Para los golpistas y asesinos gente de izquierdas, todos sus oponentes son fascistas (cuenta Pla en Historia de la Segunda República, que cuando Hitler llega al poder en 1933, los gente de izquierdas pasan de llamar a sus oponentes "retrógrados", "trogloditas", etc., a llamarlos "fascistas"). Como Melquiades Álvarez. Los patriotas, llámalos como quieras, salvaron España de la tiranía roja y, además, traidora, pues era títere de los intereses de Stalin.