El necesario análisis de la que posiblemente sea una de las mayores obras audiovisuales de nuestro tiempo: TARÁNTULA BOSTA.

Tanaco

Cuñado nija
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Hola conforeros; yo, Tanaco, estreno mi primer hilo en este ilustre foro haciendo un detenido análisis sobre una obra que encierra mucho más de lo que su zafiedad nos deja ver. Hablo de nada más y nada menos que el vídeo TARÁNTULA BOSTA mostrado en un hilo del forero @TORREVIEJAS.
NSFW - EL VIDEO DE-FI-NI-TI-VO: TARANTULA BOSTA (GOSTOSO)

Pido perdón por la extensión del hilo pero una simbología oculta de forma tan magistral debe analizarse de forma extensa y detenida, así que sin más dilación vamos a comenzar:


La trama comienza en una zona pobre, abandonada en medio de un secarral, poblada únicamente por edificios pequeños y en evidente estado de ruina además de fieras de cuatro y, especialmente, de dos patas.

Nada más empezar vemos claramente a nuestros dos protagonistas: el tras*, que porta la cámara y graba desde arriba en señal de poder y autoridad a pesar de que aparentemente está a punto de ser enculado por el segundo protagonista; Tarántula: un hombre bajito que a pesar de ser quien supuestamente está a punto de GOSTAR con el tras* se le ve desde una posición de inferioridad, un hombre al que tanto la economía como la genética le han dado la espalda y lo han abandonado cruelmente hasta dejarle un vacío inmenso que debe llenar con el sesso que su muy reducida economía, su nulo atractivo o entorno social le permite.
Cabe recalcar que ambos van con cubrebocas, a pesar de que una de las muy pocas cosas positivas de la pobreza es el hecho de no tener que responder ante minucias de este tipo de las que alguien “normal” no escaparía, su miedo al poder y la ignorancia les hace agachar la cabeza y obedecer.

El tras* le promete a Tarántula que va a “gosar y gostar” y está colocado en posición aparentemente sumisa, posición que termina siendo todo lo contrario por el simple hecho de que a Tarántula no se le puede empalmar. Esto es un reflejo de hasta qué punto el sistema actual es capaz de “castrar” todo anhelo de masculinidad y de gozo al mismo tiempo que da falsas esperanzas a dichos “hombres castrados” que antaño eran más aptos para luchar contra este gracias a su forma de saber ejercer la masculinidad en su adecuada medida, así como también refleja el cinismo que se pretende implantar desde arriba en la mujer actual que nos engaña empleando posiciones y palabras de aparente sumisión para burlarse de su contraparte masculina; de hecho la figura de la mujer está tan mancillada y corrompida por la posmodernidad ruin de hoy en día que se acaba convirtiendo en un tras* masculino que muestra la antítesis de lo que debería ser una mujer.
Aún así el tras* gime de manera falsa por motivos que aún no conocemos, pues el placer no es uno de dichos motivos.

Tras un rato en el que Tarántula trata de recuperar la masculinidad que la propaganda del sistema y sus duras condiciones vitales y ansiedad por salir adelante le han arrebatado el tras* le dice a este que se arrodille, adoptando de manera evidente para el espectador y física la posición sumisa con la que en realidad Tarántula llevaba ya un buen rato, y le chupe el ojo ciego como forma de recibir placer. A pesar de que Tarántula no ha podido gostar aún él accede bajo la esperanza de que si se sacrifica un poco ahora luego podrá disfrutar, misma mentalidad a la que se induce al remero medio para que sacrifique sus mejores años y su etapa más peligrosa para el sistema con el fin dejarlo descansando cuando está viejo y su estado de salud le impide luchar contra la tiranía.

Tarántula comienza a absorber el ojo ciego, el tras* comienza a gemir por lo que parece ser placer pero en ese momento descubrimos el engaño supremo y el gran giro de guión que convierte este documento gráfico en una obra maestra: del ojo ciego del tras* sale directamente la BOSTA sucia y maloliente, el tercer gran protagonista de la obra que lo cambia todo al caer sobre la boca del pobre Tarántula.
En ese momento el dolor de la traición y las promesas rotas ensucian el cuerpo y sobre todo el alma de Tarántula mientras que el tras* ríe y le toma por orate al preguntarle “¿Qui foi isso?”; sin embargo a pesar de sus risas el tras* sigue siendo pobre y sólo un poco menos con poca gracia que Tarántula, a pesar de haber impuesto su poder humillando a un inferior todavía sigue llevando un cubreboca en el rostro para agradar a alguien más poderoso que él y que le ha mentido como anteriormente ha hecho con la Bosta de Tarántula.
Mientras tanto los espectadores nos reímos sintiéndonos por encima de esos dos desgraciados pero en realidad no somos tan distintos a ellos pues el sistema nos trata de “castrar” igual que a Tarántula o pervertir igual que al tras*, sólo estamos disfrutando de pequeños momentos de promesas de gozo como los de Tarántula antes de que entre en escena la Bosta que tarde o temprana nos manchará; nos reímos de otros a pesar de que nosotros también sufrimos de vez en cuando la aparición de aquella Bosta salido del ojo ciego (o más bien bocas) de aquellos poderosos que bajo una falsa posición de servilismo al pueblo nos prometen el gozo al que con nuestro limitado poder económico podemos acceder para luego burlarse de nosotros y volvernos aún más sumisos.

Finalmente y bajo las risas del tras* Tarántula limpia como puede su boca y su orgullo nuevamente manchado, para supuestamente montarse en lo poco valioso que le queda (la moto roja) y marcharse no sólo de aquel lugar sino también del sistema que lo atenaza a pesar de que sabe que no hay escapatoria. El tras* por su parte sigue acaparando el protagonismo gracias a la cañará y riendo como forma de gostar antes de que llegue su Bosta y como forma tratar de lograr una fama que le haga abandonar su perversos estatus.


Obras como esta desmienten la afirmación de @Pajarotto sobre que el cine murió hace ya décadas.
 
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Este análisis paco de unos individuos que se complacen en su propia degradación, que se regodean humillándose a sí mismos delante de una cámara para mostrar al mundo un espectáculo deleznable porque están oprimidos por el sistema es un argumento que podría firmar perfectamente cualquier marxista y por tanto convierte el argumento justificatorio de lo abyecto en igualmente deleznable. La dignidad del individuo que tiene valores y principios jovenlandesales sólidos es insobornable y no esta determinada por la clase social a la que se pertenezca. Estos sujetos podrían coger el ascensor social por un capricho del destino y al día siguiente seguirían siendo igual de poco apreciables, y posiblemente mucho más. Calificar de obra maestra audiovisual esta pestilencia es ya directamente delirante.
Las relaciones de poder hegemónico y castrador en las que se alternan indistintamente los roles: sumiso/dominador, paciente/agente, esclavo/señor, etc... han sido inoculadas totalitaria y autoritariamente por el Sistema en unos individuos no libres y no responsables de sus actos, que reproducen torpemente las dinámicas del Poder que les significan, que no son dueños de sus destinos y que por tanto tampoco pueden ser censurados por sus nefandos comportamientos.

La culpa siempre es del Sistema que produce este tipo de sujetos volubles y desamparados cuyo hediondo horizonte vital está determinado siempre desde la Superestructura capitalista de nueva ola.

No los miréis como abyectos, miradlos como víctimas propiciatorias de una sociedad cruel que no ha sabido acogerles primorosamente. Finalmente la cosa no es sino la metáfora postmoderna de las relaciones que median entre unos individuos desclasados a los que se les ha hurtado toda dignidad, todo valor y todo principio positivo. La cosa es lo único que tienen, no los criminalicéis por ello. Viven para ella, y sólo a ella rinden tributo. Absolvedlos en un vuestro tribunal del Santo Oficio maniqueo y rancio, haceos cómplices de su desdicha fecal y participad activamente en el Fecalario, pues en realidad Tarantula sois vosotros mismos.

Fdo: Foucault.
AVRIC JRANDE HIJOSDEPVTA
 
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