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Himbersor
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Hecfrank, 20 años y estudiante de Construcción: «Aún no acabé y ya rechacé varias ofertas, la última de 1.400 euros»
Este joven tiene altas capacidades y su plan era acceder a la universidad, pero tras irse de Venezuela no pudo homologar sus estudios y empezó una FP básica en A Coruña. Hoy estudia un ciclo superior y las empresas se lo rifan
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Hecfrank, 20 años y estudiante de Construcción: «Aún no acabé y ya rechacé varias ofertas, la última de 1.400 euros»
Este joven tiene altas capacidades y su plan era acceder a la universidad, pero tras irse de Venezuela no pudo homologar sus estudios y empezó una FP básica en A Coruña. Hoy estudia un ciclo superior y las empresas se lo rifan.
«Si te cansas de estudiar, llámanos. Ven a trabajar con nosotros cuando quieras». Eso es lo que le responden las empresas a Hecfrank O'Reilly cuando él rechaza sus ofertas para terminar su formación. Una situación que podría parecer ciencia-ficción para cualquier chaval de 20 años, pero que es su realidad como estudiante del Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP) Someso de A Coruña. Este alumno llegó a la FP producto de una de esas malas suertes que, en realidad, acaban siendo las mejores. Junto a su familia, se vino a vivir a Galicia en una mudanza exprés que les obligó a dejar todo atrás por la mala situación que atraviesa Venezuela. Hecfrank había finalizado ya su formación escolar y estaba listo para acceder a la universidad. Ese era el plan. «Yo hubiese ido directamente. De hecho, terminé el colegio con 16 años al acabar un curso antes el bachillerato, porque en su momento me adelantaron de tercero a cuarto de primaria», explica.
La urgencia con la que se trasladaron hizo que Hecfrank se viese en España un mes de octubre de hace cuatro años, con el curso ya iniciado y muchas dificultades para homologar los estudios. Y fue entonces cuando alguien le deslizó la idea de hacer un ciclo relacionado con la construcción. Tuvo que empezar con una FP básica, dado que a nivel oficial, para España no disponía de la ESO ni del bachillerato. Pero eso no le frenó. «Después de los primeros meses aquí, empecé a estudiar la FP básica, porque me aburría sin hacer nada. Hice Reforma e Mantemento de Edificios, y me gustó. Descubrí que era muy manitas. Al terminarla me gustaron también las prácticas, y me enganché. Ahora ya llevo tres años estudiando esta área», asegura.
Tras el ciclo básico llegó uno medio de Construción, y ahora se encuentra cursando el primer año del ciclo superior de Organización de Control de Obras de Construción. El próximo curso hará las prácticas y, entonces sí, comenzará a aceptar ofertas de trabajo. Comenta que de siete compañeros que conoce y que se quedaron con el ciclo básico, cinco trabajan ya en el sector. «Yo prefiero seguir estudiando, pero si hubiera querido, estaría trabajando. Ya me ofrecieron quedarme en la empresa en la que hice mis primeras prácticas. Después me llamaron de más, de hecho he rechazado tres trabajos», asegura el estudiante, que concreta las condiciones a las que dijo no por última vez: «Hace unos meses me llamó una empresa que me ofrecía un sueldo de 1.400 euros al mes por trabajar en una obra muy grande. Eso ya me da una idea bastante buena de cómo podré ganarme la vida».
«SI NO ESTUDIAS, VAS MAL»
Sus altas capacidades y su gusto por el estudio son dos características que hacen de él un estudiante muy aplicado que se toma muy en serio su preparación. No es fácil localizarle. Por las mañanas se encierra a estudiar, y las tardes las pasa recibiendo clase en las aulas del CIFP. «Es que si no prestas atención, es muy difícil. Nuestros profesores son arquitectos y si no estudias, vas mal. También hay una parte matemática y de interpretación de planos para la que es necesario prestar atención», señala Hecfrank, que destierra de todo prejuicio a su oficio.
«Mucha gente, cuando le dices que te preparas para dedicarte a la construcción, piensa que este es un trabajo sucio y destinado a la gente pobre o que no estudió. Y yo le digo a esa gente que si nunca estuvieron, no pueden afirmar eso», apunta el alumno, que indica que no es lo mismo llegar a una empresa con formación que hacerlo sin haber estudiado: «Cuando estudias, también haces otras funciones. Interpretas planos, e incluso aprendes a hacer los tuyos propios, hasta un punto. También aplicas las matemáticas... hay infinidad de cosas que puedes hacer. Yo siempre digo que si sabes hacer algo con las manos, esta es tu área».
No era esta su vocación, aunque reconoce que siempre le gustó emplear las manos para reparar un poco de todo. «De pequeño a mí siempre me gustó hacer cosas en casa, como una silla... lo que fuese. Hacía cualquier cosa con mi abuelo, mis tíos o mi papá. Siempre estábamos haciendo algo, la verdad es que en la familia tenemos cierta facilidad. Y claro, ahora sí que soy ya el manitas de la casa, imagínate», indica. Pero que nadie piense que es necesaria la experiencia o haberse puesto a hacer pinitos en el ámbito doméstico antes de iniciarse en los estudios de construcción. «Si no sabes hacer nada, también puedes cursarlos. Yo tengo amigos que nunca habían amarrado ni un martillo, uno no había puesto ni un clavo. Y, precisamente, este último está ahora en Francia trabajando y ganando un muy buen sueldo después de estudiar la FP básica. Cada quince días viene a España y después se va de nuevo, está encantado», apunta. Es esa formación más básica la que pone los cimientos, tanto para los que ya llevan algo sabido de antemano como para los no iniciados: «Ahí te enseñan todo de cero».
Hecfrank es consciente de que muchos jóvenes no tienen por delante un futuro laboral tan prometedor como él a sus 20 años. Por eso, la comparación con la situación de muchos universitarios es inevitable. «Sí, claro. Tengo amigos que se han formado en la universidad y que tienen su título, pero que están trabajando de otra cosa diferente a la que estudiaron, porque no han podido dedicarse a lo suyo. Esperemos que acaben consiguiendo un trabajo de lo que les gusta», les desea desde una de las aulas prácticas del CIFP. Mientras tanto, él se prepara con esa sonrisa que luce en la foto sabiendo que, en su caso, lo tiene asegurado.