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Los pequeños y grandes trucos para mantener el mito de los "seis millones". |
El mito de los "seis millones de alubio*s gaseados" durante el regimen hitleriano del que vamos a ocuparnos a continuación, es tan pueril y su fuente esta ya tan desacreditada actualmente, que no valdría la pena dedicarle ni las dos líneas que llevamos, si no fuera porque es ejemplo palmario y muy ilustrativo de algo que ya llevamos mucho tiempo denunciando algunos en este foro: puede contarse cualquier trola, por disparatada que sea, siempre que su telón de fondo sea el “holocausto”, la “barbarie nancy”, la “persecución judía” y todo el tinglado que hay alrededor, con la seguridad de que no será sometida a análisis ni a debate. Todo vale.
Uno puede afirmar que fue testigo de cómo diez SS sodomizaron antes de asesinar a pellizcos a 72 millones de niños judíos en una mañana, mientras Himmler, vestido de Pipi Calzaslargas, lo grababa en Super 8 y dos docenas de Kapos selenitas aplaudían y cantaban, desafiando espantosamente, rancheras mejicanas. ¡Y ay del que lo niegue!.
Además de las grandes trampas, los enormes fraudes y los tremendos montajes que, unidos a la propaganda intensiva, al cerco de silencio y a la represión, sostienen la farsa exterminacionista, hay una serie de pequeñas argucias de escaso estilo, tácticas “de andar por casa”, técnicas baratitas y trucos burdos que encuentran su mas confortable acomodo en los mass media judaizantes y que tiene como objetivo la reparación continua de las “estructuras inferiores” del Holocuento, restando por añadidura espacio al revisionismo. Veamos una decena de esos ardides:
1. Oidos sordos.
Esta argucia es la mas barata, simple y versátil, lo que la pone al alcance de cualquiera y la convierte en la mas utilizada. Consiste, lisa y llanamente, en ignorar de forma tozuda, insistente e inconmovible cualquier argumento, por razonado y razonable que sea, que se de contra la Verdad Revelada Exterminacionista, fingiendo no darse por enterado no solo de cualquier duda que pueda plantearse, sino la existencia misma del revisionismo. Es igual que estrellarse contra un muro de hormigón: por mas que les desmientas serena y razonadamente sus planteamientos, vuelven sobre ellos una y otra vez sin alterarlos en lo mas minimo, y por mas cuestiones que les plantees te contaran siempre lo mismo, como si jamas se les hubiera contradicho ni se les hubiera planteado la mas pequeña duda.
2. Por si cuela.
Es una variante de la técnica anterior, consistente en volver a hacer uso, en determinados momentos y circunstancias, de leyendas, historias, episodios y planteamientos añejos ya desechados incluso por el exterminacionismo, pero que alguna vez, antes de saltar hechos añicos o caer aplastados por el peso de la evidencia, resultaron útiles al sostenimiento del Fraude. Hay varios y conocidos ejemplos palmarios. Asi, no es raro encontrar textos donde la matanza de Katyn sigue siendo atribuida a las fuerzas alemanas, a pesar de que hace muchas décadas que quedo establecida la autoria soviética, hasta el punto de que el gobierno ruso pidió disculpas de modo oficial al polaco.
El caso Malmédy, por el que 42 miembros de las SS fueron condenados a fin y 23 a cadena perpetua, sigue siendo esgrimido ocasionalmente para acusar a la honesta y entusiasta batalla legal librada por el coronel yanqui Willis M. Everett, quedara establecida hace mas de 40 años la inocencia de los condenados (lo que devolvió la libertad tras diez años de prisión a los encarcelados, pero no la vida a los ejecutados), quedando sentado igualmente que se habian falseado pruebas y obtenido confesiones mediante tortura, de lo que, por supuesto, nadie respondió. El numero de muertos en Auschwitz sigue, según la fuente, oscilando entre el millón y los ¡nueve millones!, a pesar de que incluso los ultra exterminacionistas mas cerriles se plantaron hace tiempo en 850.000 (y bajando) y los archivos del KGB, único documento oficial aportado y aceptado, ofrecen una cifra de 78.000 decesos totales a los largo de toda la guerra.
Ya vimos en otras ocasiones como la leyenda de la fabricación del jabón con grasa humana fue rechazada, junto con otras fantasias necro-industriales como la fabricación de ‘lámparas’, calzado, carteras, encuadernaciones, etc., por los propios ‘especialistas’ alubio*s, lo que no es obstáculo para que, de vez en cuando, se rescate del cubo de los desperdicios la historieta del jabón. Esta sobradamente acreditado, incluso en sede judicial, que el ‘Diario de Ana Frank’ no es mas que un relato escrito, con fines puramente comerciales, por un adulto, lo que es reconocido incluso en alguna de sus ediciones; no obstante, el que se atreva a negar en voz alta la infantil autoria se arriesga a la lapidación. El comun denominador de decenas de ejemplos como los vistos es que solo son esgrimidos, con escasa convicción, por exterminacionistas, “de segunda división”, que recurren a ellos de manera ocasional.
3. Interpretaciones arbitrarias.
Consiste en atribuirle, de modo sesgado, intencionado y malévolo, a cualquier suceso, situación, escrito, declaración, etc, un sentido absolutamente distinto del que posee y del que obviamente y en buena lógica podria deducirse, con el fin de convertirlo en una “evidencia” a favor del “Holocausto”. En este sentido se ha recurrido a ‘pruebas’ tan sólidas como las paginas del “Mein Kampf”, donde según algunos ‘eruditos’ se anuncia el “Holocausto” cada vez que se denuncia el poder alubio* y se anima a combatirlo. Si son encontradas en poder de cualquier persona o institución facturas por la adquisición de insecticida hay que asumir que esta o aquella quiere verse libre de insectos y agentes patógenos, salvo que el poseedor de tales “pruebas” sea el perdedor de la guerra, en cuyo caso hay que entender que el insecticida se empleo para asesinar millones de personas, dando lugar lugar a la leyenda del “Zyklon B”.
Por arte de magia, la “solución definitiva” se vio convertida en “Solucion Final” y esta en “exterminio fisico”, sin que importe que se diga expresa y claramente que esa solución consiste en la deportación de alubio*s a determinados territorios, lo que a su vez, rizando el rizo, según la sagaz interpretación exterminacionista, ha permitido saber que “deportación” es en realidad una palabra clave que, sin que se sepa porque, significa “exterminio”. Conforme a la particular mitología exterminacionista, una ducha no tiene finalidades higienicas, sino asesinas, ya que por ella no sale agua, sino gas cianhidrico, a pesar de que la instalación indica lo contrario.
La extrema delgadez de algunos prisioneros no se debe a los efectos lógicos del peor periodo de una guerra “total” de seis años de duración, sino a que son sometidos a crueles privaciones deliberadas, a pesar de que la generalidad de la población no reclusa se encuentre en situación análoga o incluso peor. ¿Y las veces que, como suprema y definitiva “prueba” del holocuento, se nos muestra la imagen de un montón de cadáveres (o algo parecido) cualquiera?. A partir de ahí se deduce, a simple golpe de vista: primero, que han muerto en un campo de concentración alemán; segundo, que el obito se ha producido entre 1941 y 1945; tercero, que los fallecidos son alubio*s; cuarto, que han muerto violentamente; quinto, que el sistema utilizado para darles fin ha sido el gaseamiento; y sexto, que los autores del crimen son nazis, ¡avances de la técnica forense! ¡milagros de la criminología! ¡prodigios de la medicina legal!.
Y, por supuesto, la no existencia de “nazis arrepentidos”, a diferencia de los numerosos y conocidos casos de comunistas renegados, demuestra, no que no haya nada de que arrepentirse, sino la maldad, la perversión jovenlandesal y el cinismo de todos los que abrazaron las ideas de los vencidos (argumento aparecido en “El libro neցro del Comunismo” para, en la medida de lo posible, contrarrestar la impresión que puedan dejar en el lector los crímenes –reales- bolcheviques).
Esta y otras trapacerias (que veremos) de tan sencillo y extendido uso ayudan mucho mas que los grandes montajes y que los mas sádicos procesos inquisitoriales al sostenimiento de la estafa. No te dejes apabullar por ellas. Por eso vamos a seguir con nuestro somero repaso, de esas pequeñas piezas que sustentan las grandes estructuras del Holocuento, a esos parches que, con el minimo esfuerzo y la menor inversión, tratan de reforzar los puntos mas débiles del Timo, a esas pequeñeces sin cuyo concurso la Gran religión de nuestra Era iria perdiendo fieles a medida que sus pequeños descosidos fueran convirtiéndose inevitablemente en enormes desgarrones.
4. Testimonios presuntos.
Se trata de atribuir de manera abstracta, indirecta, genérica y/o difusa actitudes e incluso confesiones implícitas o explicitas que se convierten en “testimonios” sobre el “Holocausto”. Asi, no es infrecuente oir cosas como: “¿por qué los vecinos de Auschwitz no se preguntaban que eran esos montones de cenizas?”, dando por sentado que tales montones existian en algún sitio distinto de la imaginación de los ingenieros “holocaustologos”; o “no puede aceptarse la ‘obediencia debida’ alegada para eludir la responsabilidad del genocidio”, como si tales alegaciones hubiesen tenido alguna vez lugar (todas las declaraciones no trucadas y no forzadas lo fueron en el sentido de negar el “Holocausto” en si, no las presuntas responsabilidades en el).
Estos ejemplos, extraidos entre centenares, son de continuo uso en libros, novelas, documentales, etc., constituyendo incluso el eje de obras tan celebres, tendenciosas y prescindibles como “Los verdugos voluntarios de Hitler”, donde se sostiene la participación entusiasta de la totalidad del pueblo alemán en el Holocuento, equiparando el apoyo unánime de los alemanes al nacional socialismo –cierto, indiscutible e indiscutido- con su participación en el genocidio –falso, discutible y discutido- sin razonar esa equiparación.
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