M. Priede
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Y esto se lo escuché en un programa de radio a Álvaro Vargas Llosa a mediados de los 90, cuando lo entrevistaron a propósito del libro 'Manual del perfecto petulante latinoamericano' (visto lo visto tendrían que incluirse también ellos mismos, los liberales, y problablemente encabezando la lista).
Fue la construcción de naciones políticas la que forzó a enseñar una lengua común dada la enorme diversidad de lenguas que cada una de las repúblicas tenía.
Antes de que existiese gramática inglesa, alemana o francesa, ya los misioneros en América habían publicado la del quechua y el náhualt. (Observad cómo el estado monárquico chocaba con la idea de nación política que vendría después, de ahí que para preservar la corona les interesaba mucho más la diversidad cultural que la homogeneidad, sólo la religión les servía como ideología para soldar los territorios y sus gentes):
Comete un error al decir que antes que la española:
Se refiere a este autor:
Fue la construcción de naciones políticas la que forzó a enseñar una lengua común dada la enorme diversidad de lenguas que cada una de las repúblicas tenía.
Antes de que existiese gramática inglesa, alemana o francesa, ya los misioneros en América habían publicado la del quechua y el náhualt. (Observad cómo el estado monárquico chocaba con la idea de nación política que vendría después, de ahí que para preservar la corona les interesaba mucho más la diversidad cultural que la homogeneidad, sólo la religión les servía como ideología para soldar los territorios y sus gentes):
Pero es que a medida que me he ido metiendo en la historia de la colonización española de América, he descubierto que, al contrario de lo que sostiene el Papa, al contrario de lo que todos creíamos, España en ningún momento impuso el español en el Nuevo Mundo.
La evangelización se hizo desde el primer momento en las lenguas amerindias. Ya en tiempos tan tempranos como 1512, reinando Fernando el Católico, las Leyes de Burgos ordenaban este procedimiento de evangelización:
“Mandamos que cada [encomendero] […] sea obligado a hacer mostrar un mochacho, el que más hábil dellos les paresciere, a leer y escrevir, y las cosas de nuestra fe, para que aquellas muestre después a los otros indios”.
Algo más tarde, se expresa en estos términos Carlos I sobre la enseñanza del español a los indígenas americanos:
“Que donde fuere posible se pongan escuelas de lengua castellana para que aprendan los indios. […] Que enseñen a los que voluntariamente la quisieren aprender, como les sea de menos molestia, y sin costa”.
Ante el escaso avance logrado, en 1573 el Consejo de Indias pide al rey Felipe II que tome medidas para fomentar el castellano en los virreinatos, a lo que éste responde llegando más lejos que su mismo padre:
“No parece conveniente forzar [a los indígenas] a abandonar su lengua natural: sólo habrá que disponer de unos maestros para los que quieran aprender voluntariamente nuestra idioma”.
De hecho, tres años antes, en 1570, una real cédula había decretado el náhuatl como lengua oficial de los nativos del Virreinato de Nueva España.
No, por suerte o por desgracia, para bien o para mal, -que para todo habrá opiniones-, la política lingüística española en América fue exactamente la contraria a la que acostumbramos a creer. No eran los indios los que tenían que hablar español, eran los misioneros españoles los que tenían que hablar las lenguas indígenas. Sólo a modo de ejemplo, esta instrucción que emite Carlos I al Virrey de Méjico en 1536:
“Es muy importante que […] los religiosos y personas eclesiásticas se apliquen a saber su lengua [la de los indios] y para ello la reduzcan a algunas gramáticas y manera fácil como se pueda aprender”.
No por casualidad, serán precisamente los misioneros españoles los que más harán por preservar y fomentar las lenguas indígenas, mucho más que los propios indígenas, escribiendo… ¡¡¡hasta seiscientas gramáticas americanas!!! De lenguas tan curiosas como el nahuatl, tarasco, purépecha, otomí, ñañú, mixteca, zapoteca, maya, pocomchí, chibcha, quiché, cachíquel, zutuil, zedal, vilela, achagua, guaraní, lule, toconate, aimara, toconoté, mapuche, mapudungún, araucano, huasteca, tarahumara, ópata, cahita, tepeguana, guajiro y tantas otras.
Comete un error al decir que antes que la española:
No, Santidad, España no impuso su lengua en América
En su reciente visita a Canadá, en la que una vez más (y van tres) el Papa ha pedido p...
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Se refiere a este autor: