Hay algo que de mas ardor de estomago que la endofobia espanola?

Sera la monarquía latinita mesetaria.


Te dejo un verdadero imperio global con una hegemonía global real y que además de tener un mapa pintado de rojo era un potencia científica tecnológica e industrial.

A mamarla ejpañolerdo
445px-British_Empire_1921.png
 
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Objetivamente hay cosas más importantes que otras y subjetivamente hasta las situaciones más sencillas alcanzan gran relevancia. Cuando la necesidad real apremia, cualquier sacrificio es poco para cubrir las necesidades esenciales pero cuando las cosas van "normal" todo sacrificio parece una condena. La misma persona es capaz de quejarse por tonterías y darlo todo cuando la causa lo merece. Me da la sensación de que muchas opiniones se escriben desde la "normalidad" que se extrapola a cualquier situación besugo o extraordinaria. Las situaciones normales que no aportan sorpresa ni estrés, de alguna manera nos empequeñecen al punto de hacer grande lo que es pequeño dentro de los pequeños contextos. Los localismos funcionan de ese modo y son las situaciones normales las que crean con ellos nuestros pequeños universos, que son grandes mientras nada extraordinario nos secuestre de la modorra. Si bien es cierto que es muy difícil imaginarse en situaciones que nunca se experimentaron, también lo es que algunas maneras de pensar ni siquiera lo intentan y acaban aplicando criterios de normalidad incluso a situaciones complejas o nunca experimentadas. Las cabezas cuadradas suelen manifestar una gran confianza en sus capacidades porque manejar un limitado número de variables les convence de estar en lo cierto y no parece que se den cuenta de que en la vida se pueden dar situaciones que inunden de variables nuevas sus enrocadas cabezas...

El ser humano, en general, tiende a la normalidad de manera natural y eso le supone una economía de medios dejando disponibles recursos que empleará en lo extravagante dentro de su normalidad. Es el sentido burgués de la vida que pretende controlarlo todo para evitar sufrimientos y sobresaltos y con ello renuncia -y no lo critico- a conocerse mejor o a conocer alguna de esas potencias que todos tenemos y que algunos señalan como la sal de la vida. Es la diferencia entre vivir cerrado y vivir abierto; entre pensar en pequeño o pensar a lo grande. Pensar en lo grande, en lo extraordinario, desde la pequeñez de la normalidad, es engañarse al solitario.

Dicen que los buenos tiempos hacen hombres débiles y aunque parece cierto, creo que el mismo hombre débil se hace fuerte apenas empiecen a empeorar los tiempos. La misma generación puede ser débil y luego fuerte cuando la situación lo demande, aunque quedarán muchos por el camino porque no serán capaces de aceptar que todo ha cambiado y preferirán dejarse morir.

La endofobia tiene que ver mucho con todo lo anterior. Asume sin gran esfuerzo todas las realidades diferentes que conoce apenas por su apariencia y luego las enfrenta a lo mucho que conoce su propia realidad. Ese vivir en su propia realidad sin elevar la mirada de su ombligo, se fascina rápido con todo lo distinto que en contraste con lo conocido es una suma incesante de agravios, de malestares y de quejas. Esa gente que vive encogida y cabreada, acostumbrada a hablar de todo en primera persona y a negarse a escuchar nada que le quiebre sus prejuicios, crea un relato pesimista y ácido que enraiza bien en medio de la decadencia a la que conducen inexorablemente los periodos de normalidad muy largos. Hay una especie de placer masoquista conviviendo con idealismos disparatados creando ambos un ecosistema mental que proscribe la alegría natural de las cosas pequeñas porque ser feliz o intentarlo, es propio de ovejas y iluso.

Nada abre más el corazón que la alegría y cuando se abre el corazón, lo hace la mente de par en par atreviéndose a mirar más alto y más lejos, a salir de sí, a buscar la luz y el calor del sol. Por eso los agrios, los ácidos y los amargos no sonríen con todo el cuerpo sino solo con la boca en una especie de mueca macabra.

Tenemos un gran país que en su diversidad comparte parecido corazón aunque en honor a la verdad, tal parece que se encuentre afligido, incómodo porque no lograr dar con la clave que lo abra mientras reniega de esa alegría española que tanto envidian desde fuera y que tantos difaman desde dentro, sin perjuicio de los profesionales que lo hacen por servicio a sus propias patrias...
 
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