Explicación completa sobre el aceite de coco.
Es el aceite de coco bueno o malo para la salud. Dra. Isabel Belaustegui.
Es el aceite de coco bueno o malo para la salud. Dra. Isabel Belaustegui. - YouTube
El aceite de coco ha ganado popularidad en los últimos años por los supuestos beneficios sobre la salud y el control de peso, y como cosmético para el cuidado del cabello, la piel o las uñas. Sin embargo, al mismo tiempo han salido voces en contra que han llegado a tildarlo incluso de veneno puro. Vamos a ver a qué se debe la polémica, ¿Qué es el aceite de coco? ¿Cuáles son los efectos beneficiosos en la salud, si los tiene? ¿Y cómo podéis incluirlo en vuestra dieta?
Las voces en contra del aceite de coco proceden de aquéllas que promueven la hipótesis de los lípidos apoyada por la Asociación Americana del Corazón, que dice que las grasas saturadas son un factor de riesgo para la salud cardiovascular. Esta idea se inició en los años 60 del siglo pasado, se asentó a principios de los 70 y desde entonces llevamos décadas arrastrando la idea de que las grasas, y especialmente las grasas saturadas, son malas para nuestra salud y en particular para la salud cardiovascular.
Sin embargo, hay estudios científicos, que salieron a la luz ya en aquel entonces, que disienten con esta teoría porque no estaba del todo demostrado esta asociación, probablemente debido a factores genéticos, del conjunto de la dieta y del estilo de vida de las personas a las que se estudió. Además el aceite de coco no fue una de las grasas incluidas en los estudios que se utilizaron para avalar la recomendación de retirar las grasas saturadas de la dieta y sustituirlas por grasas vegetales insaturadas.
Hay estudios científicos, como veremos luego, que están demostrando el efecto beneficioso del aceite de coco en la salud en general y en la salud cardiovascular en particular.
Se ha demostrado que el aceite de coco eleva los niveles de HDL colesterol, el llamado colesterol bueno, que se denomina así porque es un protector cardiovascular, y reduce los niveles del llamado colesterol malo, LDL colesterol.
No obstante, también hay estudios que muestran que el aceite de coco tiene un efecto contrario, lo que nos lleva a la conclusión de que hacen falta más estudios científicos y, algo muy importante, que hay que tener en cuenta otros factores como: el tipo de aceite de coco que se emplea, si es aceite de coco virgen o es un aceite de coco refinado o hidrogenado; la parte de aceite de coco que se incluye en la dieta, si son ácidos grasos de cadena media que tienen un efecto cardioprotector o ácidos grasos de cadena larga; y el contexto de la dieta, de nuevo.
En ratas de laboratorio, el aceite de coco, en particular dos componentes del mismo (el ácido mirístico y el ácido láurico), han demostrado que tienen un efecto protector del síndrome metabólico, que es ese conjunto de enfermedades que incluyen la hipertensión, el sobrepeso, la diabetes y niveles altos de colesterol y triglicéridos en la sangre. Cuando estas ratas tomaban estos componentes del aceite de coco en su dieta, se reducían los niveles de presión arterial, de peso, de glucemia, (o lo que es lo mismo: el nivel de azúcar en sangre), y mejoraban la función cardíaca y la función hepática.
Estos son hallazgos muy importantes que hay que tener en cuenta a la hora de tomar una decisión al respecto, hacer una recomendación o un uso particular del aceite de coco.
¿Qué es el aceite de coco?
El aceite de coco (y nos referimos en este post al aceite de coco virgen puro, al que no se le quita ni se le añade nada) es la grasa que se obtiene de la presión en frío de la carne blanca del coco. Este aceite está compuesto en un 90% por grasas saturadas y en un 10% por grasas insaturadas.
Las grasas saturadas, o ácidos grasos saturados, son cadenas estiradas de átomos de carbono unidos por enlaces simples y con un final carboxilo, esta es la fórmula química de una grasa saturada. Y estas cadenas pueden ser más cortas o más largas según haya menor o mayor número de átomos de carbono: C2, C4, C6, C8…
Esta diferenciación es importante: en primer lugar son cadenas estiradas, fragmentos rectos, a diferencia de las grasas insaturadas que tienen codos, son plegadas. Y en segundo lugar otra diferencia también importante es que se denominan saturadas porque entre los enlaces de carbono no hay ningún enlace doble, a diferencia de las grasas insaturadas que tienen algún enlace doble entre los átomos de carbono. Y por eso pueden ser monoinsaturadas si solo hay un enlace doble, o poliinsaturadas cuando hay varios enlaces dobles, y según dónde esté el enlace doble se denominan Omega 3, Omega 6, Omega 7, si están en la posición 3, 6, 7, respectivamente.
El aceite de coco está formado en un 90% por grasas saturadas, o tiras estiradas de cadenas de átomos de carbono más cortos o más largos. Se denomina ácidos grasos de cadena media a los que tienen entre 6 y 10 átomos de carbono, y ácidos grasos o triglicéridos de cadena larga a los que contienen entre 12 y 18 átomos de carbono.
Las grasas saturadas del aceite de coco son en un 75% ácidos grasos de cadena media, que son los triglicéridos de cadena media o ácidos MCT, que corresponden a las siglas en inglés de Medium Chain Triglycerides. Quizás te suenen, porque hay un tipo de aceite de coco que se comercializa que es el aceite MCT ó MCT oil, y ahora ya sabes de dónde procede el nombre.
Beneficios del aceite MCT o MCT oil
Normalmente el primer paso que tiene lugar en el metabolismo de las grasas es su emulsión, la rotura en pequeños fragmentos, y se produce en el estómago y el intestino gracias a los movimientos gastrointestinales y la mezcla con la bilis y las secreciones pancreáticas. Las enzimas presentes en estos fluidos ayudan a romper y a digerir la grasa para que luego la podamos absorber correctamente.
Los triglicéridos de cadena media o MCT no necesitan estos procesos: cuando llegan al intestino, directamente atraviesan la barrera intestinal y pasan a la circulación linfática, para alcanzar el hígado, ser procesados y llegar al resto del organismo a través de la circulación sanguínea. Además, los MCT son fácilmente convertidos en cuerpos cetónicos en el hígado. Por todo ello los ácidos grasos de cadena media, los MCT, son un combustible muy eficiente para todo el organismo y en particular para el cerebro, pues pueden atravesar sin ninguna dificultad la barrera hematoencefálica.
En el aceite de coco la mayor parte de estos triglicéridos de cadena media son de dos tipos: de 8 átomos de carbono C8 y de 10 átomos de carbono C10, presentes casi a partes iguales. Y es muy interesante distinguir esto porque en los productos que se comercializan de MCT oil, hay productos que llevan los dos, C8 y C10, y otros que llevan solo C8, el ácido caprílico, y éste es el más interesante y el más eficiente a nivel cerebral.
Los triglicéridos de cadena media tienen además dos beneficios muy interesantes relacionados con el control del peso. En primer lugar tienen un mayor poder saciante y regulador del apetito que el propio aceite de coco, que ya lo tiene de una manera significativa. Y el segundo efecto positivo es que en una dieta tipo cetogénica, cetogénica laxa o una Atkins modificada, incluir aceite MCT permite que pueda haber una mayor carga de hidratos de carbono sin salir del estado metabólico cetogénico que se busca. Esto es muy interesante para poder hacer dietas un poquito más relajadas, más sostenibles a largo plazo e incluso más saludables porque ampliamos el abanico nutricional.
Beneficios del aceite de coco
El aceite de coco estimula el metabolismo, ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina y a la leptina y ayuda a mejorar la memoria (interesante en personas que pueden estar teniendo algún déficit o algún proceso neurodegenerativo, como la demencia). El aceite de coco además ha mostrado reducir la inflamación y el daño provocado por las placas de beta amiloide en el cerebro, que están presentes en procesos degenerativos como puede ser la enfermedad de Alzheimer, por ejemplo.
El aceite de coco es un combustible eficiente para el organismo y mejora el rendimiento deportivo.
El aceite de coco nos ayuda a protegernos frente a los agentes agresores, potencia la producción de linfocitos T, y uno de sus componentes, el ácido láurico, tiene propiedades antisépticas: es antibacteriano, antivírico y antimicótico. El único alimento en la naturaleza que tiene más ácido láurico que el aceite de coco es la leche materna y es considerado como un protector de la salud del bebé, una protección extra a nivel biológico para asegurar la supervivencia del bebé.
El aceite de coco además tiene otra ventaja añadida y es que es un aceite más termoestable que otras grasas vegetales: el punto de ahumado del aceite de coco ronda los 234 ºC, y por eso es una grasa útil para cocinar, ya que puede soportar temperaturas más altas sin alterar su naturaleza, hecho que no ocurre con los ácidos grasos insaturados vegetales, como el aceite de girasol o el de oliva, por ejemplo, con un punto de ahumado más bajo que hace que a temperaturas altas se desnaturalicen y puedan surgir sustancias tóxicas para la salud.
Por este motivo podéis utilizar el aceite de coco para cocinar: por ejemplo, podéis pincelar una sartén para preparar un alimento a la plancha o saltear unas verduras; o consumirlo en crudo, como grasa para untar en una tostada o para completar el aliño en una ensalada, por ejemplo. O incluso en un plato ya servido, como unas verduras salteadas con bemoles revueltos y aguacate, por ejemplo: podemos poner una cucharada de aceite de coco y completar así el aporte de grasas saludables y dar un toque de sabor.
A temperatura ambiente, el aceite de coco es sólido, y a partir de 24ºC se hace líquido, por lo que al mezclarlo con los alimentos y revolverlo, se va a disolver fácilmente. Apoyará al plato un toque de sabor muy rico… para algunas personas; desagradable para otras. Hay que probarlo y elegir.
El aceite de coco también tiene usos a nivel cosmético. Se puede utilizar para el cuidado de la piel, como protector solar, para cuidar el cabello, las uñas e incluso los dientes. Pero en este post no vamos a analizar estos usos.
Desventajas del aceite de coco
En general, como veis, es una grasa muy interesante, pero hay personas que deben evitar el aceite de coco porque puede producir sensibilidad gástrica y no tolerarse bien a nivel digestivo.
Deberían evitar el consumo de aceite de coco las personas que tengan un síndrome de hiperpermeabilidad intestinal o que tengan un intestino dañado por el tipo de vida, por una enfermedad, por la dieta que han seguido, por un proceso inflamatorio… que hace que la barrera intestinal sea poco segura. En el caso de que las uniones entre células intestinales estén debilitadas o dañadas o el daño de la pared intestinal ha provocado la pérdida de células intestinales se pierde la función de barrera y pueden penetrar sustancias de gran tamaño molecular que estimulan el sistema inmune y desencadenen distintos procesos patológicos reactivos.
En estos casos un componente del aceite de coco sirve de vehículo a algunas toxinas, en particular a endotoxinas que están presentes de manera natural en alimentos que son saludables, como las verduras, las semillas o los frutos secos, pero que, al “colarse” a través de los huecos libres de la pared intestinal permeable, alcanzan el torrente sanguíneo de una manera más fácil y pueden producir alteraciones a distintos niveles. Esto lo explica muy bien el Dr. Steven R. Gundry en el libro “The Plant Paradox”, por si queréis indagar un poco más.
Como veis, el aceite de coco está mostrando numerosos beneficios para la salud y es una grasa que merece la pena ser tenida en cuenta. Esperamos que se hayan resulto vuestras dudas y así podáis decidir si incluir o no este alimento en vuestra vida. Como siempre, tendréis que personalizar el uso en cada caso particular.
Aceite de coco, ¿bueno o malo para la salud? | Vida Potencial
Es el aceite de coco bueno o malo para la salud. Dra. Isabel Belaustegui.
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El aceite de coco ha ganado popularidad en los últimos años por los supuestos beneficios sobre la salud y el control de peso, y como cosmético para el cuidado del cabello, la piel o las uñas. Sin embargo, al mismo tiempo han salido voces en contra que han llegado a tildarlo incluso de veneno puro. Vamos a ver a qué se debe la polémica, ¿Qué es el aceite de coco? ¿Cuáles son los efectos beneficiosos en la salud, si los tiene? ¿Y cómo podéis incluirlo en vuestra dieta?
Las voces en contra del aceite de coco proceden de aquéllas que promueven la hipótesis de los lípidos apoyada por la Asociación Americana del Corazón, que dice que las grasas saturadas son un factor de riesgo para la salud cardiovascular. Esta idea se inició en los años 60 del siglo pasado, se asentó a principios de los 70 y desde entonces llevamos décadas arrastrando la idea de que las grasas, y especialmente las grasas saturadas, son malas para nuestra salud y en particular para la salud cardiovascular.
Sin embargo, hay estudios científicos, que salieron a la luz ya en aquel entonces, que disienten con esta teoría porque no estaba del todo demostrado esta asociación, probablemente debido a factores genéticos, del conjunto de la dieta y del estilo de vida de las personas a las que se estudió. Además el aceite de coco no fue una de las grasas incluidas en los estudios que se utilizaron para avalar la recomendación de retirar las grasas saturadas de la dieta y sustituirlas por grasas vegetales insaturadas.
Hay estudios científicos, como veremos luego, que están demostrando el efecto beneficioso del aceite de coco en la salud en general y en la salud cardiovascular en particular.
Se ha demostrado que el aceite de coco eleva los niveles de HDL colesterol, el llamado colesterol bueno, que se denomina así porque es un protector cardiovascular, y reduce los niveles del llamado colesterol malo, LDL colesterol.
No obstante, también hay estudios que muestran que el aceite de coco tiene un efecto contrario, lo que nos lleva a la conclusión de que hacen falta más estudios científicos y, algo muy importante, que hay que tener en cuenta otros factores como: el tipo de aceite de coco que se emplea, si es aceite de coco virgen o es un aceite de coco refinado o hidrogenado; la parte de aceite de coco que se incluye en la dieta, si son ácidos grasos de cadena media que tienen un efecto cardioprotector o ácidos grasos de cadena larga; y el contexto de la dieta, de nuevo.
En ratas de laboratorio, el aceite de coco, en particular dos componentes del mismo (el ácido mirístico y el ácido láurico), han demostrado que tienen un efecto protector del síndrome metabólico, que es ese conjunto de enfermedades que incluyen la hipertensión, el sobrepeso, la diabetes y niveles altos de colesterol y triglicéridos en la sangre. Cuando estas ratas tomaban estos componentes del aceite de coco en su dieta, se reducían los niveles de presión arterial, de peso, de glucemia, (o lo que es lo mismo: el nivel de azúcar en sangre), y mejoraban la función cardíaca y la función hepática.
Estos son hallazgos muy importantes que hay que tener en cuenta a la hora de tomar una decisión al respecto, hacer una recomendación o un uso particular del aceite de coco.
¿Qué es el aceite de coco?
El aceite de coco (y nos referimos en este post al aceite de coco virgen puro, al que no se le quita ni se le añade nada) es la grasa que se obtiene de la presión en frío de la carne blanca del coco. Este aceite está compuesto en un 90% por grasas saturadas y en un 10% por grasas insaturadas.
Las grasas saturadas, o ácidos grasos saturados, son cadenas estiradas de átomos de carbono unidos por enlaces simples y con un final carboxilo, esta es la fórmula química de una grasa saturada. Y estas cadenas pueden ser más cortas o más largas según haya menor o mayor número de átomos de carbono: C2, C4, C6, C8…
Esta diferenciación es importante: en primer lugar son cadenas estiradas, fragmentos rectos, a diferencia de las grasas insaturadas que tienen codos, son plegadas. Y en segundo lugar otra diferencia también importante es que se denominan saturadas porque entre los enlaces de carbono no hay ningún enlace doble, a diferencia de las grasas insaturadas que tienen algún enlace doble entre los átomos de carbono. Y por eso pueden ser monoinsaturadas si solo hay un enlace doble, o poliinsaturadas cuando hay varios enlaces dobles, y según dónde esté el enlace doble se denominan Omega 3, Omega 6, Omega 7, si están en la posición 3, 6, 7, respectivamente.
El aceite de coco está formado en un 90% por grasas saturadas, o tiras estiradas de cadenas de átomos de carbono más cortos o más largos. Se denomina ácidos grasos de cadena media a los que tienen entre 6 y 10 átomos de carbono, y ácidos grasos o triglicéridos de cadena larga a los que contienen entre 12 y 18 átomos de carbono.
Las grasas saturadas del aceite de coco son en un 75% ácidos grasos de cadena media, que son los triglicéridos de cadena media o ácidos MCT, que corresponden a las siglas en inglés de Medium Chain Triglycerides. Quizás te suenen, porque hay un tipo de aceite de coco que se comercializa que es el aceite MCT ó MCT oil, y ahora ya sabes de dónde procede el nombre.
Beneficios del aceite MCT o MCT oil
Normalmente el primer paso que tiene lugar en el metabolismo de las grasas es su emulsión, la rotura en pequeños fragmentos, y se produce en el estómago y el intestino gracias a los movimientos gastrointestinales y la mezcla con la bilis y las secreciones pancreáticas. Las enzimas presentes en estos fluidos ayudan a romper y a digerir la grasa para que luego la podamos absorber correctamente.
Los triglicéridos de cadena media o MCT no necesitan estos procesos: cuando llegan al intestino, directamente atraviesan la barrera intestinal y pasan a la circulación linfática, para alcanzar el hígado, ser procesados y llegar al resto del organismo a través de la circulación sanguínea. Además, los MCT son fácilmente convertidos en cuerpos cetónicos en el hígado. Por todo ello los ácidos grasos de cadena media, los MCT, son un combustible muy eficiente para todo el organismo y en particular para el cerebro, pues pueden atravesar sin ninguna dificultad la barrera hematoencefálica.
En el aceite de coco la mayor parte de estos triglicéridos de cadena media son de dos tipos: de 8 átomos de carbono C8 y de 10 átomos de carbono C10, presentes casi a partes iguales. Y es muy interesante distinguir esto porque en los productos que se comercializan de MCT oil, hay productos que llevan los dos, C8 y C10, y otros que llevan solo C8, el ácido caprílico, y éste es el más interesante y el más eficiente a nivel cerebral.
Los triglicéridos de cadena media tienen además dos beneficios muy interesantes relacionados con el control del peso. En primer lugar tienen un mayor poder saciante y regulador del apetito que el propio aceite de coco, que ya lo tiene de una manera significativa. Y el segundo efecto positivo es que en una dieta tipo cetogénica, cetogénica laxa o una Atkins modificada, incluir aceite MCT permite que pueda haber una mayor carga de hidratos de carbono sin salir del estado metabólico cetogénico que se busca. Esto es muy interesante para poder hacer dietas un poquito más relajadas, más sostenibles a largo plazo e incluso más saludables porque ampliamos el abanico nutricional.
Beneficios del aceite de coco
El aceite de coco estimula el metabolismo, ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina y a la leptina y ayuda a mejorar la memoria (interesante en personas que pueden estar teniendo algún déficit o algún proceso neurodegenerativo, como la demencia). El aceite de coco además ha mostrado reducir la inflamación y el daño provocado por las placas de beta amiloide en el cerebro, que están presentes en procesos degenerativos como puede ser la enfermedad de Alzheimer, por ejemplo.
El aceite de coco es un combustible eficiente para el organismo y mejora el rendimiento deportivo.
El aceite de coco nos ayuda a protegernos frente a los agentes agresores, potencia la producción de linfocitos T, y uno de sus componentes, el ácido láurico, tiene propiedades antisépticas: es antibacteriano, antivírico y antimicótico. El único alimento en la naturaleza que tiene más ácido láurico que el aceite de coco es la leche materna y es considerado como un protector de la salud del bebé, una protección extra a nivel biológico para asegurar la supervivencia del bebé.
El aceite de coco además tiene otra ventaja añadida y es que es un aceite más termoestable que otras grasas vegetales: el punto de ahumado del aceite de coco ronda los 234 ºC, y por eso es una grasa útil para cocinar, ya que puede soportar temperaturas más altas sin alterar su naturaleza, hecho que no ocurre con los ácidos grasos insaturados vegetales, como el aceite de girasol o el de oliva, por ejemplo, con un punto de ahumado más bajo que hace que a temperaturas altas se desnaturalicen y puedan surgir sustancias tóxicas para la salud.
Por este motivo podéis utilizar el aceite de coco para cocinar: por ejemplo, podéis pincelar una sartén para preparar un alimento a la plancha o saltear unas verduras; o consumirlo en crudo, como grasa para untar en una tostada o para completar el aliño en una ensalada, por ejemplo. O incluso en un plato ya servido, como unas verduras salteadas con bemoles revueltos y aguacate, por ejemplo: podemos poner una cucharada de aceite de coco y completar así el aporte de grasas saludables y dar un toque de sabor.
A temperatura ambiente, el aceite de coco es sólido, y a partir de 24ºC se hace líquido, por lo que al mezclarlo con los alimentos y revolverlo, se va a disolver fácilmente. Apoyará al plato un toque de sabor muy rico… para algunas personas; desagradable para otras. Hay que probarlo y elegir.
El aceite de coco también tiene usos a nivel cosmético. Se puede utilizar para el cuidado de la piel, como protector solar, para cuidar el cabello, las uñas e incluso los dientes. Pero en este post no vamos a analizar estos usos.
Desventajas del aceite de coco
En general, como veis, es una grasa muy interesante, pero hay personas que deben evitar el aceite de coco porque puede producir sensibilidad gástrica y no tolerarse bien a nivel digestivo.
Deberían evitar el consumo de aceite de coco las personas que tengan un síndrome de hiperpermeabilidad intestinal o que tengan un intestino dañado por el tipo de vida, por una enfermedad, por la dieta que han seguido, por un proceso inflamatorio… que hace que la barrera intestinal sea poco segura. En el caso de que las uniones entre células intestinales estén debilitadas o dañadas o el daño de la pared intestinal ha provocado la pérdida de células intestinales se pierde la función de barrera y pueden penetrar sustancias de gran tamaño molecular que estimulan el sistema inmune y desencadenen distintos procesos patológicos reactivos.
En estos casos un componente del aceite de coco sirve de vehículo a algunas toxinas, en particular a endotoxinas que están presentes de manera natural en alimentos que son saludables, como las verduras, las semillas o los frutos secos, pero que, al “colarse” a través de los huecos libres de la pared intestinal permeable, alcanzan el torrente sanguíneo de una manera más fácil y pueden producir alteraciones a distintos niveles. Esto lo explica muy bien el Dr. Steven R. Gundry en el libro “The Plant Paradox”, por si queréis indagar un poco más.
Como veis, el aceite de coco está mostrando numerosos beneficios para la salud y es una grasa que merece la pena ser tenida en cuenta. Esperamos que se hayan resulto vuestras dudas y así podáis decidir si incluir o no este alimento en vuestra vida. Como siempre, tendréis que personalizar el uso en cada caso particular.
Aceite de coco, ¿bueno o malo para la salud? | Vida Potencial