El sesso con animales de otras especies es un tabú. Históricamente, este tabú aparece asociado con otras prácticas sensuales como la gaysidad, el fetichismo y otras actividades no reproductivas. Sin embargo, mientras la mayoría de estas prácticas son cada vez más aceptadas, la zoofilia sigue siendo ampliamente rechazada. Ello se explica, para algunas personas, por la tendencia humana a distanciarse de los demás animales en todos los ámbitos de su actividad, incluido en el ámbito sensual. Por ejemplo, ciertos autores han defendido que todos los seres humanos y solo ellos poseen una dignidad inherente que les hace superiores, por lo que relacionarse sexualmente con seres con un estatus inferior socavaría la dignidad humana. Sin embargo, esta perspectiva se ha disputado fuertemente y reconocido, como señala la filósofa Marta Nussbaum, que el exclusivismo humano sobre la dignidad “niega un hecho que debería resultar evidente para cualquiera que pensara con claridad sobre esta cuestión, a saber: el hecho de que nuestra dignidad no es sino la dignidad de un cierto tipo de animal”[1] . Esto no significa que el sesso con animales no humanos deba permitirse. Significa simplemente que desarrollar prácticas sensuales con animales no humanos no constituye en sí mismo una ofensa a la dignidad humana como se ha defendido y asumido frecuentemente[2]. ¿Qué hay, entonces, de errado con la zoofilia?
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El animal no humano se llama Catia Faria.
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El animal no humano se llama Catia Faria.
https://www.pikaramagazine.com/2023/10/zoofilia-el-ultimo-tabu-sensual/