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La agricultura natural de Masanobu Fukuoka: dejar al cultivo tranquilo
Según Fukuoka, nadie sabe más sobre cultivar que la propia naturaleza. Durante millones de años lo ha hecho sin ningún problema.
Por eso, la agricultura natural se puede definir como una
agricultura salvaje, donde se deja a la naturaleza trabajar sola. Casi no hay intervención humana.
Eso implica abandonar técnicas que siempre se han considerado esenciales en la agricultura, como la labranza o la fertilización.
Fukuoka lo definió como la
doctrina Wu Wei («no hacer» en japonés). Esta forma de no-actuar tiene lo siguientes principios:
El suelo debe permanecer en su estado natural. No se debe usar arado ni ninguna otra herramienta que rompa su superficie, porque eso altera su microecosistema.
Si un medio natural con vegetación no necesita abonado para ser fértil y dinámico, ¿por qué abonar el cultivo?
La agricultura natural dice que no es necesario, aunque sí
defiende la rotación de cultivos para mejorar la recuperación de los suelos cada cierto tiempo.
- No usar herbicidas ni pesticidas
No hay malas hierbas ni malos insectos. Hay que
interactuar con ellos, no destruirlos. Además, estas sustancias contaminan los suelos y dan el pasaporte a los microorganismos beneficiosos.
Las ramas crecen según sus necesidades de espacio y luz. Podar es forzar y dominar, según esta doctrina.
Dejar de hacer todas estas tareas tiene implicaciones en los esfuerzos del agricultor, en la cantidad de residuos generados, en el consumo de combustible fósil (ninguno), en el uso de maquinaria agrícola (tampoco, ninguna) o en abonos y otros tratamientos.
En definitiva, la agricultura natural se basa en
imitar a la propia naturaleza.