El racismo, entendido como la preferencia de los individuos por aquellos genéticamente cercanos y la defensa de sus intereses genéticos comunes de grupo (y no como el hombre de trabajo manual que se montan algunos para atacarlo), es más antiguo que el Hombre y propio de toda especie animal, pues forma parte del mismo mecanismo de la vida y es un instinto tan fuerte como el amor paternal, y con idéntica motivación. Incluso los organismos de unas pocas células muestran preferencia por los parecidos a ellos.
Aquellos con genes que los llevan a sentir un afecto irracional por sus hijos, y a sacrificarse por ellos, tienen mucho más éxito reproductivo (y por tanto multiplican y extienden esos genes que les producen esas emociones) que aquellos que no sienten afecto por sus hijos ni están irracionalmente dispuestos a sacrificarse por ellos (y por tanto estos genes desaparecen el acervo genético). Es por eso por lo que la práctica totalidad de los padres están programados de forma innata para sentir un gran afecto por sus hijos, los cuidan dedicándoles una cantidad enorme de tiempo y recursos, prefieren que muera el hijo del vecino a que muera el suyo, y, en, determinadas circunstancias, darían la vida por sus hijos sin dudarlo.
Pues exactamente de la misma forma funcionan las emociones que nos hacen de forma instintiva y natural sentir más simpatía por aquellos de nuestra propia raza (beneficiándolos y defendiendo así los intereses de nuestros propios genes) que por aquellos genéticamente más lejanos a nosotros que amenazan a nuestros alelos particulares. Este mecanismo es el mismo y funciona tanto a nivel familiar, como étnico, como incluso entre especies (sentimos más simpatía y tratamos mejor a especies más cercanas a nosotros, como los chimpancés o los gatos, a los que incluso otorgamos ciertos "derechos animales" que a las más alejadas, como los insectos).
Negar el racismo como instinto, es tan absurdo como llamar a la preferencia de los individuos por aquellos de su propia familia "familiarismo", emprender una campaña de propaganda negativa en la que se acuse a ese comportamiento de ser discriminatorio por no querer igual al resto de niños que a los propios hijos, y de "fomentar el repruebo a las otra familias"; y, tras unas décadas de adoctrinamiento, afirmar que el "familiarismo" es una construcción social moderna y que las sociedades humanas del pasado colectivizaban la descendencia (lo estaba poniendo como ejemplo de estupidez extrema e irreal pero lo cierto es que ha habido progres que han afirmado algo así en su ataque a la familia como institución).
Incluso experimentos con bebés de meses muestran cómo tienen una preferencia innata por otros bebés de su misma raza y cierto rechazo hacia los de otras razas. Eso es lo natural. Eso es lo que ha existido desde siempre y lo que llevamos grabado a fuego en nuestra sangre. Lo moderno es precisamente la ingeniería social masiva y continua necesaria para reprimir con escaso éxito ese instinto tan natural como la vida misma, por motivos exclusivamente ideológicos (y de ideologías modernas y deliberadamente antinaturales, por cierto).
Una sociedad "multirracial" siempre será una sociedad que habrá perdido la cohesión social, una sociedad desunida, una sociedad "multirracista" con conflictos permanentes entre grupos raciales, y una sociedad bajo la amenaza continua de una limpieza étnica de la etnia minoritaria a manos de la mayoritaria, cosas que ni siquiera toda la propaganda antirracista y adoctrinamiento del mundo pueden evitar. Una sociedad étnicamente homogénea, en cambio, siempre estará más cohesionada a iguales circunstancias, pues en ella el interés general del conjunto coincide en una medida mucho mayor con el interés biológico de cada uno de los individuos, de la misma forma que el interés de los hijos coincide con el interés de los padres y no es necesaria una coacción estatal artificial para que los primeros cuiden y se sacrifiquen por los segundos.