Futuro
Madmaxista
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Esclavismo intraeuropeo
Red Tercera Vía
A una semana de las elecciones europeas, la noticia tenderá a aumentar si cabe la perplejidad y el desapego respecto a la construcción comunitaria. La CGT denunció ayer las condiciones escandalosas de trabajo de un grupo de trabajadoras agrícolas rumanas y polacas que recogían fresas y espárragos en Brumath, Alsacia. Las jóvenes cobran céntimos de euro por kilo, no más de algún euro al día, sin respeto de las leyes francesas, que establecen un salario mínimo horario de 8,71 euros. Los inspectores de trabajo alsacianos abrieron una investigación y decenas de estas personas, como consecuencia de la denuncia de la CGT, partieron en autobús hacia sus países de origen. Las trabajadoras se alojaban en un campamento levantado sobre un terreno fangoso, delimitado por una valla. “Jaulas con tazas de váter”, afirma la CGT, que denuncia condiciones de vida “inhumanas” y “esclavistas”.
El alcalde de Brumath, Etienne Wolff (del UMP, partido de Sarkozy) condenó este hecho. El propietario del terreno es un alemán de Freuenstadt, en la Selva de color, que lleva años alquilando el terreno en Alsacia para producir fruta y verdura, que luego vende a precios imbatibles. El dueño ya había sido condenado en el pasado por casos similares, pero apeló (lo que suspende la pena). “Cuando visitamos este campamento -dicen desde la CGT- tuvimos la impresión de volver al pasado. Esta situación inhumana a la que someten a las mujeres víctimas de la miseria a través de la explotación laboral debe cesar inmediatamente”.
Anna Maria Merlo
Red Tercera Vía
A una semana de las elecciones europeas, la noticia tenderá a aumentar si cabe la perplejidad y el desapego respecto a la construcción comunitaria. La CGT denunció ayer las condiciones escandalosas de trabajo de un grupo de trabajadoras agrícolas rumanas y polacas que recogían fresas y espárragos en Brumath, Alsacia. Las jóvenes cobran céntimos de euro por kilo, no más de algún euro al día, sin respeto de las leyes francesas, que establecen un salario mínimo horario de 8,71 euros. Los inspectores de trabajo alsacianos abrieron una investigación y decenas de estas personas, como consecuencia de la denuncia de la CGT, partieron en autobús hacia sus países de origen. Las trabajadoras se alojaban en un campamento levantado sobre un terreno fangoso, delimitado por una valla. “Jaulas con tazas de váter”, afirma la CGT, que denuncia condiciones de vida “inhumanas” y “esclavistas”.
El alcalde de Brumath, Etienne Wolff (del UMP, partido de Sarkozy) condenó este hecho. El propietario del terreno es un alemán de Freuenstadt, en la Selva de color, que lleva años alquilando el terreno en Alsacia para producir fruta y verdura, que luego vende a precios imbatibles. El dueño ya había sido condenado en el pasado por casos similares, pero apeló (lo que suspende la pena). “Cuando visitamos este campamento -dicen desde la CGT- tuvimos la impresión de volver al pasado. Esta situación inhumana a la que someten a las mujeres víctimas de la miseria a través de la explotación laboral debe cesar inmediatamente”.
Anna Maria Merlo