Documentos desclasificados implican al PSOE en las peores matanzas de la Guerra Civil española

23 DE AGOSTO DE 1936, LA MAYOR TRAGECIA EN LA HISTORIA DE HUESCA, NOVENTA Y CINCO PERSONAS CONDUCIDAS AL PAREDÓN

Anselmo Gascón de Gotor, hermano del farmacéutico de 38 años y miembro de Izquierda Republicana Jesús Gascón de Gotor Giménez (1897-1936), plasmó todo su dolor y su rabia impotente ante el vil asesinato de su hermano en unas notas que la familia ha guardado como un testamento fraterno y una exigencia de justicia. Llevan por título «Lo que debo al Régimen o a sus esbirros. 23 de agosto de 1936, asesinato de mi hermano». Ese aciago día noventa y cinco personas, hombres y mujeres de todas las clases sociales, fueron llevadas al paredón por miembros del ejército sublevado y falangistas locales que antes habían obtenido la bendición del clero catedralicio.

El texto señalado, que reproducimos en parte a continuación, explica con detalle lo ocurrido aquel domingo sangriento en Huesca:

«El día veintitrés de agosto de 1936 había pasado yo a Huesca [Anselmo residía en Zaragoza] como miembro de la Cruz Roja y para retirar unos heridos que se encontraban en el hospital de aquella población, por orden de la autoridad militar.

La aviación republicana bombardeó la ciudad en el momento en que yo llegaba acompañado de otros miembros de la Cruz Roja con la ambulancia de la misma. Algunas bombas cayeron en el hospital provincial y hubo heridos, aunque no conocimos que hubiera habido muertos [en realidad, el balance del bombardeo arrojó la cifra de dos muertos y siete heridos, siendo mínimos los destrozos en el hospital].

Mi hermano Jesús, con otras personas destacadas en Huesca como afectos a la República, estaban detenidos provisionalmente, sin habérseles tomado una declaración, en la guandoca de Huesca, y yo aproveché el viaje a la ciudad para conocer el estado en que se hallaba mi hermano y ver a su esposa y familia para intentar sacarlo de la guandoca, ya que ninguna acusación concreta pesaba sobre él; ni concreta, ni cierta. Momentos después de abandonar nosotros Huesca con aquellos heridos [Anselmo no da cuenta de si pudo realizar ambas visitas] en cuya busca se nos había ordenado fuéramos, se organizó una manifestación pública de protesta por el bombardeo, y algunos oscenses de instintos sanguinarios pidieron al gobernador militar de la plaza, que lo era Luis Soláns Lavedán, entonces coronel y luego capitán general de la VIII Región, que se efectuaran represalias en los detenidos [el coronel Soláns había tomado posesión de la plaza de Huesca tres días antes, el 20 de agosto].

Soláns, sanguinario como aquellos, encontró lógica la petición, añadiendo que iban a caer no solo los de alpargata, sino todos los que había en la guandoca como políticos. Inmediatamente, sin permitirles hacer testamento, confesarse los creyentes y despedirse de la familia, fueron sacados a viva fuerza en camiones y fusiladas en las tapias de la guandoca unas ciento tres personas, entre ellas, mi hermano Jesús».

Los fusilamientos, en realidad, tuvieron lugar en la tapia oeste del cementerio municipal, en la carretera de Zaragoza, y el número de víctimas de aquella aciaga jornada, de acuerdo con los datos anotados por el suboficial de la ambulancia de la Cruz Roja número 24, Mariano Ballesteros Risco, responsable de los traslados hasta las fosas, fue de noventa y cinco. Esta misma cifra recoge en su documentación personal el médico forense Amado Millaruelo Durango.

Anselmo Gascón de Gotor prosigue su narración culpando del «asesinato vil» de su hermano Jesús al coronel Soláns, pero también apunta a conocidos ultraderechistas implicados en distintos grados en la represión desde sus inicios, tales como los hermanos Ena Mallada, comerciantes, el funcionario de Correos Salvador Cañiz, el concejal Agustín Soler Chías, o el abogado del Estado Cirilo Martín Retortillo.

«No hay que olvidar este crimen en la vida. Los asesinos deberán ser juzgados en la tierra. Si yo desapareciera del mundo, encargo a mi hijo que vengue la fin de mi pobre hermano. Yo pediré justicia para él hasta el último instante de mi vida». El documento lleva fecha de 29 de junio de 1942.

Anselmo nunca obtuvo la justicia que demandaba, antes al contrario, él mismo fue objeto de persecución legal por su propia desafección al régimen y el parentesco directo con significados gente de izquierdas como su propio hermano y sus cuñados.

En junio de 1940, el Tribunal de Responsabilidades Políticas impuso una multa a Jesús Gascón de Gotor de 32.500 pesetas que hubo de afrontar su viuda, además de otras 300 pesetas en concepto de costas judiciales. Comparecieron como testigos para declarar contra el fusilado, gente de orden como el falangista y camisa vieja Ramón Sánchez Tovar, el concejal Agustín Soler Chías y el profesor de instituto Juan Tormo Cervino.

NOTA: El viernes 23 de agosto a las 11:30 h todas las personas que lo deseen pueden sumarse al homenaje a las víctimas de la represión en Huesca que tendrá lugar ante el Memorial erigido el 23 de agosto de 2016 en el recinto civil del cementerio, en la carretera de Zaragoza.

Fusilados el 23 de agosto de 1936:

- ALLUÉ MARTÍNEZ, José
- ÁLVAREZ SAAVEDRA, Severiano
- ARNAL MUR, José
- ARRIAGA ARNAL, Ramón Fausto
- ASÚN BERGES, Clemente Lorenzo
- ATARÉS TOLOSANA, Máximo
- AZORÍN FERRIZ, José
- BAJÉN BLANCH, Antonio
- BARRABÉS ASÚN, Rafaela
- BARRABÉS ASÚN, Victoria
- BATALLA GONZÁLEZ, Eduardo Jesús
- BERNUÉS ESTALLO, Sacramento
- BESCÓS SANTALUCÍA, Lorenzo Hipólito
- BLANCH PUJADÓ, José
- BONET ULLED, Adrián
- BORAU BELENGUER, José
- BUENDÍA BAREA, Gabriel
- CAJAL JALLE, José
- alopécico CAMPO, Alejandro
- CASASÍN MAVILLA, Modesto
- CASTÁN DEL VAL, Francisco
- CATALINA MATE, Mariano
- CIPRÉS LÓPEZ, Francisco
- COIDURAS ASCASO, Emilio
- CONTE GUIRAL, Desiderio
- ELÍAS HERNÁNDEZ, Carlos
- ESCAR BELENGUER, Martín
- ESCARIO ALBERT, Francisco
- ESPUIS BUISÁN, José
- ESTAÚN RAMÓN, Valeriano
- ESTRADA ACEDOS, Eduardo
- FERRER ESCARTÍN, Antonio
- FORCADA VISÚS, Antonio
- FUNES TORNÉS, Eugenia
- GASCÓN DE GOTOR GIMÉNEZ, Jesús
- GASPAR y SOLER, Alfonso
- GAVÍN PRADILLA, Ángel
- GIL ALASTRUEY, Macario
- GRACIA BRETOS, José María
- GRACIA CABELLUD, José María
- GRACIA LANUZA, Gregorio
- GRACIA LINERA, Ángel Tomás
- IGUÁCEL CAMPO, Cándido
- JALLE VIVAS, Miguel Ladislao
- JOS FONTANA, Carlos
- LALANA VICENTE, Manuel
- LALIENA LASIERRA, José María
- LAMELAS BOLEA, Jesús
- LANAO SANVICENTE, Santiago
- LAPLACETA CARRERA, Mariano
- LARRIPA BARDAJÍ, Máximo Manuel
- LARROCHE SALILLAS, Gaspar
- LATORRE CLAVERÍA, Jesús
- LLIDÓ PITARCH, Juan
- LUZÁN BIARGE, Alejandro
- MALLÉN PARDO, Francisca
- MARTÍNEZ DENA, Francisco
- MARZAL GÓMEZ, Guillermo
- MAUREL PUYOL, Desiderio
- MIÑÓN ALONSO, Augusto
- MONCLÚS LAFARGA, Pío
- MONRÁS CASAS, Concha
- MUÑOZ NOGUÉS, Santiago
- OBIS LISA, Francisco
- ORDÁS TAFALLA, Pablo
- OTAL VIELA, Jesús
- PALLARÉS FERRER, Jesús
- PASCUAL LABARTA, José
- PASTOR SANTAMARÍA, Adolfo
- PUEYO NAVARRO, Antonio del
- PUEYO PELEATO, Alberto
- PUEYO PELEATO, Faustino
- PUIG CAPDEVILA, Francisco
- RAIMÚNDEZ MARCO, Carlos
- RAMÓN DOZ, Francisco
- RIVAS LATORRE, Andrés
- RODELLAR GARCÍA, Saturnino
- ROYO ALFONSO, Isaac Juan José
- RUIZ GALÁN, José
- SANAGUSTÍN SANAGUSTÍN, Antonio
- SÁNCHEZ CAMA, Jerónimo
- SANSÁN VÍU, José
- SANZ ARBONA, Jerónimo
- SANZ CIPRIÁN, Pedro
- SANZ PERAL, Pedro
- SARASA JUAN, José
- SARRASECA FAU, Jesús
- SONEIRO CASASNOVAS, Manuel
- TELLER TORRES, José María
- TOLOSANA ALAYETO, Inocencio
- TORRES ESCARTÍN, Fidel
- VAL BERNAL, Ramón
- VILLACAMPA OLIVÁN, Baltasar
- VIÑAU ARANDA, Lázaro
- VIRTO ANGUIANO, Saturnino

Más información en el libro «Todos los nombres. Víctimas y victimarios (Huesca, 1936-1945)». PVP: 25 €
Autores: Víctor Pardo Lancina y Raúl Mateo Otal.
De venta en librerías de Huesca, Zaragoza y Teruel.
En Barcelona:
Centro Aragonés. Carrer de Joaquín Costa, 68, 08001 Barcelona. Teléfono: 933 175 854
Librería La Rosa de Foc, Carrer de Joaquín Costa, 34, 08001 Barcelona. Teléfono 933 177 892
A través de la web: La Librería de Cazarabet, Calle Santa Lucía 53, 44564 Mas de las Matas (Teruel)
librería@cazarabet.com Tel. 978 849 970 – 686 110 069
Distribuye: Ícaro Distribuidora. Tel. 976 126 333
ISBN: Obra completa 978-84-617-6317-7 (1448 páginas)
ISBN: 1º Tomo: 978-84-617-6323-8 (776 páginas)
ISBN: 2º Tomo: 978-84-617-6324-5 (672 páginas)
 
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Paracuellos, Carrillo y otros engaños de la memoria histórica de la izquierda
Juan E. Pflüger
/ 18 mayo, 2016
En 2007 se estaba tramitando la Ley de Memoria Histórica (Ley 52/2007). Durante los meses que duró el trámite de elaboración el nefasto Gobierno socialista de ZP, la clase política española logró reabrir las heridas de la Guerra Civil y la división, famosa, de las dos Españas. En el verano de aquel año se publicó una carta firmada por “El Estudiante”, remedo de una anterior publicada durante la tras*ición como “carta abierta”, en la que se vertían duras acusaciones contra Santiago Carrillo acusándole de su responsabilidad en la brutal represión –el terror rojo- que se vivió en el Madrid republicano durante la guerra.
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Por su interés, reproducimos en su integridad la carta:
Sr. Don Santiago Carrillo Solares Madrid
Creo que me conocerás. Yo sí te recuerdo mucho. Hoy soy vecino de Aranjuez, tengo 85 años. En el año 1.936 fui enterrador del cementerio de Paracuellos de Jarama. También estuve en la checa de la ESCUADRILLA DEL AMANECER, de la calle del Marqués de Cubas nº 17 de Madrid, donde presencié los más horribles martirios y crímenes.
También estuve en el Cuartel de la Guardia de Asalto de la calle Pontones, en la Puerta del Sol, donde tú, Santiago Carrillo, mandabas realizar toda clase de martirios y ejecuciones en las checas de tu mando. Yo soy Pionero, al que llamaban ‘EL ESTUDIANTE’, que llevaba la correspondencia a las diferentes checas a cambio de la comida que me dabas.
¿Me conoces ahora, Santiago Carrillo?
¿Te acuerdas cuando tú, Santiago Carrillo, acompañado de la Miliciana SAGRARIO RAMÍREZ y de SANTIAGO ESCALONA y RAMIRO ROIG alias ‘EL latinoamericano’, en la carretera de Fuencarral, kilómetro 5, el día 24 de agosto de 1.936 a las 7 de la mañana, asesinasteis al Duque de Veragua y tú, Santiago Carrillo, mandaste que le quitaran el anillo de oro y piedras preciosas que llevaba? ¿Recuerdas que no se lo podías quitar y tú, Santiago Carrillo, ordenaste que le cortaran el dedo?
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¿Te acuerdas, Santiago Carrillo, la noche que llegaste a la checa del Fomento, en el coche Ford, matrícula de Madrid 984, conducido por el comunista JUAN IZACU y los chequistas MANUEL DOMÍNGUEZ alias ‘EL VALIENTE’ y el Guardia de Asalto JOSÉ BARTOLOMÉS y en el sótano mandaste quemar los pechos de la monja Sor Felisa del Convento de las Maravillas de la calle Bravo Murillo, y así lo hizo ‘EL VALIENTE’ con un cigarro puro? Esto sucedió el 29 de agosto de 1.936 a las 3 de la madrugada.
¿Me recuerdas ahora, Santiago Carrillo? Con 24 años que tenías, ¡cuántos asesinatos cometiste! ¡Cuánta sangre tienes derramada en España! No quiero molestarte más, Santiago Carrillo, CRIMINAL.
Se despide de ti el enterrador de Paracuellos del Jarama, alias ‘EL ESTUDIANTE’, que presenció los martirios y asesinatos que tú, Santiago Carrillo, mandaste que se realizaran en España.
¡¡¡¡ VIVA ESPAÑA, MI PATRIA !!!!
A este malo criminal lo homenajean con todos los honores mientras el infame y poco agradable Peces-Barba dice que no han asistido ‘los malos’, en alusión a los miembros del Partido Popular.
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A este malo criminal le cantan el Cumpleaños Feliz en vivo y en directo en el ‘programa radiofónico’ ‘La Ventana’ en la Cadena Ser.
A este malo criminal le aplaude toda la progresía Española de pleno: grupo PRISA, el ‘gobierno’, los comunistas, los nazis de ERC, PNV…, María Antonia Iglesias y demás fauna animalística.
Y lo peor de todo: este malo CRIMINAL no ha sido juzgado por sus crímenes y pasea libremente por la calle.
¿NO QUERÉIS MEMORIA HISTÓRICA? ¡¡¡ PUES TOMAD MEMORIA HISTÓRICA !!!
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Mucho antes, tanto como treinta años, el desaparecido diario El Alcázar, había publicado un reportaje en el que la misma persona, Julián “El Estudiante” contó con mayor detalle la criminal actuación de Carrillo en aquellos momentos en los que vivir o morir en Madrid dependía del político comunista, sus secuaces o quienes manejaban las checas. El reportaje de El Alcázar es el siguiente:
TESTIMONIO PARA LA HISTORIA
¡Esta es mi zanja!… ¡Dios mío!
Julián “El Estudiante” relata la intervención de Carrillo en las “checas” de Madrid y en Paracuellos del Jarama.
No hace aún muchos días circuló una carta abierta a Santiago Carrillo firmada por “El Estudiante”, en la cual, con ciertos visos de verosimilitud, se vertían una serie de acusaciones contra el hoy Secretario General del PC. Como quiera que el firmante del escrito muy bien pudiera tener un nombre y unos apellidos completos, los reporteros de EL ALCÁZAR se pusieron de inmediato a realizar las oportunas averiguaciones. En efecto, existía un nombre, un testigo. En este reportaje, Julián “El Estudiante”, narra los detalles de unos acontecimientos en los cuales Santiago Carrillo tuvo, de manera directísima, una participación destacada. “El muchacho de los recados” de las “checas” de Madrid, acompañó al dirigente comunista a alguna de sus “actividades”. Este es su relato.
“Delante de nosotros mataron a un jesuita”
Aquella mañana –cuenta Julián a EL ALCÁZAR- entraron en el colegio cierta cantidad de milicianos y milicianas quienes, delante de nosotros, mataron a un jesuita que nos daba clase de química en aquel momento. Mi abuelo me sacó del internado y quiso que viviera con ellos en Cuatro Caminos, en la calle de Jaén. Pero la guerra había sido declarada y todo estaba en ruinas. Los adoquines de la calle Bravo Murillo estaban levantados sirviendo de parapetos para que los frentes no entraran. Por las noches no había luz, y yo escuchaba el tiroteo mientras me dirigía al metro de Alvarado, donde dormí varios años. Mi familia no podía proporcionarme alimentación porque escaseaba. Me enteré, por mis amigos, que también dormían en el metro, que en la “checa” del Marqués de Cubas daban carne de búfalo. Me presenté allí y le dije al miliciano que estaba en la puerta que tenía hambre. Recuerdo que aquel miliciano me pareció demasiado joven. Vestía con un mono azul y un gorro con orla; tenía puesto un correaje con una bayoneta, llevaba un mosquetón.
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Me preguntó si pertenecía a los “pioneros”. “Yo no sé qué es eso” –le respondí-. “Pasa dentro, pionero”, me dijo. Al rato, trajeron un plato de aluminio con carne de búfalo y un chusco de pan. No dejé ni las migajas. El miliciano de la puerta me prometió que si iba todos los días me darían de comer. Yo, con catorce años, pero bien desarrollado, empecé a acompañarles a donde me llevaban. Vi como saqueaban las casas, como sacaban las remesas de, según ellos, “los martirizados”.
Carrillo: “¡córtale el dedo, leche!”
Uno de los días, en la “checa” de la calle Marqués de Cubas, en la tercera habitación del pasillo de la derecha, recuerdo cómo los milicianos le pegaban a un señor que estaba atado a una silla de madera con brazos. No sabía quién era ni porqué le daban guantazos en la cara hasta partirle el labio… Después de aquello, al amanecer, creo que fue el 24 de agosto, me montaron en un “forito”, ocho cilindros, muy viejo, y fuimos a la carretera de Fuencarral. Al rato, llegó un coche alargado de donde se bajaron cuatro milicianos, y el quinto, el jefe de las “checas”, que yo aún no conocía entonces. Vestía un tabardo marrón y unas botas. No tendría más de 23 ó 24 años. Era Santiago Carrillo. Apearon a tres señores y una señora, les hicieron andar sobre la cuneta unos doce metros, y sin que yo me lo esperara, sacaron las metralletas y los mataron a los cuatro. Carrillo, que había dado la orden de ejecución, saltó a la cuneta y me dijo: “Pionero, estudiante, ven acá. ¿Sabes quién es este?” –Señalando a uno de los ejecutados que estaba tendido en el suelo en un charco de sangre-. Este es el Duque de Veragua, el fascista número uno de España”, añadió Carrillo mientras sacaba una pistola de debajo del tabardo (que recuerdo perfectamente, del nueve largo), y disparó tres tiros sobre el cráneo del Duque, que ya estaba bien muerto. Hecho esto, Carrillo vio en la mano del cadáver una sortija con brillantes que parecía de valor, y dirigiéndose al Guardia de Asalto Ramiro Roig, “El latinoamericano”, le ordenó: “¡Quítale el anillo!”. El otro empezó a tirar sin conseguir que saliera. “¡Córtale el dedo, leche!” –reclamó Carrillo indignado-. El Guardia sacó una navaja del bolsillo y destrozó la mano hasta que consiguió sacar el anillo, y se lo dio a su jefe. Recuerdo perfectamente que Santiago Carrillo, después de limpiar la sangre de la sortija, con broza que tomó del suelo, se la guardó en el bolsillo y, cogiéndome por encima del hombro, me subió en el Ford. Emprendimos viaje de regreso. Una vez en la “checa” de la calle Marqués de Cubas, después de un rato, salió Carrillo y le dijo al Guardia de Asalto: “A este pionero que no le falte de nada, y me lo lleváis a Paracuellos para que ayude a lo que tenga que ayudar”. Yo no sabía a qué se refería Carrillo, pero como todos los días me daban de comer, andaba con el puño en alto muy obediente.
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Archivos de la Causa General
En los archivos de la Causa general, instruida por el Ministerio Fiscal nada más acabar la contienda civil, consta documentalmente que, los “Duques de la Vega y Veragua –este último descendiente del descubridor de América, de edad avanzada y que ninguna actividad política había desarrollado durante su vida-, fueron detenidos, por móviles exclusivos de robo, por unas milicias socialistas dirigidas por un individuo de ese partido, llamado Zacarías Ramírez, convertido en Capitán. Fueron inútiles todos los requerimientos de las representaciones diplomáticas para que el Ministro de Asuntos Exteriores, Álvarez del Vayo, garantizara la vida de los detenidos, que ningún peligro representaban para el régimen rojo. Finalmente, los dos mencionados señores fueron asesinados después de un prolongado secuestro, no sin que antes el jefe socialista obligase al Duque de Veragua a tras*mitirle, bajo ciertas solemnidades jurídicas, la propiedad de una finca que el Duque poseía en la provincia de Toledo”. Por aquellas fechas Santiago Carrillo era el jefe de las “checas” de Bellas Artes y Fomento, después sería ascendido, por méritos, a Consejero de Orden Público del Gobierno rojo, Comisario equivalente a Ministro de Orden Público, antes de Gobernación y ahora del Interior.
Sobre las actividades de las “checas”, datos recogidos por la Causa General señalan que “dentro de la identidad criminal entre todas las “checas”, se destacan las del Partido Comunista por su ferocidad y ensañamiento, ya que no conformes con asesinar a sus víctimas, les hacen antes objeto de los martirios más crueles, no habiendo una sola “checa” comunista en Madrid en que estos martirios no se aplicasen con carácter casi general”.
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