El Contralmirante CAMILO MOLINS CARRERA

Se dice que todavía hay mucho de derechas que justifica el genocidio de esas fieras, estáis de acuerdo? O creéis que realmente es una minoría como para tenerla en cuenta? En vuestro entorno conocéis a personajes así?
En Moncloa hay un fascista de manual. Supongo que te refieres a ese.

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Muchas gracias lumbreras jajaja
!Huy, sabe escribir "jajaja"!

Eso va a ser que está muy feliz y ufano, que no le afecta lo que le contestamos y que, sin duda, tiene razón.

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!Huy, sabe escribir "jajaja"!

Eso va a ser que está muy feliz y ufano, que no le afecta lo que le contestamos y que, sin duda, tiene razón.

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Otro lumbreras...festival del humor!! Todo un triunfador! Jajajjajaj
 
Se dice que todavía hay mucho de derechas que justifica el genocidio de esas fieras, estáis de acuerdo? O creéis que realmente es una minoría como para tenerla en cuenta? En vuestro entorno conocéis a personajes así?

De que perfil son? Familia de milatares, policías...familias de estómagos agradecidos que medraron al calor de las fieras?

Igual no conocen a ninguno ...
 
Vaya no me responde nadie...se habrán ido a dormir ...que mañana tienen que madrugar para mantener a la jovenlandésnegrada.... jajajajajajajajajaja

Encima la que votará a los gente de izquierdas en las próximas décadas...jajajajajaajajba
 
Los orates a veces son peligrosos, como demuestra la trayectoria del hojalatero Molins.

Los paramilitares del Frente Popular asesinaron a veces de forma particularmente salvaje a una multitud de oficiales de la Armada sin nada parecido a un juicio previo, así como a familiares y otras gentes que les parecieron desafectos a su causa.

Con esto además se privaron del personal necesario para hacer valer la inicial superioridad naval de los frentepopulistas, por lo que los españoles pudieron mover fuerzas de un lado a otro del Estrecho en unos momentos que fueron clave para el avance del Alzamiento.

Como relató en 1939 La Vanguardia Española:

“Cartagena roja se hacía cruel pesadilla en el pensamiento de los españoles cada vez que la recordaban. La fastuosa y exuberante ciudad, llena de tradición marinera, trataba en la historia de la revolución bolchevique española capítulos alucinantes de terror, y se nos aparecía a todos, desde los otros lugares de la zona roja o desde la zona nacional, como una gran mancha de sangre. Apenas si se conocían los hechos. Pero se intuían. Sabíamos que a partir de la orden terrible de Giral, que disculpaba los asesinatos de los jefes y oficiales de la Armada, y era a modo de una excitación velada para que continuasen. Cartagena se había convertido en una inmensa “cheka” donde caían a diario centenares de víctimas y los ejecutores se contaban por miles.

La proyección histórica nos ofrece ahora, con todos sus detalles, una realidad que no se aparta ni un ápice de lo que todos adivinábamos.

El día 21 de julio de 1936 fueron detenidos en la base aeronaval de San Javier los jefes y oficiales de los barcos y dependencias de la misma por una muchedumbre miliciana embriagada por su triunfo de Cartagena. Conducidos a esa ciudad, se les dio como guandoca la bodega del barco “España nº. 3, surto en la bahía. Con los marinos entraron en prisión algunos jefes y oficiales del Ejército que se hallaban en los castillos y que la horda consideraba peligrosos.

Sometidos a un régimen brutal, aquellos hombres dejan pasar la lenta procesión de los días, sin que ninguno de éstos les trajera una esperanza por remota que fuese.

El día 14 de agosto entró en el puerto el acorazado “Jaime I”. Llevaba en los mástiles las rojas banderas soviéticas, y en las bordas se apiñaba la marinería vociferante, con los puños en alto. El trágico buque, baldón de España, llegaba escorado, con graves averías, con muertos y heridos a bordo. La aviación nacional lo había buscado en su refugio de Málaga, castigándolo implacablemente.

Aquella misma noche los del “Jaime I” se presentaron en la Escuela de Armas Submarinas y pidieron que los detenidos del “España nº. 3” fueran ejecutados sin juicio y en pleno mar, como ellos habían apiolado a sus oficiales. Una patrulla de milicianos acompañaba a la abyecta comisión del “Jaime I”.

El jefe de la base dictó entonces dos órdenes que equivalían al asesinato de los detenidos: que el “España nº. 3” se diese a la mar inmediatamente y que el barco quedase a las órdenes del jefe de la guardia del “Jaime I”, Javier García Rey, tercer maquinista. A las dos y media de la madrugada el “España nº. 3” zarpaba con su carga lúgubre, ya de agonizantes, y se ponía a media marcha a unas cinco millas del puerto.

Entonces se formaron dos piquetes, uno a proa y otro a popa, y fueron sacados de la bodega a diez de los detenidos, y amarrados a la banda de estribor dispararon sobre ellos, matándolos, y arrojaron los cadáveres al agua, de dos en dos, con una parrilla en los pies. Como el número de presos era de ciento cincuenta y dos, y los verdugos se dieron cuenta de las dificultades que la matanza había de ofrecerles, dudaron si poner pie a tierra para que las ejecuciones se realizasen en el mismo arsenal. Discutieron largo tiempo, y al fin prevaleció la opinión de que los asesinatos continuasen fuera de la bahía.

Todos de acuerdo ya, se colocaron en la parte de proa de la bodega un maquinista y dos marineros, armados de pistolas-ametralladoras, y otro maquinista y otros dos marineros en la parte de popa, con armas idénticas. Un grumete fue entregando a todos los detenidos papel para que pudiesen escribir a sus familias despidiéndose de ellas, y una vez que lo hicieron se les obligó a subir a cubierta por parejas. Allí los hermanos Rego les mataban a tiros de pistola y arrastraban los cadáveres para dejar paso a las siguientes parejas. De dos en dos, los cuerpos fueron arrojados al mar, lo mismo que los anteriores, con pesos en los pies.

Terminada la matanza, el barco enfiló a la bahía y entró en el arsenal con la tripulación en cubierta a los gritos de “¡Viva la República!” y “¡Mueran los traidores!”

Lo que verdaderamente estremece, es la comunicación que el comandante del barco “España nº. 3” envió al jefe del arsenal, relatándole lo acontecido:


El día 15 del corriente mes, tercer aniversario de la matanza, se celebrarán en Cartagena diversos actos en honor a los mártires. A las ocho de la mañana saldrá del puerto un buque de guerra que se colocará sobre el lugar en que se supone fueron asesinados los heroicos jefes y oficiales de la Marina y del Ejército.

Sobre cubierta se dirá una misa por sus almas, y seguidamente se arrojarán coronas de flores al mar. Todos los buques de la escuadra que se encuentren en Cartagena desfilarán después por el mismo sitio, y numerosos aviones volarán, arrojando flores al agua en memoria de los Caídos.

El pensamiento de España estará en ese día en las aguas de Cartagena, que quedaron enrojecidas hace tres años, con la sangre generosa de los caballeros del ideal.”


Los hojalateros metidos a marinero tienen eso, que pueden ser increíblemente peligrosos en su endeblez mental.

Hermanos Garcia Rego, ninguno de los dos pagó por sus crímenes.
 
Los orates a veces son peligrosos, como demuestra la trayectoria del hojalatero Molins.

Los paramilitares del Frente Popular asesinaron a veces de forma particularmente salvaje a una multitud de oficiales de la Armada sin nada parecido a un juicio previo, así como a familiares y otras gentes que les parecieron desafectos a su causa.

Con esto además se privaron del personal necesario para hacer valer la inicial superioridad naval de los frentepopulistas, por lo que los españoles pudieron mover fuerzas de un lado a otro del Estrecho en unos momentos que fueron clave para el avance del Alzamiento.

Como relató en 1939 La Vanguardia Española:

“Cartagena roja se hacía cruel pesadilla en el pensamiento de los españoles cada vez que la recordaban. La fastuosa y exuberante ciudad, llena de tradición marinera, trataba en la historia de la revolución bolchevique española capítulos alucinantes de terror, y se nos aparecía a todos, desde los otros lugares de la zona roja o desde la zona nacional, como una gran mancha de sangre. Apenas si se conocían los hechos. Pero se intuían. Sabíamos que a partir de la orden terrible de Giral, que disculpaba los asesinatos de los jefes y oficiales de la Armada, y era a modo de una excitación velada para que continuasen. Cartagena se había convertido en una inmensa “cheka” donde caían a diario centenares de víctimas y los ejecutores se contaban por miles.

La proyección histórica nos ofrece ahora, con todos sus detalles, una realidad que no se aparta ni un ápice de lo que todos adivinábamos.

El día 21 de julio de 1936 fueron detenidos en la base aeronaval de San Javier los jefes y oficiales de los barcos y dependencias de la misma por una muchedumbre miliciana embriagada por su triunfo de Cartagena. Conducidos a esa ciudad, se les dio como guandoca la bodega del barco “España nº. 3, surto en la bahía. Con los marinos entraron en prisión algunos jefes y oficiales del Ejército que se hallaban en los castillos y que la horda consideraba peligrosos.

Sometidos a un régimen brutal, aquellos hombres dejan pasar la lenta procesión de los días, sin que ninguno de éstos les trajera una esperanza por remota que fuese.

El día 14 de agosto entró en el puerto el acorazado “Jaime I”. Llevaba en los mástiles las rojas banderas soviéticas, y en las bordas se apiñaba la marinería vociferante, con los puños en alto. El trágico buque, baldón de España, llegaba escorado, con graves averías, con muertos y heridos a bordo. La aviación nacional lo había buscado en su refugio de Málaga, castigándolo implacablemente.

Aquella misma noche los del “Jaime I” se presentaron en la Escuela de Armas Submarinas y pidieron que los detenidos del “España nº. 3” fueran ejecutados sin juicio y en pleno mar, como ellos habían apiolado a sus oficiales. Una patrulla de milicianos acompañaba a la abyecta comisión del “Jaime I”.

El jefe de la base dictó entonces dos órdenes que equivalían al asesinato de los detenidos: que el “España nº. 3” se diese a la mar inmediatamente y que el barco quedase a las órdenes del jefe de la guardia del “Jaime I”, Javier García Rey, tercer maquinista. A las dos y media de la madrugada el “España nº. 3” zarpaba con su carga lúgubre, ya de agonizantes, y se ponía a media marcha a unas cinco millas del puerto.

Entonces se formaron dos piquetes, uno a proa y otro a popa, y fueron sacados de la bodega a diez de los detenidos, y amarrados a la banda de estribor dispararon sobre ellos, matándolos, y arrojaron los cadáveres al agua, de dos en dos, con una parrilla en los pies. Como el número de presos era de ciento cincuenta y dos, y los verdugos se dieron cuenta de las dificultades que la matanza había de ofrecerles, dudaron si poner pie a tierra para que las ejecuciones se realizasen en el mismo arsenal. Discutieron largo tiempo, y al fin prevaleció la opinión de que los asesinatos continuasen fuera de la bahía.

Todos de acuerdo ya, se colocaron en la parte de proa de la bodega un maquinista y dos marineros, armados de pistolas-ametralladoras, y otro maquinista y otros dos marineros en la parte de popa, con armas idénticas. Un grumete fue entregando a todos los detenidos papel para que pudiesen escribir a sus familias despidiéndose de ellas, y una vez que lo hicieron se les obligó a subir a cubierta por parejas. Allí los hermanos Rego les mataban a tiros de pistola y arrastraban los cadáveres para dejar paso a las siguientes parejas. De dos en dos, los cuerpos fueron arrojados al mar, lo mismo que los anteriores, con pesos en los pies.

Terminada la matanza, el barco enfiló a la bahía y entró en el arsenal con la tripulación en cubierta a los gritos de “¡Viva la República!” y “¡Mueran los traidores!”

Lo que verdaderamente estremece, es la comunicación que el comandante del barco “España nº. 3” envió al jefe del arsenal, relatándole lo acontecido:


El día 15 del corriente mes, tercer aniversario de la matanza, se celebrarán en Cartagena diversos actos en honor a los mártires. A las ocho de la mañana saldrá del puerto un buque de guerra que se colocará sobre el lugar en que se supone fueron asesinados los heroicos jefes y oficiales de la Marina y del Ejército.

Sobre cubierta se dirá una misa por sus almas, y seguidamente se arrojarán coronas de flores al mar. Todos los buques de la escuadra que se encuentren en Cartagena desfilarán después por el mismo sitio, y numerosos aviones volarán, arrojando flores al agua en memoria de los Caídos.

El pensamiento de España estará en ese día en las aguas de Cartagena, que quedaron enrojecidas hace tres años, con la sangre generosa de los caballeros del ideal.”


Los hojalateros metidos a marinero tienen eso, que pueden ser increíblemente peligrosos en su endeblez mental.

Te certifico lo que dices porque es absolutamente cierto...un tio abuelo mio, teniente de navío de la Armada, fué interceptado en un tren camino a Madrid ( a donde acudía de permiso a conocer a su única hija recién nacida ) con otro compañero , devueltos al arsenal de Cartagena y asesinados de la manera que relatas en el España número 3, a tiros y sumergidos con pesos en los pies ( otros dicen que fueron tirados vivos al mar con unas parrillas atadas a esos pies). Mientras, Molins debía estar poniendose de perfil....o colegueando con lo fogoneros, no lo tengo muy claro.

A pesar de ello en nuestras familias fuímos enseñados a dejar esos sucesos en los cajones de la historia y mirar hacia el futuro sin rencor...sin olvidar , pero sin ser rehenes de unos sucesos trágicos y queriendo que a futuro los bandos no fracturasen una sociedad común . Vemos que eso no ha servido de nada, resulta que los sucesores ideológicos de aquellas fieras pretenden no sólo que asumamos el dolor de las muertes, sino tambien que asumamos que tuvimos lo que nos merecimos. Van listos, nos están enseñando el camino al futuro...no olvidar ni una ofensa. De acuerdo, tomamos nota ; si eso es lo que quieren alli nos encontraremos en el rencor sin límite.
 
Última edición:
Te certifico lo que dices porque es absolutamente cierto...un tio abuelo mio, teniente de navío de la Armada, fué interceptado en un tren camino a Madrid ( a donde acudía de permiso a conocer a su única hija recién nacida ) con otro compañero , devueltos al arsenal de Cartagena y asesinados de la manera que relatas, a tiros y sumergidos con pesos en los pies. Mientras, Molins debía estar poniendose de perfil....o colegueando con lo fogoneros, no lo tengo muy claro.

A pesar de ello en nuestras familias fuímos enseñados a dejar esos sucesos en los cajones de la historia y mirar hacia el futuro sin rencor...sin olvidar , pero sin ser rehenes de unos sucesos trágicos y queriendo que a futuro los bandos no fracturasen una sociedad común . Vemos que eso no ha servido de nada, resulta que los sucesores ideológicos de aquellas fieras pretenden no sólo que asumamos el dolor de las muertes, sino tambien que asumamos que tuvimos lo que nos merecimos. Van listos, nos están enseñando el camino al futuro...no olvidar ni una ofensa. De acuerdo, tomamos nota ; si eso es lo que quieren alli nos encontraremos en el rencor sin límite.
Los eternos subcampeones de unos años a esta parte parece que quieren la revancha.
Me parece que no están muy lúcidos (tampoco ahora)...
 
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