Malditos Bastardos
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CRÍMENES franquistas en Marchena (Sevilla). Parte 1, La REPRESIÓN
La tarde del 18 de Julio de 1936 los marcheneros crearon un comité de defensa para coordinar las fuerzas del Frente Popular en la defensa de la República. Las medidas tenían carácter defensivo y “militar”, formación de milicias, control y vigilancia de los accesos al pueblo. Pero su armamento era obsoleto y precario. Aunque el Comité de Defensa de la República controlaba las calles y edificios oficiales en general, el 19 comenzaron intensos tiroteos desde el cuartel de la guardia civil. Los “presos preventivos derechistas” no sufrieron daño alguno sumándose posteriormente a las tropas golpistas.
El día 20 las tropas rebeldes procedentes de Écija iniciaron la toma de Marchena, el 21 el golpe culminó su triunfo; el 22 entró en la localidad una columna mixta de regulares-jovenlandeses y soldados.Guardia civil, falangistas, ejército rebelde, comenzaron rápidamente a impartir “castigos ejemplares”, dejando tras de sí una impronta fulminante de fin y represión sanguinaria sobre las clases populares, jornaleros, obreros, así como clases medias Republicanas, comerciantes, artesanos, funcionarios, médicos, profesionales liberales. En Marchena fueron fusilados al menos 200 marcheneros, entre los cuales al menos 36 eran mujeres, pero la lista continúa abierta. La danza de fin represora iniciada el 25 de Julio, tuvo su cenit en agosto y septiembre, y continuó hasta Febrero de 1937.
En casi todos los pueblos y por supuesto en Marchena se “pasearon” por las calles, para escarnio público a innumerables mujeres “izquierdistas”, peladas al cero, con un pequeño moñito cual ganado, purgadas con ricino que originaba degradantes diarreas en público. Además de ser humilladas y vejadas, eran obligadas a trabajar como mano de obra gratuita para limpiar iglesias, calles, casas de derechistas…La represión física generalizada era compatible con la represión económica, política, social, laboral, ideológica..
La maquinaria del pomposo “Nuevo Orden”, desintegró el anterior sistema democrático. Desaparecieron nombres de calles como Pablo Iglesias, Plaza de La República, Libertad, incluso ¡Álvarez Mendizábal y Mariana de Pineda! para sustituirse con nombres de “santos” católicos, o militares fascistas. La represión de las autoridades rebeldes estaba premeditada en los planes conspiradores, era necesaria como medida ejemplificadora: El 25 de Julio de 1936, 17 destacados miembros del Comité, detenidos en el cuartel, fueron asesinados por los franquistas en plena vía pública, alineados durante horas en la calle, y arrojados a la fosa del cementerio, que día tras día se fue colmatando con cadáveres de los Republicanos asesinados.
Las clases medias marcheneras padecieron “desamortización franquista”, multas, expropiaciones, incautaciones de bienes, tierras, comercios. También fueron purgados, represaliados y asesinados en sus empleos numerosos funcionarios y empleados públicos, que fueron sustituidos por franquistas, adictos al nuevo orden y familiares del bando nazional. Muchos maestros Republicanos fueron inhabilitados, otros asesinados, pagaron con su propia vida el atrevimiento de haber intentado educar al pueblo marchenero, de crear libre-pensadores y formar a un pueblo marginado culturalmente desde tiempo inmemorial.
Los libros de la enseñanza racionalista Republicana fueron censurados; se impuso una enseñanza destinada a apartar al niño de la funesta manía de pensar. Todo lo que se opinaba, hablaba, escuchaba, escribía o leía pasaba por el filtro de la censura. Se expurgaron autores y obras, el nivel cultural, artístico, ideológico, sufrió una involución y una supeditación y vinculación a la religión propio de otros tiempos, efectos que aun todavía hoy han dejado huella.
Los Comandantes militares, tras breves interrogatorios, clasificaron a los prisioneros en 2 grupos, los que se siguió manteniendo la vida y los que fueron asesinados por aplicación del “Bando de Guerra” o enviados a Consejos de Guerra, verdaderas farsas de derecho jurídico, aberraciones jurídicas en las que los rebeldes juzgaban inquisitorialmente a Republicanos leales bajo la cínica acusación de “adhesión o auxilio a la rebelión militar” enviando a muchos marcheneros directamente al paredón.
Los “privilegiados” que mantuvieron su vida, fueron víctimas de una represión violentísima contraria a los derechos humanos fundamentales: Torturas que recordaban a épocas inquisitoriales, palizas, violaciones, prisiones, campos de concentración, batallones de trabajo disciplinarios, pagando con sus cuerpos y vidas privación de libertad por muchos años, realizando trabajos en obras públicas o en empresas privadas, explotados, soportando durísimas jornadas en condiciones infrahumanas, son los conocidos como “esclavos del franquismo”.
La tarde del 18 de Julio de 1936 los marcheneros crearon un comité de defensa para coordinar las fuerzas del Frente Popular en la defensa de la República. Las medidas tenían carácter defensivo y “militar”, formación de milicias, control y vigilancia de los accesos al pueblo. Pero su armamento era obsoleto y precario. Aunque el Comité de Defensa de la República controlaba las calles y edificios oficiales en general, el 19 comenzaron intensos tiroteos desde el cuartel de la guardia civil. Los “presos preventivos derechistas” no sufrieron daño alguno sumándose posteriormente a las tropas golpistas.
El día 20 las tropas rebeldes procedentes de Écija iniciaron la toma de Marchena, el 21 el golpe culminó su triunfo; el 22 entró en la localidad una columna mixta de regulares-jovenlandeses y soldados.Guardia civil, falangistas, ejército rebelde, comenzaron rápidamente a impartir “castigos ejemplares”, dejando tras de sí una impronta fulminante de fin y represión sanguinaria sobre las clases populares, jornaleros, obreros, así como clases medias Republicanas, comerciantes, artesanos, funcionarios, médicos, profesionales liberales. En Marchena fueron fusilados al menos 200 marcheneros, entre los cuales al menos 36 eran mujeres, pero la lista continúa abierta. La danza de fin represora iniciada el 25 de Julio, tuvo su cenit en agosto y septiembre, y continuó hasta Febrero de 1937.
En casi todos los pueblos y por supuesto en Marchena se “pasearon” por las calles, para escarnio público a innumerables mujeres “izquierdistas”, peladas al cero, con un pequeño moñito cual ganado, purgadas con ricino que originaba degradantes diarreas en público. Además de ser humilladas y vejadas, eran obligadas a trabajar como mano de obra gratuita para limpiar iglesias, calles, casas de derechistas…La represión física generalizada era compatible con la represión económica, política, social, laboral, ideológica..
La maquinaria del pomposo “Nuevo Orden”, desintegró el anterior sistema democrático. Desaparecieron nombres de calles como Pablo Iglesias, Plaza de La República, Libertad, incluso ¡Álvarez Mendizábal y Mariana de Pineda! para sustituirse con nombres de “santos” católicos, o militares fascistas. La represión de las autoridades rebeldes estaba premeditada en los planes conspiradores, era necesaria como medida ejemplificadora: El 25 de Julio de 1936, 17 destacados miembros del Comité, detenidos en el cuartel, fueron asesinados por los franquistas en plena vía pública, alineados durante horas en la calle, y arrojados a la fosa del cementerio, que día tras día se fue colmatando con cadáveres de los Republicanos asesinados.
Las clases medias marcheneras padecieron “desamortización franquista”, multas, expropiaciones, incautaciones de bienes, tierras, comercios. También fueron purgados, represaliados y asesinados en sus empleos numerosos funcionarios y empleados públicos, que fueron sustituidos por franquistas, adictos al nuevo orden y familiares del bando nazional. Muchos maestros Republicanos fueron inhabilitados, otros asesinados, pagaron con su propia vida el atrevimiento de haber intentado educar al pueblo marchenero, de crear libre-pensadores y formar a un pueblo marginado culturalmente desde tiempo inmemorial.
Los libros de la enseñanza racionalista Republicana fueron censurados; se impuso una enseñanza destinada a apartar al niño de la funesta manía de pensar. Todo lo que se opinaba, hablaba, escuchaba, escribía o leía pasaba por el filtro de la censura. Se expurgaron autores y obras, el nivel cultural, artístico, ideológico, sufrió una involución y una supeditación y vinculación a la religión propio de otros tiempos, efectos que aun todavía hoy han dejado huella.
Los Comandantes militares, tras breves interrogatorios, clasificaron a los prisioneros en 2 grupos, los que se siguió manteniendo la vida y los que fueron asesinados por aplicación del “Bando de Guerra” o enviados a Consejos de Guerra, verdaderas farsas de derecho jurídico, aberraciones jurídicas en las que los rebeldes juzgaban inquisitorialmente a Republicanos leales bajo la cínica acusación de “adhesión o auxilio a la rebelión militar” enviando a muchos marcheneros directamente al paredón.
Los “privilegiados” que mantuvieron su vida, fueron víctimas de una represión violentísima contraria a los derechos humanos fundamentales: Torturas que recordaban a épocas inquisitoriales, palizas, violaciones, prisiones, campos de concentración, batallones de trabajo disciplinarios, pagando con sus cuerpos y vidas privación de libertad por muchos años, realizando trabajos en obras públicas o en empresas privadas, explotados, soportando durísimas jornadas en condiciones infrahumanas, son los conocidos como “esclavos del franquismo”.