Oshoita
Himbersor
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En los prolegómenos de la guerra civil del 36 el PUEBLO asaltaba cuartelillos y cuarteles, y asaltaba a los grandes propietarios del rural y de las pequeñas ciudades, y todos ellos (militares, guardias civiles y terratenientes) abandonaban sus cargos y posesiones para ir a refugiarse a las grandes ciudades. También se dio algo, pero menos, en los ambientes obreros de las grandes fábricas y ciudades.
En 1936 violaban monjas, mataban curas, asesinaban patronos, okupaban fincas privadas y la gota que colmó el vaso fue la de sacar de madrugada al Abascal de la época (alopécico Sotelo, Presidente de Renovación Española), de su casa en la calle Velázquez, pegarle un susto y dejarle tirado en la tapia del Cementerio de la Almudena. Primero habían ido a la casa del Feijóo de la época (Gil Robles, Presidente de la CEDA), pero no estaba.
Si hubiera una guerra civil tendría mucho sentido atacar a políticos, religiosos, ricos o policías y militares. Sería lo justo sean del partido que sean.
Yo me considero de derechas, y si entrara en una guerra civil y consiguiera una escopeta y me encontrara con curas, monjas, propietarios, políticos, policías... no me importaría eliminarlos, sean del partido que sean. Son todos fruta gente. Incluso sería capaz de aliarme con gente de izquierdas para ir contra los que tienen poder. La lucha es del pueblo contra los de arriba.
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