'España franquista años 50': la miseria que captó el objetivo de Carlos Saura

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V. Sector servicios

La nueva estimación del sector servicios se basa, como los índices anteriores, en la obra citada de Prados, quien divide el sector servicios en 8 subsectores, que son: educación y sanidad, Administración Pública, comercio, alquiler de viviendas, banca y seguros, tras*porte y comunicaciones, profesiones liberales y servicio doméstico. Considero correctas, y por lo tanto utilizo sin modificación, las series de alquiler de viviendas y banca y seguros, así como la ponderación calculada por Prados para cada uno de los subsectores. Los cambios introducidos son los siguientes:

1. Para la generación de las series entre los años base de 1929 y 1958, se utilizarán las medias geométricas de los índices basados en las ponderaciones de los años extremos, es decir, la media geométrica de los índices con pesos de 1958 y 1929 para los años 1929-58.

2. Prados calcula la serie de educación y sanidad tomando como base los gastos de educación primaria de la Administración publicados por Comín (22) deflactados por un indice de precios al por mayor, al que da peso 1, el número de estudiantes de bachillerato, al que da peso 2, y el número de estudiantes universitarios, al que da peso 3. Lo más adecuado sería substituir el estimador de enseñanza primaria por el número de alumnos de primaria, pero Prados prefiere no hacerlo debido a la inconsistencia de dicha serie, lo que es correcto. Sin embargo, es preferible seleccionar otro indicador de la enseñanza primaria que no requiera la utilización de deflactores, dado que, como señala Naredo es bien conocido que los sueldos de los funcionarios, que componen la mayor parte de la rúbrica de los gastos de enseñanza, crecieron mucho menos que la inflación durante la década de los 40. En consecuencia, he construido una nueva serie, utilizando como indicador del número de alumnos de primaria el número de maestros (23), que es un dato fiable. A dicho estimador de alumnos en ensenanza primaria sumamos los alumnos de Bachillerato con peso 2, y los alumnos universitarios con peso 4. El nuevo índice muestra un crecimiento del 17% entre 1940 y 1950 y del 34% entre 1950 y 1958, más verosímil que el de Prados, que presenta un crecimiento del 4% entre 1940 y 1950 (recordemos que el número de estudiantes de bachillerato aumentó en un 41%, y el de universitarios en un 37%), y de un 135% entre 1950 y 1958, que probablemente no fue tan elevado.

3. Para la serie de Administración Pública, Prados utiliza los datos de gastos de personal de las Administraciones Públicas dados por Comín, deflactados por un índice de precios al consumo. Este cálculo adolece de la misma carencia señalada en el caso de la serie de enseñanza, a saber, que los sueldos de los funcionarios no tienen por qué crecer de modo armónico con la inflación y, de hecho, es muy probable que crecieran mucho menos en la década de los 40 que los precios. En consecuencia, procede elaborar un índice que no dependa, en la medida de lo posible, de los datos de gastos corrientes. Para el periodo 1920-1940, dado que existen datos censales del número de funcionarios, asumo la hipótesis de que los gastos corrientes de las Administraciones son función lineal del número de funcionarios, interpolando a crecimiento constante entre los años censales. El fuerte crecimiento en el número de militares entre el Censo de 1930 y el de 1940 se distribuye linealmente entre 1936 y 1939, aproximación que no toma en consideración la Ley Azaña. Para la década de los 40, es necesario utilizar los datos de gastos corrientes, al no existir otro indicador, y por lo tanto debemos seleccionar un índice de inflación. Naredo propone utilizar un deflactor de 2.0 entre los años 40 y 50 para los sueldos de los funcionarios, en tanto que Prados utiliza un valor de 2.83. Los datos disponibles no permiten hacer un cálculo preciso de este deflactor, pero las dos estimaciones que he realizado indican que el valor real es muy similar a la cifra de Naredo: si dividimos los gastos en enseñanza primaria dados por Comín entre 1940 y 1950 por el número de maestros (24), el deflactor obtenido es de 2.28; y si dividimos los gastos de la Guardia Civil y de la Policía, asimismo de Comín, entre el número de dichos funcionarios (obtenido en los Censos), el deflactor es de 1.83. Dado que el valor del deflactor obtenido a través del sueldo de los maestros está disponible para todos los años ente 1940 y 1950, en tanto que el deflactor de las fuerzas de seguridad sólo existe para los años censales, he preferido utilizar el primero para los años 1940-50, pero corrigiéndolo de forma que el deflactor total de la década sea la semisuma de ambos, es decir, 2.05. Para los años 1950-58 he utilizado la serie de Prados, ya que a partir de 1952 los salarios de los funcionarios siguen aproximadamente el índice de inflación, de acuerdo con Naredo. Los crecimientos que señala el nuevo índice aparecen en la Tabla V-l adjunta, y puede observarse que la mayor discrepancia con Prados aparece en los años 1930-40; Prados estima que casi todo el crecimiento del gasto tuvo lugar durante la República, en tanto que el nuevo índice refleja que el aumento del gasto público tuvo lugar fundamentalmente durante la guerra, como consecuencia del crecimiento de los efectivos militares. También existe una discrepancia durante la década de los 40, en que el nuevo índice muestra un comportamiento estable (aumento del 3%), en tanto que Prados propone una disminución del 24%.


Tabla V-l. Crecimiento del gasto corriente de las Administraciones Públicas
Años
Prados
Nuevo Indice
1930-35
46%
2%
1935-40
14%
48%
1940-50
-24%
3%
1950-58
90%
86%

4. El índice de comercio utilizado por Prados es una suma ponderada y filtrada de los valores del producto bruto industrial, agrario y de la importación de bienes. He mantenido dicho índice, utilizando los nuevos valores obtenidos para la producción agraria e industrial. Los valores de importaciones proceden de Tena (25).

5. Para el índice de tras*porte y comunicaciones utilizo la serie completa de Prados, con la excepción del índice de tras*porte terrestre entre 1940 y 1950. Entre 1911 v 1950 Prados crea un índice que es la media geométrica del stock de vehículos y de la longitud de carreteras. En mi opinión este índice es poco adecuado para los años 40, ya que en dichos años el tras*porte se vio muy limitado por la disponibilidad de combustible, que fue un factor mucho más significativo que la longitud de carreteras. En consecuencia, entre 1940 y 1950 he sustituido el índice de tras*porte terrestre de Prados por un índice que refleja el consumo de combustible por carretera (26). En la tabla IV-l se muestra el comportamiento de este índice v se compara con el de Prados.


Tabla V-l. Índice de tras*porte por carretera 1940-1950
Años
Indice Prado
Nuevo Indice
1940
50,85
22,94
1941
46,22
16,81
1942
43,47
6,40
1943
42,58
12,75
1944
41,57
9,92
1945
39,41
13,84
1946
36,53
21,75
1947
33,69
33,05
1948
32,69
25,13
1949
34,63
34,61
1950
35 82
35,82
El nuevo índice muestra una caída entre los años 1941 y 45, en consonancia con los problemas de abastecimiento generados por la Guerra Mundial, y un incremento del 56% ente 1940 y 1950, valor elevado pero posible al desaparecer las restricciones de abastecimiento, en tanto que el índice de Prados señala una caída del 30% entre ambos años, dato incompatible con un incremento del 49% en el consumo de combustible. El índice completo de tras*porte y comunicaciones se reconstruye en base a los datos de Prados, incluyendo en los mismos el nuevo índice de tras*porte terrestre.

6. Tanto para el índice de las profesiones liberales como para el del servicio doméstico, Prados se apoya en las series censales disponibles del número de personas en dichos sectores, e interpola entre años censales a crecimiento constante. Mi nuevo índice es conceptualmente idéntico al de Prados, pero los resultados obtenidos son distintos, ya que Prados realiza algunas extrapolaciones en la década de los años 30 que no he seguido.

El nuevo índice desarrollado para el sector servicios completo se muestra en la figura V-2, junto al índice de Prados. Las diferencias principales son las siguientes: 1) El nuevo índice muestra un incremento nulo ente los años 1929 y 1935, en tanto que Prados, tras un ligero estancamiento entre 1929 y 1931 muestra entre l931 y l935 un crecimiento similar al de los años l921-1929. 2) La caída debida a la guerra es mucho más suave en el nuevo índice, en gran parte porque considera el aumento de gasto corriente del Estado, que Prados no incorpora. 3) El comportamiento entre 1938 y l945 es similar. 4) Entre 1945 y 1955 los índices difieren considerablemente, con el nuevo índice mostrando una pauta de crecimiento regular, en tanto que Prados propone un ligero descenso entre 1945 y 1950, y un fuerte crecimiento entre 1950 y 1955 .

El nuevo índice muestra que el nivel absoluto máximo de preguerra se alcanza ya en 1942 como, por otra parte, señalan casi todos los indicadores, desde el número de estudiantes a la actividad bancaria pasando por el número de profesionales liberales o de funcionarios, en tanto que Prados retrasa dicha equiparación hasta el año 1945, en que la actividad bancaria era ya un 76% superior a la de 1935. Como verificación adicional, la población del sector servicios aumentó un 29% entre 1935 y 1950 (Naredo), a comparar con el aumento del 27% del nuevo índice, lo que implica un crecimiento de la productividad del sector prácticamente nula, y es verosímil.



 
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