'España franquista años 50': la miseria que captó el objetivo de Carlos Saura


que artura, como sigues hablando de lo que no conoces, te lo dice alguien que emigró a UK en en el 67, no solo mi experiencia personal sino que viví la experiencia de tantos otros viajeros españoles, las nacionalidades de viajeros se suelen unir y relacionar, lo hacíamos, no importa la distancia a la que nos encontráramos, a través de la "Casa de España" donde teníamos representación de nuestra cultura, clases de español para nuestros niños etc.

En UK teníamos como mucho contrato de un año para trabajar, no había otra forma de pasar las fronteras, excepto como estudiante de inglés por 6 meses pero tenías que acreditar suficiente dinero para tu estancia de 6 meses, pago de academia de inglés etc. , después de un año si se terminaba el contrato y no tenías otro, podías quedarte en UK pero ilegal y las redadas de la policía eran constantes, así tenías que llegar a 6 años de contratos por año para que te concedieran la residencia, con la residencia si te quedabas sin trabajo y contrato podías permanecer en UK legalmente y buscar trabajo con tiempo.

Si en el periodo de 6 años, hasta conseguir la residencia, cometías cualquier delito menor que, allí era mayor en aquellos tiempos como robar una chocolatina en una tienda, la salida del país era fulminante.

Los españoles que emigramos en los 60,s de España nunca, nunca, ni un solo emigrante, asaltó fronteras o tan siquiera entró como turista para quedarse en el país por que no valía la pena, el "chanchullo" que sí se hacía era que una empresa británica, pequeña por supuesto, te hacía un contrato ficticio previo pago.

Y después de la larga experiencia de mi emigración, si de algo me arrepiento en esta vida es de haber emigrado, cuando venía a España solo sentía envidia de los que aquí estaban, las razones muy numerosas pero eso da para escribir un tocho aburridísimo.
 

Iros a tomar por pandero, el ORO NO SE COME, ***, no se come pero se compra comida con el oro, la mejor moneda desde el principio de la historia hasta la actualidad, se llevaron de España tanto oro que es imposible saber la cantidad exacta, cálculos aproximados lo cifran en 510.000 kgs, es considerado el mayor robo de la historia a nivel mundial, ni ha habido ni hay, ni habrá, un robo como ese y encima mucho de ese oro acuñado en monedas de gran valor histórico, no tuvieron bastante con eso, el barco Vita otro gran robo practicamente desconocido para los españoles arrasaron con todo, 144 contenedores cargados de riqueza imposible de cuantificar por su valor, el hambre en la post guerra no habría tenido lugar sin esos robos de los *** ladrones de la izquierda, luego por supuesto arrasaron con muchas otras cosas, las Iglesias las dejaron más limpias que las patenas, y dame una fuente histórica y no lo que te han contado y tu crees donde se documente que Franco pagó a Hitler por su cara bonita, la cara bonita era la del criminal Stalin con cuya imagen empapelaba toda España.
 
El oro que se llevaron, actualizado a hoy y sin contar su valor histórico en monedas correspondería al 75% de nuestro PIB actual. Si añadimos el barco Vita pasamos con mucho nuestro PIB actual.

Tu a mí no me vas a convencer de nada, tu cuentas lo que te han contado, yo cuento mi experiencia vivida e informada del día a día.
 

De mala calidad dice. De mala calidad. Es que no voy a decir nada, te lo voy a decir en las urnas.
 
"Gaziel", Agustín Calvet i Pascual
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Periodista republicano federalista, consagrado cronista durante la I Guerra Mundial en La Veu y, posteriormente, en La Vanguardia y director de este último entre 1920 y 1936. Dejó un gran legado literario, tanto en catalán como en castellano.

"Si de la república han de estar ausentes las derechas cuando mandan las izquierdas, y luego, cuando son las derechas las que gobiernan, las izquierdas han de enloquecer y lanzarse a la revolución, no habrá -no ha habido todavía- verdadera democracia en España. Como tantas otras cosas, la democracia aquí no es más que un nombre de raíces clásicas y de contenido extranjero".

- La Vanguardia, 9 de noviembre de 1934, p.5.


Pío Baroja
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Médico guipuzcoano y escritor de la Generación del 98, miembro de una conocida familia de periodistas, escritores y directores de cine. Se exilió de la zona frentepopulista una vez iniciada la guerra, para volver, desde Francia, a la zona nacional antes de concluída esta.

"Nuestros republicanos, unidos a los socialistas, han amenazado y no han dado; han dicho que van a hacer y no han hecho nada, con lo cual han conseguido que los capitalistas estén asustados y los obreros exasperados. Respecto a represiones y violencias, los meses que llevamos de República han producido más perecidos en las calles de la ciudades que cuarenta años de Monarquía".

- Pío Baroja; 2 de febrero de 1932, en Villena, Alicante.
Josep Recasens i Mercader
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Político y periodista barcelonés residente en Reus, afiliado al PSOE y fundador del semanario La Justicia Social. En 1910 fue elegido secretario de la Federación Socialista de Cataluña. Durante la guerra se mantuvo en el lado republicano hasta su detención por los nacionales.

"Por fin, hoy - 28 de enero de 1939 - han llegado a este pueblo pintoresco [el Figaró, Cataluña] las tropas nacionales. Los esperábamos con ansia. Han hecho su entrada triunfal hacia las dos de la tarde. Nos han hecho cenar tarde, pero no nos ha dolido ni poco ni mucho, porque el acontecimiento nos ha satisfecho más que la mejor de las comidas. Lo he de declarar sinceramente: hasta incluso yo que tenía dos descendientes en las filas del Ejército republicano, que he combatido implacablemente el fascismo, que he sido enemigo indomable del militarismo y de las revueltas militares, estaba anhelando, esperando aquel momento".

- RECASENS, José; Vida Inquieta. Combat per un socialisme Català; 1985.
 
vete a las 3000 viviendas o a elda actual.....
 
Revisión de la economía española en los años 40

I. INTRODUCCION

El panorama de España entre los años 1940 y 1950 que presentan casi todos los historiadores de la economía es desolador. Paris Eguilaz (1), el economista que más ha estudiado este período, define la década como «una recuperación lenta y difícil», Pedro Schwartz (2) escribe: «de 1940 a l950 los españoles trabajaron más, produjeron la misma cantidad física global menos eficazmente, vivieron mucho peor, sufrieron fluctuaciones de precios, y comerciaron mucho menos con el extranjero, que durante la República». Carreras (3) «sitúa el principal elemento del atraso industrial de España, bien sea ... en el primer tercio del siglo XIX, bien sea en un pasado mucho más reciente de lo que se suele reconocer: del estallido de la guerra civil al final de la autarquía. He aquí la noche de la industrialización española». Para Julio Alcaide (4) «fueron los duros años de la posguerra, de la reconstrucción de las zonas devastadas, del aislamiento internacional y de la política de autarquía económica». Prados de la Escosura (5) escoge una frase similar a la de París Eguilaz: «lenta recuperación económica bajo la autarquía», en tanto que Juan Velarde (6) resume el período como: «la larga crisis de la economía de guerra, del aislamiento internacional y del intervencionismo».

Sin embargo, hay numerosos indicios de que dichas valoraciones sobre el desarrollo de la economía española durante la década de los cuarenta pudieran ser pesimistas. El dato más claro procede de las cifras de bienestar físico: entre 1940 y 1950 la mortalidad infantil (7) se redujo en un 41% y la esperanza de vida pasó de 50 años a 62, mejoras que transforman España, como se ve en la Tabla I-1 . Pero existen otros indicadores, como la producción de electricidad (+91%), el número de estudiantes universitarios (+37%) o de bachillerato (+41%), o los teléfonos instalados (+99%), que sin ser tan espectaculares como los anteriores son incompatibles con una economía estancada.

A la vista de la discrepancia entre estos indicadores y las opiniones citadas, presento una nueva estimación del desarrollo del Producto Interior Bruto de España entre los años 1929 y l962.


Tabla I-1. Esperanza de vida al nacer y mortalidad infantil en España (8)
Esperanza de vida al nacer
Mortalidad infantil
Años
Valor al inicio de la década (años)
Variación en la década (años)
1900
34,8
6,9
1910
41,7
-0,5
1920
41,2
8,8
1930
50,0
0,1
1940
50,1
12
1950
62,1
7,8
1960
69,9
2,5
1970
72,4
Valor al inicio de la década (tanto por mil)
Variación en la década (%)
185,9
-20%
149,3
+11%
165,0
-29%
117,1
-7%
108,7
-41%
64,2
-45%
35,3
-41%
20,8
Entre los años 1929 y 1958 dicha estimación se basa en el trabajo citado de Prados, que responde a un esfuerzo monumental del autor, pero cuyas cifras para la década de los 40 son mejorables. Prados necesita utilizar indicadores que abarquen desde 1958 hasta mediados del siglo XIX, y que en algunos casos son inadecuados para épocas acerca de las cuales existe más información. A partir de 1958, Prados ya no realiza una estimación detallada sector a sector, sino que se remite a los datos de la Contabilidad Nacional con correcciones. Por ello, entre 1958 y 1960 me basaré en los resultados de Schwartz, para realizar entre 1960 y 1962 un engarce con la serie de Prados.

En primer lugar, traserilizaremos las estimaciones disponibles sobre la década de los 40; a continuación, presentaremos las nuevas series para los sectores agrario, secundario y de servicios; que agregaremos en tercer lugar para presentar la nueva estimación integrada de la serie de 1929 a 1962; finalmente daremos una perspectiva del desarrollo de España respecto a Europa en el siglo XX, para dar paso a la conclusión.



II. Estimaciones actuales

Las estimaciones más relevantes sobre el volumen de la renta española en los años cuarenta se resumen en la Tabla Il-l, ordenadas cronológicamente.


Tabla II-1. Estimaciones de la renta española entre 1935 y 1960
Años
CEN(9) MPtas de 1953
Schwartz MPtas de 1958
Carreras(10) 1913=1.000
Naredo(11) Mptas de 1958
Prado 1958=100
Alcaide(12) MPtas de 1986)
1935
208.580
125,32
2.563.700
66,22
6.377.691
1940
149.176
291.970
93,34
2.307.300
57,63
5.309.102
1950
180.822
335.810
110,87
3.340.500
64,29
6.480.037
1960
321.905
579.780
98,93
10.479.253
En la tabla II-2 se presenta la variación en la renta española propuesta por los autores citados, y que se deduce de la Tabla II-l. La fila número 2 representa el tanto por ciento de renta perdido en la guerra, en tanto que las dos últimas filas definen la tasa anual acumulativa de crecimiento dada por dichos autores para las décadas de los años 40 y 50, respectivamente.

Las disparidades que presenta la tabla II-2 son muy importantes; la caída entre 1935 y 1940 varía desde el 28% que propone el CEN hasta el 10% de Naredo; el crecimiento anual de la década de los años 40 varía entre el mínimo del 1.1% obtenido por Prados y el máximo del 3.8% propuesto por Naredo, en tanto que el acuerdo sobre la década de los 50 es mucho mayor, siendo Prados quien presenta nuevamente la estimación inferior, un 4.4% anual, y el CEN quien define la tasa más alta: el 5.9%.


Tabla II-2. Variación de la renta española entre 1935 y 1960
Años
CEN
Schwartz
Carreras
Naredo
Prado
Alcaide
1935-40
-28%
-26%
-10%
-13%
-17%
1940-50 (Tasa anual)
1,9
1,4
1,7
3,8
1,1
2,0
1950-60 (Tasa anual)
5,9
5,6
4,4
4,9
Pueden detectarse dos tendencias en las estimaciones: las pérdidas debidas a la guerra han decrecido claramente con el paso del tiempo, pasando de cifras en el entomo del 27% en las primeras estimaciones hasta cifras que rondan el 13% en las tres últimas, y lo mismo ha sucedido con las tasas de crecimiento de la década de los 50, que han decrecido suavemente, desde un 5.7% en las dos primeras estimaciones hasta el entorno del 4.7% en las dos últimas. Para la década de los 40 no se aprecia una tendencia definida en las estimaciones, que son erráticas» con un valor medio de todas ellas del 2.0%, y del 2.3% para las tres últimas.



 
III. Sector agrario

La estimación más detallada del crecimiento del sector agrario en los años 40 es la realizada por Prados. Es muy similar a las estimaciones precedentes (la del Servicio de Estadística del Ministerio de Agricultura en particular), ya que todas ellas se apoyan en la misma información de base: las series de producción bruta publicadas por el Ministerio de Agricultura y recogidas en los Anuarios Estadísticos del INE. No es nuestro objetivo depurar la metodología (13) utilizada por Prados en la citada estimación, que es de alta calidad, sino revisar las series de producción física sobre las que se apoya. Dichas series presentan dos problemas básicos: por una parte, la dificultad de su enlace con las series de preguerra y, por otro, la ocultación de producción que tuvo lugar durante los años del racionamiento.

traserilizaremos en primer lugar el volumen de ocultación de las series. Este problema es conocido y existe un amplio consenso, cualitativo, sobre la existencia del mismo, aunque no sobre su amplitud. Dice Carlos Barciela (14): «Ciertamente, esto es sobradamente conocido, los datos estadísticos de los años 40 relativos a producciones, superficies, rendimientos y precios de una amplia gama de productos agrarios aparecieron en los anuarios correspondientes fuertemente infravalorados». Dicha infravaloración era la consecuencia natural de un mercado regulado en el que los agricultores declaraban únicamente una parte de su producción, y se reservaban el resto para venderlo en el mercado libre, lo que en aquellos años se llamaba «estraperlo».

A pesar de estar convencidos de que dicha infravaloración existe, a la hora de realizar las estimaciones del producto agrario en dichos años, ningún autor corrige los datos de dichos anuarios. Con el fin de estimar la infravaloración, nos centraremos en la figura III-l, que presenta las cifras de Prados del Valor Añadido Bruto (VAB en adelante) Agrario entre 1940 y 1958. El año de 1951 representa un salto cualitativo respecto a 1950: un 26% de incremento, muy similar al que ofrece la serie del INE que es de un 27%. Este incremento es el resultado directo de la eliminación del racionamiento, que se inició el 1° de abril de 1950 y se amplió en los meses sucesivos. Según Naredo: «cuando la política económica dio un paso importante en la liberalización del mercado interno aboliendo el racionamiento, la estimación del Consejo Nacional registra un incremento insólito en la Historia de los países, que dudamos haya tenido realidad, siendo posiblemente el efecto de un cierto ajuste ente las producciones reales y las recogidas en las estadísticas».

Figura III-1. VAB Agrario en 1940-58

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Por ocultación, el VAB Agrario de 1950 estaba claramente infravalorado. ¿Pero cuánto, y desde cuándo? Barciela estima que el volumen de trigo consumido llegó a ser el doble de lo que reflejan las estadísticas. Aunque esta cifra no puede extenderse a todo el sector agrario, sugiere que el volumen podría ser claramente significativo. Si traserilizamos las cifras de incremento del VAB Agrario de Prados, vemos que tras la ligera flexión de 1941, la producción agraria crece de modo continuado hasta la cosecha de 1944; decrece de modo marcado con la cosecha catastrófica de 1945; y tras una ligera recuperación en 1946-47, permanece esencialmente estancada en los niveles de l940-41 hasta 1950. Si comparamos esta pauta con el comportamiento de la mortalidad infantil en estos años, que en los niveles de consumo de los años 40 en España depende básicamente de la alimentación, podemos ver en la Tabla III-l que entre 1940 y 1944 dicha mortalidad baja un 14%, mientras que entre 1944 y 1950 baja un 33%, es decir, a un ritmo anual doble. Podemos concluir que el comportamiento del VAB Agrario de 1940 a 1944 es razonable, en tanto que la disminución del mismo entre 1944 y 1950 es incompatible con el acusado descenso de la mortalidad infantil. En consecuencia, distribuiremos el «salto» del VAB Agrario de 1950-51 entre los años 1945 al 1950 de modo proporcional. El resultado se muestra en la figura III- 1, que elimina la discontinuidad de los años 1950-51 y presenta un perfil plausible.


Tabla III-l. Mortalidad infantil y VAB agrario, 1940-58
Años
Años Incremento del VAB Agrario (Prados)
Variación de la Mortalidad Infantil
1940-44
+1 1%
-14%
1944-50
-13%
-33%
El segundo problema de las series es su engarce con las series de preguerra. En este punto no existe un claro consenso, dado que hay autores que consideran que las series de preguerra están sobrevaloradas, como Naredo, en tanto que otros las consideran ajustadas a la realidad. Para nuestro análisis nos basaremos en el VAB Agrario per capita propuesto por Prados, que se representa en la figura III-2.



Figura III-2. VAB Agrario de Prados per capita, 1900-75

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En mi opinión, el índice de VAB Agrario per capita propuesto por Prados no es incompatible con la información de contexto disponible:

a) De acuerdo con el índice agrario de Prados, la producción agrícola per capita posterior a la guerra no habría alcanzado el nivel de los mejores años de preguerra (1909, 1927, 1929, 1932) hasta las cosechas excepcionales de 1962-63, tras lo que volvería a caer por debajo del nivel de preguerra, que no superaría de modo continuo hasta 1971, es decir, 60 años después de 1909 y casi 40 años después de 1932. Sin embargo, el nivel de desarrollo agrícola de l962 y no digamos de 1971 es incomparable con el de cualquier año de preguerra. Por ejemplo, el volumen de utilización de abonos nitrogenados de 1962 multiplica el de 1935 por 3, y el de 1971 lo multiplica por 6. Cualquier otro índice de contexto que se utilizara, como el de mecanización agraria o el volumen de regadíos arrojaría resultados similares (15).

b) La balanza comercial agraria en los años 60 fue positiva, es decir, exportábamos más de lo que importábamos. En consecuencia, la producción superaba el consumo, y si el consumo en 1970 fuera superior al de los años 30, sería una señal clara de que la producción era asimismo superior. Los datos de consumo alimenticio de los años 60 y 70 no admiten comparación con los de los años 30, por no hablar de la diferencia que los separa de la alimentación en 1909. Podemos citar como ejemplo el descenso en el consumo de pan, que entre 1952 (primer año en que la encuesta de consumo está disponible) y 1970 (año en que de acuerdo con el índice de Prados la producción agraria por persona era inferior a la de 1932) desciende de 122 kg por año y por habitante a 76.2 kg, es decir, una caída de 46 kg en 18 años. Por el contrario, el consumo de pan en 1935 fue de 140 kg por capita y año, es decir, casi el doble que en 1970, como se refleja en la figura III-3, y la velocidad de descenso de su consumo fue de tan solo 8 kg en los mismos 18 años (de 1917 a 1935). Dado que el pan es un bien «inferior», una disminución en su consumo significa que fue substituido por otros alimentos de mayor calidad, como verdura, carne, etc. Hay que concluir que el consumo alimenticio per capita en 1960 y 1970 fue muy superior, en valor económico, al de los años 30 y en consecuencia, la producción por habitante tuvo que ser asimismo superior.



Figura III-3. Consumo de harina por habitante en España, 1900-1970 (16)

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c) Prados presenta datos que ponen de relieve una mejora cualitativa en la producción agrícola en el periodo posterior a la guerra, dado que la proporción de la producción animal respecto a la vegetal aumenta de modo claro: la parte de producción animal respecto al total de la producción agraria pasa del 28,8% en 1929/33 al 31,6% en 1950 y al 37.7% en 1960/64 (mejora del 31%). Este aumento de la proporción de la producción animal implica que la dieta promedio de la población mejoró, lo que no es posible sin una mejora de la producción per capita (al ser la balanza agraria positiva).

Por ello, tanto desde la vertiente del consumo como desde la vertiente de los datos de contexto de la producción, podemos concluir que la producción agrícola per capita en los años 1960 y 1970 fue claramente superior a la de los años 30, contrariamente a lo que señalan el índice de Prados y las series de producción fisica. ¿Pero desde cuándo y en qué volumen? Para contestar a esta pregunta, tenemos los datos siguientes: 1) Sabemos por Prados que ya en 1950 la proporción de producción animal superaba el valor de 1929/33, 2) Sabemos igualmente, por la figura III-2, que el consumo de pan en 1952 era no solo inferior al de 1935, sino que la velocidad de descenso de dicho consumo era muy superior a la de los años de preguerra 3) El año de 1952 fue el primero del siglo XX en que la exportación de trigo superó a la importación, señal clara de que el descenso en el consumo de pan no se debía a dificultades de suministro sino a falta de demanda por saturación. Podemos deducir que la producción agraria por persona en 1952 era como mínimo igual a la de preguerra, y muy probablemente dicha equiparación tuvo lugar bastante antes, dada la velocidad de descenso en el consumo de pan que se registra ya en 1952.

 
En consecuencia, deducimos que las series de producción física agrarias previas y posteriores a la Guerra no están correctamente engarzadas, bien siendo los valores oficiales anteriores a 1935 superiores a los reales, bien los de los años 1950 inferiores. Dado que la encuesta de consumo en los años 50 coincide muy sustancialmente con los datos de consumo calculados a partir de las series de producción, concluimos que las series anteriores a 1935 deben modificarse a la baja, de modo que la media del VAB Agrario per capita de los años 1950-60 coincida con el VAB Agrario per capita del año más alto de la República, que es 1932. Esta corrección es la más ligera posible compatible con la coherencia de los datos de contexto, y equivale a disminuir el VAB Agrario de 1935 en un 6,8%. Según esta hipótesis, la produccion agraria promedio de los años 1940-45 fue un 4% inferior a la de los años 1934-35, en tanto que la de los años 1945-50 fue un 6% superior. ¿Son razonables estas cifras? Para obtener una respuesta, vamos a traserilizar tres argumentos que se presentan con frecuencia como pruebas del bajo nivel de producción agraria de la España de los 40: el consumo de abonos químicos, las importaciones de trigo de la Argentina en los años 1947-48, y el mantenimiento del racionamiento hasta 1951.

La utilización de abonos químicos, que es un buen indicio del nivel de desarrollo de la agricultura, se presenta en la tabla III-2. El nivel de utilización de abonos del año 1935 se aIcanza entre los años 1945 y 1950, sin que las estadísticas ofrezcan datos para los años intermedios, y siendo el nivel de 1950 un 38% superior al de 1935. Una interpolación lineal sugiere que el nivel de abonado químico de 1935 se alcanzó en 1947-48. Teniendo en cuenta que en los años 40 el volumen de mano de obra agrícola fue superior al de la década de los 30, lo que podría compensar un menor aporte de abonos hasta el entorno de 1947-48, podemos concluir que es verosímil que la producción agraria en los años 1945-50 fuera un 6% superior a la de la República, como resulta del nuevo índice.


Tabla III-2. Utilización de abonos, años 1935-55 (17)
Años
Abonos nitrogenados (Tm)
Nitrógeno equivalente (Tm)
Abonos fosfóricos (Tm)
Fósforo (P2O5) equivalente (Tm)
Potasio (K2O) equivalente (Tm)
l Abono total (Tm)
1935
632.246
101.1591
607.924
109.426
210.585
1945
11.373
81.203
30.719
123 295
1950
86.931
151.558
52.268
290.757
1955
178.826
224.073
54.607
457.506
La importación de trigo argentino en los años 1947-48 fue percibida en su momento como una salvación de la escasez que se avecinaba, y parece por lo tanto incompatible con una producción agraria por habitante similar (un 1% inferior de acuerdo con el nuevo índice) al quinquenio republicano. Sin embargo, los datos oficiales reflejan que la importación de trigo en los dos años referidos fue de tan sólo un 10% de la producción (18), proporción que podemos reducir a un valor real del 7% (ocultación de un 40% de la produccion). Este volumen de importación es similar a la desviación típica en el consumo de harina durante el quinquenio de la República (6%), y equivale a las oscilaciones naturales de las cosechas de la época, con efectos prácticos reducidos. El Protocolo Franco-Perón tuvo relevancia desde un punto de vista psicológico, pero apenas desde la perspectiva del abastecimiento alimenticio.

En cuanto al racionamiento, ¿por qué se creó éste y se mantuvo hasta 1951 si la producción agraria por persona fue similar a la de la República desde mediados de los años 40? La respuesta es que la producción promedio por habitante del primer quinquenio de los 40 fue un 9% inferior a la de 1931-35, lo que explica la relativa escasez de aquellos años y la necesidad de acudir a medidas excepcionales como el racionamiento para proteger a la población económicamente menos favorecida. Que los poderes públicos fueran reacios a levantar el racionamiento no puede sorprender cuando las estadísticas oficiales señalaban en 1950 una producción agrícola por habitante un 39% inferior a la de 1932 (19), ya que si dichas cifras hubieran sido correctas la desaparicion de la cartilla hubiera significado una verdadera catástrofe. Precisamente la mejor prueba de que las series de producción física agraria previas a 1951 no son fiables es que la supresión del racionamiento no provocó el desabastecimiento que hubiera sido inevitable si dichas cifras hubieran sido fidedignas.

El nuevo índice de producción agraria propuesto indica que el VAB agrario aumentó un 21% entre 1940 y 1950, en tanto que Prados propone un aumento nulo en dicha década. Si lo comparamos con el crecimiento de la población activa en el sector, que fue del 12%, obtenemos un aumento de la productividad del 0.8% anual, dato muy modesto al partirse de productividades muy bajas en 1940, pero que entra dentro de lo posible.

En resumen, el nuevo índice proporciona un nivel de verosimilitud mayor que las series preexistentes y, pese a la dificultad de conseguir datos fiables en el sector agrario, proporciona una imagen cualitativamente fiel del desarrollo del mismo entre los años 1929 y 1958.



 
IV. Sector industrial y construcción

Prados elabora un índice agregado del sector industrial y de la construcción, en el que nos basaremos introduciendo algunos cambios. El índice del sector industrial de Prados es notablemente más completo que las estimaciones precedentes, entre las que destaca la de Carreras, en su obra citada. A pesar de esta superior elaboración, el índice de Prados muestra un incremento del VAB Industrial de tan solo un 24% entre 1940 y 1950, y permanece en este último año todavía un 12% por debajo del máximo de preguerra. Estas cifras no son compatibles con otros datos disponibles, como el aumento de la población activa industrial o el propio crecimiento de las series más contrastadas de producción física.

La población activa industrial crece un 35% (20) entre 1940 y 1950, y por lo tanto, si ambos datos fueran correctos, tendríamos que aceptar una disminución de la productividad de la mano de obra industrial del 9% en la década, dato dudoso si tenemos en cuenta que la productividad en 1940 fue a su vez muy baja, un 20% inferior a la del año 1930, y es dificil pensar que pudiera seguir descendiendo una vez restablecida la paz. ¿A qué se debe que los datos de Prados para el desarrollo industrial de la década de los 40 sean los más bajos publicados, al mismo nivel que los de Schwartz, realizados con una metodología mucho más sencilla? Los motivos principales son los siguientes: l) El peso del subsector eléctrico respecto a la totalidad del sector industrial es el más bajo considerado hasta la fecha, del orden de la mitad que el utilizado por Carreras (10.71%), lo cual es muy relevante porque la industria eléctrica tuvo un enorme desarrollo en aquellos años; 2) Prados utiliza los pesos del VAB Industrial de 1958 para ponderar los subsectores industriales durante la década de los 40, lo que tiende a subestimar el crecimiento.

A continuación se propone cómo resolver estos sesgos. En primer lugar, Prados estima el peso del sector eléctrico en base a las tablas input-output de 1958, lo cual es razonable para 1958, pero no para 1929 y los años intermedios. En este aspecto las estimaciones de Carreras son más verosímiles, ya que da un peso a dicho subsector del 10.26% en 1929, mucho más ajustado a la realidad, lo que aconseja utilizar las series de Carreras entre 1929 y 1958 en lugar de las de Prados. Para los años 1936-39 utilizaré los datos de Prados, dado que Carreras no los incorpora. En segundo lugar, no parece óptimo ponderar la industria de 1940 con los pesos de 1958, cuando tanto el volumen como la estructura industrial de la España de 1940 estaban mucho más próximos a los de 1929 que a los de 1958. A pesar de esta mayor cercanía entre 1940 y 1929, utilizaré un índice neutral, en este caso la media geométrica de los índices con base 1929 y 1958 de Carreras (denominados IPIES29 e IPIES58) para el período 1929-1958.

Los resultados se presentan en la tabla IV-l, y arrojan un incremento del VAB Industrial del 34% entre 1940 y 1950, lo que corresponde a una mejora nula de la productividad del factor trabajo en la década, muy baja pero no inverosímil. El nivel de 1950 equivale a un incremento del 3% respecto al año más alto de preguerra, que es 1930, lo cual parece escaso a la vista de la evolución de los principales índices, pero entra dentro de !o posible.


Tabla IV-1. Crecimiento del VAB Industrial en España, 1900-1958
Años
Prados
Nuevo Indice
1920-30
54%
57%
1930-35
-11%
-10%
1935-40
-22%
-14%
1940-50
27%
34%
1950-58
84%
94%
El índice del sector de la construcción que propone Prados se basa en la agregación de tres subíndices, el más relevante de los cuales, que corresponde a la construcción residcncial, sc elabora teniendo en cuenta la variación en el número de viviendas entrc años censales. Los datos entre años censales se obtienen por interpolación entre los años extremos a crecimiento constante. Este índice no parece apropiado para un periodo inmediatamente anterior o posterior a una guerra, ya que tanto la destrucción como la restauración de viviendas no aparecen recogidas en el mismo. Por consiguiente se propone la elaboración de un nuevo índice entre 1929 y 1950 del subsector de construcción residencial, basado en el consumo de cemento: Para ello ajustamos el consumo de cemento con el índice de Prados entre 1950 y 1958, cuando las reconstrucciones debidas a la guerra se estiman finalizadas, y dicho ajuste se extrapola hacia atrás hasta 1929 (21). A partir de 1950 utilizo el índice de construcción residencial de Prados. El resultado obtenido se integra con los Indices de los restantes subsectores de acuerdo con los datos de Prados, y los crecimientos del nuevo índice de la construcción se presentan en la tabla IV-2. El nuevo índice muestra una caída de la actividad más ligera tanto en los años de la República como durante la guerra, así como una recuperación más suave durante los años 40. Asimismo, el crecimiento del nuevo índice entre 1940 y 1950 es tan solo del 16%, lo que parece bajo para un periodo de reconstrucción.

Tabla IV-2. Crecimiento del sector de la construcción, 1920-58
Años
Prados
Nuevo Indice
1920-30
137%
156%
1930-35
-32%
-11%
1935-40
-26%
0%
1940-50
39%
16%
1950-58
91%
91%
Lo más destacable del nuevo índice es que la actividad del sector de la construcción en 1940 era ya igual a la del año 1935, o lo que es lo mismo, la recuperación del nivel de preguerra es inmediata. Este cálculo es, en mi opinión, más bien pesimista, ya que el consumo de cemento en 1940 fue un 17% superior al de 1935 y, por lo tanto, es probable que la actividad en 1940 fuera claramente superior a la de 1935.



 
V. Sector servicios

La nueva estimación del sector servicios se basa, como los índices anteriores, en la obra citada de Prados, quien divide el sector servicios en 8 subsectores, que son: educación y sanidad, Administración Pública, comercio, alquiler de viviendas, banca y seguros, transporte y comunicaciones, profesiones liberales y servicio doméstico. Considero correctas, y por lo tanto utilizo sin modificación, las series de alquiler de viviendas y banca y seguros, así como la ponderación calculada por Prados para cada uno de los subsectores. Los cambios introducidos son los siguientes:

1. Para la generación de las series entre los años base de 1929 y 1958, se utilizarán las medias geométricas de los índices basados en las ponderaciones de los años extremos, es decir, la media geométrica de los índices con pesos de 1958 y 1929 para los años 1929-58.

2. Prados calcula la serie de educación y sanidad tomando como base los gastos de educación primaria de la Administración publicados por Comín (22) deflactados por un indice de precios al por mayor, al que da peso 1, el número de estudiantes de bachillerato, al que da peso 2, y el número de estudiantes universitarios, al que da peso 3. Lo más adecuado sería substituir el estimador de enseñanza primaria por el número de alumnos de primaria, pero Prados prefiere no hacerlo debido a la inconsistencia de dicha serie, lo que es correcto. Sin embargo, es preferible seleccionar otro indicador de la enseñanza primaria que no requiera la utilización de deflactores, dado que, como señala Naredo es bien conocido que los sueldos de los funcionarios, que componen la mayor parte de la rúbrica de los gastos de enseñanza, crecieron mucho menos que la inflación durante la década de los 40. En consecuencia, he construido una nueva serie, utilizando como indicador del número de alumnos de primaria el número de maestros (23), que es un dato fiable. A dicho estimador de alumnos en ensenanza primaria sumamos los alumnos de Bachillerato con peso 2, y los alumnos universitarios con peso 4. El nuevo índice muestra un crecimiento del 17% entre 1940 y 1950 y del 34% entre 1950 y 1958, más verosímil que el de Prados, que presenta un crecimiento del 4% entre 1940 y 1950 (recordemos que el número de estudiantes de bachillerato aumentó en un 41%, y el de universitarios en un 37%), y de un 135% entre 1950 y 1958, que probablemente no fue tan elevado.

3. Para la serie de Administración Pública, Prados utiliza los datos de gastos de personal de las Administraciones Públicas dados por Comín, deflactados por un índice de precios al consumo. Este cálculo adolece de la misma carencia señalada en el caso de la serie de enseñanza, a saber, que los sueldos de los funcionarios no tienen por qué crecer de modo armónico con la inflación y, de hecho, es muy probable que crecieran mucho menos en la década de los 40 que los precios. En consecuencia, procede elaborar un índice que no dependa, en la medida de lo posible, de los datos de gastos corrientes. Para el periodo 1920-1940, dado que existen datos censales del número de funcionarios, asumo la hipótesis de que los gastos corrientes de las Administraciones son función lineal del número de funcionarios, interpolando a crecimiento constante entre los años censales. El fuerte crecimiento en el número de militares entre el Censo de 1930 y el de 1940 se distribuye linealmente entre 1936 y 1939, aproximación que no toma en consideración la Ley Azaña. Para la década de los 40, es necesario utilizar los datos de gastos corrientes, al no existir otro indicador, y por lo tanto debemos seleccionar un índice de inflación. Naredo propone utilizar un deflactor de 2.0 entre los años 40 y 50 para los sueldos de los funcionarios, en tanto que Prados utiliza un valor de 2.83. Los datos disponibles no permiten hacer un cálculo preciso de este deflactor, pero las dos estimaciones que he realizado indican que el valor real es muy similar a la cifra de Naredo: si dividimos los gastos en enseñanza primaria dados por Comín entre 1940 y 1950 por el número de maestros (24), el deflactor obtenido es de 2.28; y si dividimos los gastos de la Guardia Civil y de la Policía, asimismo de Comín, entre el número de dichos funcionarios (obtenido en los Censos), el deflactor es de 1.83. Dado que el valor del deflactor obtenido a través del sueldo de los maestros está disponible para todos los años ente 1940 y 1950, en tanto que el deflactor de las fuerzas de seguridad sólo existe para los años censales, he preferido utilizar el primero para los años 1940-50, pero corrigiéndolo de forma que el deflactor total de la década sea la semisuma de ambos, es decir, 2.05. Para los años 1950-58 he utilizado la serie de Prados, ya que a partir de 1952 los salarios de los funcionarios siguen aproximadamente el índice de inflación, de acuerdo con Naredo. Los crecimientos que señala el nuevo índice aparecen en la Tabla V-l adjunta, y puede observarse que la mayor discrepancia con Prados aparece en los años 1930-40; Prados estima que casi todo el crecimiento del gasto tuvo lugar durante la República, en tanto que el nuevo índice refleja que el aumento del gasto público tuvo lugar fundamentalmente durante la guerra, como consecuencia del crecimiento de los efectivos militares. También existe una discrepancia durante la década de los 40, en que el nuevo índice muestra un comportamiento estable (aumento del 3%), en tanto que Prados propone una disminución del 24%.


Tabla V-l. Crecimiento del gasto corriente de las Administraciones Públicas
Años
Prados
Nuevo Indice
1930-35
46%
2%
1935-40
14%
48%
1940-50
-24%
3%
1950-58
90%
86%

4. El índice de comercio utilizado por Prados es una suma ponderada y filtrada de los valores del producto bruto industrial, agrario y de la importación de bienes. He mantenido dicho índice, utilizando los nuevos valores obtenidos para la producción agraria e industrial. Los valores de importaciones proceden de Tena (25).

5. Para el índice de transporte y comunicaciones utilizo la serie completa de Prados, con la excepción del índice de transporte terrestre entre 1940 y 1950. Entre 1911 v 1950 Prados crea un índice que es la media geométrica del stock de vehículos y de la longitud de carreteras. En mi opinión este índice es poco adecuado para los años 40, ya que en dichos años el transporte se vio muy limitado por la disponibilidad de combustible, que fue un factor mucho más significativo que la longitud de carreteras. En consecuencia, entre 1940 y 1950 he sustituido el índice de transporte terrestre de Prados por un índice que refleja el consumo de combustible por carretera (26). En la tabla IV-l se muestra el comportamiento de este índice v se compara con el de Prados.


Tabla V-l. Índice de transporte por carretera 1940-1950
Años
Indice Prado
Nuevo Indice
1940
50,85
22,94
1941
46,22
16,81
1942
43,47
6,40
1943
42,58
12,75
1944
41,57
9,92
1945
39,41
13,84
1946
36,53
21,75
1947
33,69
33,05
1948
32,69
25,13
1949
34,63
34,61
1950
35 82
35,82
El nuevo índice muestra una caída entre los años 1941 y 45, en consonancia con los problemas de abastecimiento generados por la Guerra Mundial, y un incremento del 56% ente 1940 y 1950, valor elevado pero posible al desaparecer las restricciones de abastecimiento, en tanto que el índice de Prados señala una caída del 30% entre ambos años, dato incompatible con un incremento del 49% en el consumo de combustible. El índice completo de transporte y comunicaciones se reconstruye en base a los datos de Prados, incluyendo en los mismos el nuevo índice de transporte terrestre.

6. Tanto para el índice de las profesiones liberales como para el del servicio doméstico, Prados se apoya en las series censales disponibles del número de personas en dichos sectores, e interpola entre años censales a crecimiento constante. Mi nuevo índice es conceptualmente idéntico al de Prados, pero los resultados obtenidos son distintos, ya que Prados realiza algunas extrapolaciones en la década de los años 30 que no he seguido.

El nuevo índice desarrollado para el sector servicios completo se muestra en la figura V-2, junto al índice de Prados. Las diferencias principales son las siguientes: 1) El nuevo índice muestra un incremento nulo ente los años 1929 y 1935, en tanto que Prados, tras un ligero estancamiento entre 1929 y 1931 muestra entre l931 y l935 un crecimiento similar al de los años l921-1929. 2) La caída debida a la guerra es mucho más suave en el nuevo índice, en gran parte porque considera el aumento de gasto corriente del Estado, que Prados no incorpora. 3) El comportamiento entre 1938 y l945 es similar. 4) Entre 1945 y 1955 los índices difieren considerablemente, con el nuevo índice mostrando una pauta de crecimiento regular, en tanto que Prados propone un ligero descenso entre 1945 y 1950, y un fuerte crecimiento entre 1950 y 1955 .

El nuevo índice muestra que el nivel absoluto máximo de preguerra se alcanza ya en 1942 como, por otra parte, señalan casi todos los indicadores, desde el número de estudiantes a la actividad bancaria pasando por el número de profesionales liberales o de funcionarios, en tanto que Prados retrasa dicha equiparación hasta el año 1945, en que la actividad bancaria era ya un 76% superior a la de 1935. Como verificación adicional, la población del sector servicios aumentó un 29% entre 1935 y 1950 (Naredo), a comparar con el aumento del 27% del nuevo índice, lo que implica un crecimiento de la productividad del sector prácticamente nula, y es verosímil.



 
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