El "centro" político se ha desplazado mucho a la izquierda de manera que lo que antes era derecha, ahora es extrema derecha y lo que era extrema izquierda es ahora "izquierda civilizada". Ese "corrimiento al rojo" se ha producido con relativa lentitud teniendo en cuenta los tiempos que manejamos en este inicio de S XXI, ya para el primer cuarto... qué rápido pasa el tiempo. La aparición de partidos a la derecha de lo que ahora se entiende centro derecha, les deja inexorablemente en el grupo de la derecha extrema, no porque lo sea en términos absolutos -no es el partido nancy y aunque sería injusto compararlos, tampoco los partidos falangistas- sino en términos relativos al desplazamiento evidente del centro hacia la izquierda. Si se imaginan una balanza, el contrapeso lectoral que supone la aparición de partidos como VOX haría tender su punto de equilibrio de nuevo hacia la derecha, a parte de los ladridos que al respecto soportamos y soportaremos de la extrema izquierda ahora "civilizada".
Esa aparición deja al PP y a sus familias más derechistas en sentido clásico en una situación delicada porque si no quieren perder ese sector de voto más derechista, deberán virar de nuevo hacia la derecha, siquiera un poco, de manera que reste ese espacio político a cualquier tentativa de partidos como Vox que tratan de ocupar ese vacío, y como lo hacen con relativo éxito, si yo fuera pepero tomaría cartas en el asunto. El problema del PP es que su historia ideológica deja tanto que desear habiendo tenido las ocasiones que ha tenido de hacer ese viraje derechista, que es difícil que un simple maquillaje le reste votos a Vox si no la lía parda con alguna promesa incumplida o algún caso de corrupción que pueda aparecer.
El voto a Vox, en tanto no tenga responsabilidad directa en el gobierno y ponga de manifiesto tanto su naturaleza como el grado de aceptación por su parte de los grados de libertad política que "otorga" la Constitución y Bruselas, debería ser, para los no voxeros convencidos, una herramienta para forzar al centro político hacia su posición de partida, con una salvedad muy importante: aquel "orgullosos de ser de derechas" que dijo Aznar -creo- en torno al año 2000 vino con unos veinte años de retraso y antes de la era de Zapatero -puedo equivocarme porque menciono de memoria-, es decir, que la izquierda "bamby" no había descubierto su verdadero rostro ni se esperaba una revolución tan tras*versalmente extremo izquierdista.... Si aquella declaración de orgullo de derechas llegaba tarde mientras el centro se desplazaba hacia la izquierda, hoy, superado el complejo de de derechas, franco, ojo ciego pantano... ese orgullo ya no es una tímida voz tardía casi implorante de permiso, sino una voz estruendosa y harta de superioridades jovenlandesales y de complejos.
Así las cosas, propongo un voto a vista de águila, es decir, desde la más amplia perspectiva con un objetivo muy superior al hecho partidario o de partidos concretos. El techo de la arrogancia izquierdista, el "pik oil rojelio", ha llegado y solo puede ser asistido -ninguna broma con esto- por las grandes instituciones internacionales cuyo corrimiento al rojo supera toda expectativa correctora desde un país como el nuestro, pero al final, grano hace granero.
Tenemos el ejemplo de Podemos que venía a arrasar... con sus famélicas cuentas corrientes. Chocaron contra el monstruo capitalista que les acabó devorando pues su voz, durísima en la pobreza, es sumamente tentadora cuando uno empieza a pensar que su vida está cambiando... Con ese ejemplo en mente y con las necesidades mejor que peor cubiertas por el político de derechas, habríamos de considerar una mayor resistencia que la que ha demostrado "Podemes". Además su lema es más concreto que "gente o pueblo", siendo nada más y nada menos que "ESPAÑA", con todo lo que ahora implica después del empujón de tantos intelectuales, incluso izquierdistas, hacia el combate contra la Leyenda de color que como sabrán sus señorías no se detiene en relatar falazmente lo sucedido hace quinientos años, sino que es el sustrato jovenlandesal necesario que necesitan y usan sin sonrojo tanto las izquierdas de todo pelo como todos los independentismos.
Así pues, paciencia y control; que no piense Vox que viene a darnos esperanzas, sino que piense que se las ofrecemos nosotros, como podremos, si llega el caso, quitárselas. ¿No estamos en una democracia? Pues eso, veamos si sirve para algo...
