Es vergonzoso lo de vosotros los sanitarios.
Que no hay alarma social ni miedo, dice. Menuda cara de cemento que tienes.
Te dará igual porque yo no soy más que otro remero que no tengo más remedio que seguir pagando vuestros sueldos, pero esto no lo voy a olvidar, ni tampoco me lo voy a callar.
Con este tema vosotros mismos habéis tirado por la borda décadas de propaganda de lo maravillosos que érais. Me queda el consuelo de no haberos dedicado ni un aplauso de las ocho porque, sinceramente, ya me olía la tostada. Y me la olía porque, aunque trato de frecuentar lo menos posible vuestros antros, lo poco que he visto me ha parecido suficiente como para cuestionarme vuestra tan cacareada profesionalidad.
Espero que mis viejos no tengan problemas de falta de atención sanitaria si la necesitan, que es lo que más me puede preocupar ahora mismo. Sólo espero eso.
