Gerión
Madmaxista
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El hecho objetivo es que el cristianismo ortodoxo y el catolicismo siguen siendo en gran medida compatibles, pues comparten una teología compleja y rica frente a la poco equilibrada del protestantismo y del Islam (que formarían el otro par conjugado) y sus disputas se explican en clave menor, además de que sus naciones se encuentran en posiciones defensivas similares, algo que justificaría una eventual Reunificación, que es lo que debería haber ocurrido en lugar de eso que llaman Reforma.
Cualquier intepretación "occidentalista" del catolicismo, que lo agrupe con el protestantismo (como la que lo considera su evolución "necesaria"), u "orientalista" del cristianismo ortodoxo, que lo agrupe con el Islam o con un concepto vago de Oriente, es en realidad un ataque al conjunto formado por los dos, pues insiste en la división del gran eje cristiano real, que siempre fue romano y mediterráneo, y perpetúa su situación de vulnerabilidad y riesgo de disolución en las respectivas esferas de barbarie islamoprotestante, al norte y al sur.
El espacio ortodoxo, al igual que otros espacios del planeta, no es ajeno a infestaciones del pensamiento hereje protestante, por hegemónico en estos siglos, y cuando insiste en conceptos como "Occidente" o "imperialismo", como hacía estúpidamente la URSS, está actuando de forma acrítica como poder delegado, repitiendo los esquemas anticristianos, y acaba operando en contra de sus propios intereses.
Cualquier intepretación "occidentalista" del catolicismo, que lo agrupe con el protestantismo (como la que lo considera su evolución "necesaria"), u "orientalista" del cristianismo ortodoxo, que lo agrupe con el Islam o con un concepto vago de Oriente, es en realidad un ataque al conjunto formado por los dos, pues insiste en la división del gran eje cristiano real, que siempre fue romano y mediterráneo, y perpetúa su situación de vulnerabilidad y riesgo de disolución en las respectivas esferas de barbarie islamoprotestante, al norte y al sur.
El espacio ortodoxo, al igual que otros espacios del planeta, no es ajeno a infestaciones del pensamiento hereje protestante, por hegemónico en estos siglos, y cuando insiste en conceptos como "Occidente" o "imperialismo", como hacía estúpidamente la URSS, está actuando de forma acrítica como poder delegado, repitiendo los esquemas anticristianos, y acaba operando en contra de sus propios intereses.