito de mendigo. Además, le he leído al menos un soneto escrito íntegramente en toscano.

Definiendo el amor
Es hielo abrasador, es fuego helado,

Este soneto pertenece a la copiosa descendencia de la rima CXXXIV de Petrarca (Pace non trovo e non ho da far guerra): construir un soneto en que se define Amor a base de antítesis y contrarios. En castellano, el soneto más celebre y más conseguido (superior con mucho a mi juicio al original de Petrarca) es aquel de Lope que principia "Desmayarse, atreverse, estar furioso".


Su vida, digna de ser llevada a la filmografía, pero no habrá director alguno con los huevones suficientes.

Sí, pero a mí la biografía que me parece más interesante es la de Lope con quien, por cierto, Quevedo se llevaba bastante bien. Ambos se profesaban profunda admiración. Fue Quevedo quien aprobó a Lope la impresión de sus "Rimas humanas y divinas", que no es aprobación, sino encendido elogio, y Lope por su parte lo alabó también varias veces, entre ellas en estas propias Rimas.

Aportaré algunos poemas de Quevedo. A mí su soneto amoroso que más me gusta no es el manidísimo "Cerrar podrá mis ojos", porque "catorce versos dicen que es soneto" y, aunque tiene unos tercetos sublimes, tiene unos cuartetos muy mediocres indignos de su genio. Yo tengo especial debilidad por éste:

Dejad que a voces diga el bien que pierdo,
si con mi llanto a lástima os provoco;
y permitidme hacer cosas de loco:
que parezco muy mal amante y cuerdo.

La red que rompo y la prisión que muerdo
y el tirano rigor que adoro y toco,
para mostrar mi pena son muy poco,
si por mi mal de lo que fui me acuerdo.

Óiganme todos: consentid siquiera
que, harto de esperar y de quejarme,
pues sin premio viví, sin juicio muera.

De gritar solamente quiero hartarme.
Sepa de mí, a lo menos, esta fiera
que he podido morir, y no mudarme.

Me encanta. Sobre todo por el uso de expresiones nada poéticas con el que trufa todo el soneto: "hacer cosas de loco", "óiganme todos". "harto de esperar", "quiero hartarme".

Tampoco quiero dejar de citar un excelente soneto (sobre todo los cuartetos) que dedicó a su gran pasión: los libros.


Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.

Las grandes almas que la fin ausenta,
de injurias de los años vengadora,
libra, ¡oh gran don Joseph!, docta la imprenta.

En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta,
que en la lección y estudios nos mejora.

Finalmente. A quien le guste la prosa de Quevedo, no debe dejar de leer a su más feliz continuador: el Gran Piscator de Salamanca, esto es, don Diego de Torres Villarroel. Su "Vida" es excelente y, también, sus "Visiones y Visitas", donde imitando los Sueños, se le aparece en uno Quevedo y van juntos a visitar el Madrid de mediados del siglo XVIII.
 
Se dice no, lo afirmó el propio Quevedo:



Aunque esté escrito en tercera persona, los versos están atribuidos a Quevedo. De hecho, lo más probable es que esa casa de la que desahució a Góngora fuera la casa de la calle Quevedo, que citas antes.



Quevedo debía de hablar perfectamente italiano, porque a cuenta de la Conjuración de Venecia, escapó de la ciudad en hábito de mendigo. Además, le he leído al menos un soneto escrito íntegramente en toscano.



Este soneto pertenece a la copiosa descendencia de la rima CXXXIV de Petrarca (Pace non trovo e non ho da far guerra): construir un soneto en que se define Amor a base de antítesis y contrarios. En castellano, el soneto más celebre y más conseguido (superior con mucho a mi juicio al original de Petrarca) es aquel de Lope que principia "Desmayarse, atreverse, estar furioso".




Sí, pero a mí la biografía que me parece más interesante es la de Lope con quien, por cierto, Quevedo se llevaba bastante bien. Ambos se profesaban profunda admiración. Fue Quevedo quien aprobó a Lope la impresión de sus "Rimas humanas y divinas", que no es aprobación, sino encendido elogio, y Lope por su parte lo alabó también varias veces, entre ellas en estas propias Rimas.

Aportaré algunos poemas de Quevedo. A mí su soneto amoroso que más me gusta no es el manidísimo "Cerrar podrá mis ojos", porque "catorce versos dicen que es soneto" y, aunque tiene unos tercetos sublimes, tiene unos cuartetos muy mediocres indignos de su genio. Yo tengo especial debilidad por éste:

Dejad que a voces diga el bien que pierdo,
si con mi llanto a lástima os provoco;
y permitidme hacer cosas de loco:
que parezco muy mal amante y cuerdo.

La red que rompo y la prisión que muerdo
y el tirano rigor que adoro y toco,
para mostrar mi pena son muy poco,
si por mi mal de lo que fui me acuerdo.

Óiganme todos: consentid siquiera
que, harto de esperar y de quejarme,
pues sin premio viví, sin juicio muera.

De gritar solamente quiero hartarme.
Sepa de mí, a lo menos, esta fiera
que he podido morir, y no mudarme.

Me encanta. Sobre todo por el uso de expresiones nada poéticas con el que trufa todo el soneto: "hacer cosas de loco", "óiganme todos". "harto de esperar", "quiero hartarme".

Tampoco quiero dejar de citar un excelente soneto (sobre todo los cuartetos) que dedicó a su gran pasión: los libros.


Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.

Las grandes almas que la fin ausenta,
de injurias de los años vengadora,
libra, ¡oh gran don Joseph!, docta la imprenta.

En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta,
que en la lección y estudios nos mejora.

Finalmente. A quien le guste la prosa de Quevedo, no debe dejar de leer a su más feliz continuador: el Gran Piscator de Salamanca, esto es, don Diego de Torres Villarroel. Su "Vida" es excelente y, también, sus "Visiones y Visitas", donde imitando los Sueños, se le aparece en uno Quevedo y van juntos a visitar el Madrid de mediados del siglo XVIII.
Cierto, Quevedo se llevaba muy bien con Lope, y Góngora mal con ambos, a los que tacha de borrachos no sin cierto gracejo.

“Hoy hacen amistad nueva
más por Baco que por Febo
don Francisco de Que-Bebo
don Félix Lope de Beba
”.

Sin embargo Cervantes se llevaba bien con Góngora y mal con Lope.
Parece que lo que desató la indignación de Cervantes fue la portada de El peregrino en su patria (1604), que llevaba un grabado del escudo del apellido Carpio, con diecinueve torres, una estatua de la Envidia, una leyenda en latín y para colmo un retrato de Lope con un soneto laudatorio firmado por Quevedo. Cervantes no pudo con tanta arrogancia y le dedicó un soneto en el que atacaba toda su obra dramática:

"Hermano Lope, bórrame el soné—
de versos de Ariosto y Garcila—,
y la Biblia no tomes en la ma—,
pues nunca de la Biblia dices le—.
También me borrarás La Dragóme—
y un librillo que llaman del Arca—
con todo el Comediqje y Epita—,
y, por ser jovenlandesa, quemarás la Angé—,
Sabe Dios mi intención con San Isi—;
mas quiéralo dejar por lo devo—.
Bórrame en su lugar El peregri—.
Y en cuatro leguas no me digas co—;
que supuesto que escribes boberi—,
las vendrán a entender cuatro nació—.
Ni acabes de escribir La Jerusa—;
bástale a la cuitada su traba—."

Antes de la aparición del Quijote (cuyo privilegio es del 26 de septiembre de 1604) la obra se conoció probablemente manuscrita en los medios de la Corte, y Lope debió de tener acceso a ella, y leerla. Lope, totalmente descontrolado, escribió:

"Yo que no sé de los, de li ni le—
ni sé si eres, Cervantes, co ni cu—;
sólo digo que es Lope Apolo y tú
frisón de su carroza y puerco en pie.
Para que no escribieses, orden fue
del Cielo que mancases en Corfú;
hablaste, buey, pero dijiste mu.
¡Oh, mala quijotada que te dé!
¡Honra a Lope, potrilla, o guay de ti!,
que es sol, y si se enoja, lloverá;
y ese tu Don Quijote baladi
de ojo ciego en ojo ciego por el mundo va
vendiendo especias y azafrán romí
y, al fin, en muladares parará
."

Buen post, amigo @CaCO3, a la espera quedo de esos poemas del maestro, no dude en aportar cuanto quiera. Un saludo.
 
Cierto, Quevedo se llevaba muy bien con Lope, y Góngora mal con ambos, a los que tacha de borrachos no sin cierto gracejo.

“Hoy hacen amistad nueva
más por Baco que por Febo
don Francisco de Que-Bebo
don Félix Lope de Beba
”.

Góngora tenía guasa, hay que reconocerlo. La burla que más me gusta de Góngora a Lope es la que sigue.

Dicho me han por una carta,
que es tu cómica persona
entre los manteles mona,
y entre las sábanas marta.

Aclaro que "mona" significa borrachera (lo sigue significando hoy día, de hecho) y marta, además del animal de suave pelaje, refiere a Marta de Nevares, el último gran amor del Fénix, con la que vivió amancebado mientras era sacerdote en la casa que aún se conserva en la calle Cervantes (Parva propia magna, magna aliena parva).

Parece que lo que desató la indignación de Cervantes fue la portada de El peregrino en su patria (1604), que llevaba un grabado del escudo del apellido Carpio, con diecinueve torres, una estatua de la Envidia, una leyenda en latín y para colmo un retrato de Lope con un soneto laudatorio firmado por Quevedo.

Esa arrogante portada también atrajo la burla de Góngora, que le escribió un ingenioso soneto:

Por tu vida, Lopillo, que me borres
las diez y nueve torres del escudo,
porque, aunque todas son de viento, dudo
que tengas viento para tantas torres.

¡Válgame los de Arcadia! ¿No te corres
armar de un pavés noble a un pastor rudo?
¡Oh tronco de Micol, Nabal barbudo!
¡Oh brazos Leganeses y Vinorres¹!

No le dejéis en el blasón almena.
Vuelva a su oficio, y al rocín alado
en el teatro sáquenle los reznos.

No fabrique más torres sobre arena,
Si no es que ya, segunda vez casado,
Nos quiere hacer torres los torreznos.

Los últimos versos hacen referencia a la segunda mujer de Lope, Juana de Guardo, que era hija de un rico asentador de carne y con la que se casó por la fortuna.

Pero volviendo a Quevedo, añade el "Epitafio a un bujarrón". Me parece soberbia la segunda parte que he identificado con cambios de línea.

Aquí yace Míser de la Florida,
y dicen que le hizo buen provecho
a Satanás su vida.
Ningún shishi le vió jamás arrecho.
De Herodes fue enemigo,y de sus gentes,
no porque degolló los inocentes,
mas porque siendo niños, y tan bellos,
los mandó degollar, y no joroballos.
Pues tanto amó los niños, y de suerte
(inmenso bujarrón hasta la fin)
que si él en Babilonia se hallara,
por los tres niños en el horno entrara.

¡Oh tú, cualquiera cosa que te seas,
pues por su sepultura te paseas,
o niño o sabandija,
o perro o lagartija,
o mico o gallo o mulo,
o sierpe o animal que tengas cosa
que de mil leguas se parezca a un ojo ciego:
Guárdate del varón que aquí reposa,
que tras un regazo, bujarrón profundo,
si le dejan, volverá del otro mundo!

No en tormentos eternos
condenaron su alma a los infiernos,
mas los infiernos fueron condenados
a que tengan su alma y sus pecados.
Pero si honrar pretendes su memoria,
di que goce de cosa y no de gloria;
y, pues tanta lisonja se le hace,
di:"Requiescat in ojo ciego, mas no in pace".
 
Un apunte importante que aún no ha salido en el hilo. Quevedo fue el primer editor de la obra poética de Fray Luis de León (para contrastar con el sobrio estilo renacentista el recargado culteranismo). Lo hizo en 1631 cuando el salmantino llevaba ya 40 años muerto, así que tal vez debamos a Quevedo no sólo su propia obra, sino también la pervivencia de la del genial fray Luis.
 


aqui cantan lo que fue la implicacion de Quevedo en la conjura de venecia
 
A mi lo que me sorprende es la facilidad de estos escritores para hacer rimas.
 
Bien es sabida la aversión que tenía Francisco de Quevedo a los judíos, en el capítulo XXXIX titulado "La hora de los monopantos(cristianos colaboracionistas)", de su obra "La obra de todos y la fortuna con seso", trata sobre la teoría de la ambición judía de dominar el mundo.

Aquí se puede descargar en PDF

 
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