pepeleches
Será en Octubre
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A los liberales os encanta quitar de la ecuación los términos jovenlandesales, "buenos y malos", porque en el fondo sabéis muy bien cual os aplica.
Los precios de muchos productos básicos ya advirtió un comisionado de la UE que en España estaban siendo objetivo de especulación con la excusa de la inflación. Vamos, lo del euro y el café. Esa picaresca viene de largo.
Claro que me encanta quitar la ecuación los términos jovenlandesales. Básicamente, porque cuando alguien te habla desde la emcionalidad para darte una explicación de lo que está sucediendo, lo que está haciendo es intentar manipularte.
Es la fórmula para que dejes de utilizar tu racionalidad. Que en vez de interpretar correctamente los números y los hechos, generes un repruebo hacia algo o alguien, que destruya tu capacidad crítica. Y así conseguir que adoptes las convicciones que a ellos más les pueda interesar, que son siempre que el poder quede en sus manos.
Y han conseguido que la mayor parte de la gente perciba la realidad según estos juegos de buenos/malos, relatos de malvados especuladores, escupitajos continuos a ricos, empresarios y ahora a caseros. Es la diferencia entre un análisis de la realidad y un relato político, que no deja de ser una proyección interesada de los deseos de esos políticos, construida de una forma en la que el oyente asuma una historia bastante inventada, en la que la realidad no importe mucho.
Lo cual, por supuesto, evita que se pueda solucionar el problema. Básicamente, porque no partimos de un análisis objetivo, sino de un cuento completamente deformado. Es lo mismo que se hizo en España con los supermercados, o en Argentina criminalizando a los tenderos cuando la inflación se disparaba porque no dejaban de imprimir.
¿Cuáles son los problemas en este caso? Pues por ejemplo, la increíble burocracia y lentitud que se ha creado en torno a la construcción. La burocracia come tiempo y recursos, lo que implica un desincentivo brutal.
El enorme gasto añadido que suponen las leyes medioambientales es otro punto. Y este se está multiplicando. Que, a día de hoy, provocan sobrecostes pero también un montón de regulación a justificar, materiales a utilizar, certificados, que ralentiza la actividad, y por tanto hace que tenga mucha más incertidumbre.
Cuando juntas ambas cosas, el resultado es que los proyectos necesitan muchísimo más tiempo y papeleo, y eso significa más riesgo. Intentar levantar un proyecto que ni siquiera sabes cuántos años te puede llevar, implica que empiezas a ponerlas hoy mismo, pero no depende de ti cuando empezarás a ingresar. Un empresario puede lidiar con situaciones muy distintas o incluso desfavorables si las conoce. Pero cuando de por medio metes un factor tan importante como el tiempo, que no está en tus manos sino en la de los burócratas, estás atado de pies y manos.
También está el problema de la retirada del crédito al promotor. Sí, en parte por la leche de la burbuja, pero también porque los puntos que acabo de decir, crean una situación de mucho más riesgo.
Súmale la cruzada contra el casero a cualquier nivel. La desprotección ante la okupación, pero también (y mucho más frecuente...) el horror de que un día a un inquilino que no paga le puedan declarar vulnerable, y el casero sea quien tiene que hacer de escudo social de su bolsillo. Ya lo sabemos; no es solo no recibir el alquiler, es pagar los suministros, abogados y demás.
Cualquier familia media o humilde (que las hay...) que tenía invertido en ese piso los ahorros de toda una vida para ir más desahogado, en vez de tener un ingreso extra va a tener un gasto extra fuerte. Eso puede destrozar a muchos.
Véase muchos autónomos que hicieron esto con normalidad, conscientes de que iban a tener una jubilación baja. Ahorro, invierto en un piso y me saco el extra que me faltará. Porque siempre ha sido algo absolutamente normal, legal y lícito, y solo la poca falta de cultura continua que propicia tener gobiernos como los que tenemos ahora hace que hayamos cambiado tanto de perspectiva. Ahora es casi casi un malo cabrón.
Y por supuesto, todo ese ambiente desde hace unos años, que ahora se está elevando, de criminalización de la figura de tenedor de piso para alquilar, en cualquiera de sus formas. Nadie en su sano juicio invertiría ahora en esto, sabiendo que la locura tiene pinta de que se vaya a multiplicar. Que no haya inversores disminuye la demanda de compra, y eso influye aún más en la oferta. Siempre una parte de la demanda de obra nueva es de gente que quería invertir. Pero como algo tan absolutamente normal como eso está a dos minutos de que sea delictivo....
Eso hace que sea (aún...) más difícil promover vivienda nueva. Y más difícil que el crédito llegue al promotor. La inseguridad jurídica, ser consciente de que están saliendo leyes delirantes, pero aún puede ir a mucho peor, hace que la inversión se esfume.
huevonudo, hay un problema con los alquileres y todas las medidas y actuaciones hacen que se construya menos, y haya menos gente queriendo poner pisos en alquiler, tanto existentes como futuros. ¡Un plan sin fisuras!
Para conocer la realidad, hay que olvidarse de prejuicios, y no vale de nada contar la historia en plan marxista con opresores y oprimidos. Simplemente, la gente actúa según su situación y sus intereses, y en la inmensa mayoría de los casos actúan con la misma lógica, de forma que si cambiases los papeles el resultado sería muy parecido.