Un asunto exterior
Publicado en Lunes, 21 octubre 2013
Hace tiempo que vengo al taller y no sé a qué vengo, piensa uno al leer el subtítulo segundo de el titular de El Periódico de hoy. Desde que se arrancó el soberanismo catalán, he tratado de entender la razón de que nuestro impresionante ministro de Asuntos Exteriores, negociando con Francesc Homs, su alter ego las dificultades protocolarias que plantea ese encuentro euromeditarráneo que se empeña Artur Mas en presidir.
Si fuera la primera vez en la que Margallo ejerce de portavoz del Gobierno en asuntos catalanes, podría aplicársele un juicio comprensivo. Después de todo, algo tiene que decir en un encuentro internacional que tiene lugar en una ciudad española. La cuestión es que en su discusión con Homs, el problema es el desajuste en la relación del estado con una de sus comunidades autónomas, un asunto mayormente interno.
Para los soberanistas catalanes, el tratar sus cuitas, lo que sus homólogos vascos llaman ‘el conflicto’, con el Ministerio de Asuntos Exteriores, es un reconocimiento de estatus muy halagador. Los androides sueñan con ovejas eléctricas y los soberanistas con cascos azules mediando entre las dos partes del conflicto. Cada vez que el Estado les reconoce el estatus comete un error de percepción. La vicepresidenta Sáenz de Santamaría debería haberlo tenido en cuenta antes de reunirse con Ortuzar.
Lo cometió el entonces vicepresidente del PP, Francisco Álvarez Cascos (ligero de) a que día que fue a comer angulas con Arzalluz y Anasagasti al comedor privé de Sabin Etxea, acompañado de su esposa de jornada, Gemma, sin la participación de ningún dirigente del PP vasco. Era la primera vez que en el santa sanctorum del PNV se invitaba a comer a un dirigente de la derecha española.
Zapatero llevó su proceso de paz al Parlamento Europeo el 25 de octubre de 2006, en lo que fue una iniciativa muy estimulante para ETA en particular y para todo el nacionalismo vasco en general. Por fin el conflicto vasco se examinaba en un foro adecuado, un pleno del parlamento europeo. La fecha no podía ser más adecuada: un 25 de octubre, el de 1839, se promulgó la primera ley derogatoria de los fueros.
Naturalmente, Zp fue imbatible en esto. Recuerden que llegó a negociar la aprobación de sus presupuestos con el PNV cuando éste era la oposición al partido de Zapatero que entonces gobernaba Euskadi con Patxi López como lehendakari.