Culozilla
Madmaxista
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- 18 Mar 2018
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Tímidos hilos de luz penetran en la penumbra de mi habitación y, aunque leves, logro percibirlos y noto como si diminutas manos me arrastrasen fuera del mundo onírico para traerme a la realidad, la cruda realidad.
Tanteo donde debería estar la mesita de noche en busca de la lámpara. Algo cae al suelo pero no me preocupa, porque por fin doy con el interruptor.
Una punzante luz amarilla—que vivió tiempos mejores— invade la habitación antes dominada por la más de color oscuridad. Me incorporo y me doy cuenta que aún estoy vestido con la ropa del día anterior: camisa de seda rosa con alguna que otra mancha, pero insignificantes comparadas con la grande que corona toda la parte del cuello y que recorre buena parte de la espalda. Es de sudor, no me preocupa porque eso se secará; pantalones caqui, un poco grandes porque no me gusta parecer un lgtb de pantalones prietos; lustrosos zapatos que aún huelen a betún.
Me incorporo con dificultad y miro el reloj de mesita de mi padre. Es de plata, me contó que se lo robó a un rojo durante la gloriosa guerra española. Enfoco la vista y… Dios santo! Las 4 de la tarde?! Me sobresalto por un segundo antes de recordar que hace dos días que no le doy cuerda. En realidad son las 7:15 según mi reloj casio, regalo de mi comunión y que ha servido a mi lado fielmente desde entonces.
progenitora ya se ha despertado y me tiene preparado el café y las galletas de marca blanca que tanto detesto.
Doy un sorbo a mi café y le grito que está templado. Ella me dice que no sabe, que lo ha puesto en el microondas los mismos minutos que siempre. Le vuelvo a gritar que me rezuma la platano, que está frío.
Por las mañanas tardo mi tiempo en volver a ser persona y a veces pienso que lo hace intencionadamente, otras porque es sencilla. Sea como sea ya me ha amargado la mañana.
Me explica no sé qué de la Engracia, que le ha visitado su nieto o qué se ha muerto. No estaba prestando atención.
Después me voy a pasar mis 40 minutos de rigor en el lavabo justo antes de salir a tomarme mi café en el bar de la esquina. Me tomo el que hace progenitora sólo para que no esté sola, pero si no…
Bajo las escaleras —vivo en un entresuelo— con la fortuna de no encontrarme con vecino alguno. Salgo a la calle y los rayos de sol se antojan como cuchillos que hieren mis delicados ojos neցros, pero al rato se pasa. Camino 30 metros y llego al bar
Le doy los buenos días al Paco: “buenos días si el Señor quiere”. Voy a pillarme el marca para estar bien informado de la actualidad del Madrid y… no está. Lo que me faltaba… Levanto la vista para ver si por una de esa está en alguna mesa y veo que lo tiene el Martínez… ese maldito rojo sindicalista de cosa…
En realidad le repruebo porque fue mi supervisor cuando trabajaba en la fábrica y siempre me estaba metiendo bronca por tonterías, como llegar tarde o venir un pelín “contento” a trabajar. Se cree muy importante el señor porque todo el mundo le conoce, con su mujer, sus hijos, su segunda residencia en la Costa Brava y su buena pensión. Maldito langosta de cosa! Yo, que soy joven y lozano no puedo tener mi propio piso por su culpa.
Bueno, por eso y porque la pensión de invalidez tampoco me da para mucho. Sí, de invalidez, porque me fastidié un poco un dedo con una máquinaria y el médico del seguro, que era amigo de mi padre, logró que me dieran la invalidez total. Desde entonces vivo como un pájaro libre y me río de los remeros.
Anyway, el marca lo tiene él y no lo va a soltar. Podría pillar LaRazón para enterarme un poco qué se cuece en el España, pero sinceramente me rezuma los huevones lo que le pase a este país de cosa lleno de gente de izquierdas y feminista radicals. Que si los catalanes esto, que si la esa época en el 2020 de la que yo le hablo lo otro… me cansa.
Veo al Miguelito y me saluda, me llama “El legionario” porque una vez le dije que había estado en el ejército. Todos los creen, aunque en realidad sólo hice la mili y obligado al no aceptarme mi alegación de pies planos. Pero yo ni me molesto en devolverle el saludo porque, aunque hable con él a veces, me cae mal (Él no lo sabe, claro) . En realidad no me hablo mucho con la gente del bar porque son más viejos que yo, que aunque la gente me echa como 10 años más, cuento 42 primaveras. Si quiera, aún podría casarme y tener hijos, pero sería de iluso juntarme con una charo polifollada para que cuando me saque el crío me aplique la viogen. Yo soy más listo que la mayoría de betazos de cosa. El MGTOW es mi filosofía de vida.
Me tardo unos 40 minutos en tomarme mi café y regreso a casa. progenitora me dijo que de vuelta comprar arroz que no quedaba, pero esa es tarea de las mujeres, no de los hombres de verdad como yo. Tampoco tengo motivo tras descubrir que la latinita del DIA que pensaba que me hacía ojitos ya tiene novio. Que la joroben!!!
De camino a casa se me cruzan dos mujers de 15 años con pantalones súper cortos y con camisetas ceñidas. Cierro los ojos con fuerza para imprimir esa imagen en mi mente y corro hacia casa para hacerme una pajilla aprovechando que progenitora suele salir a comprar a esas horas. Saco las llaves y con los nervios no atino incluso se me caen al suelo. Maldigo a Satanás y a Pedro Sánchez porque la imagen se me ha desvanecido de mi prodigiosa mente.
Tras esto y con la casa vacía, me voy al cuarto del ordenador y lo enciendo. No es un equipo de última generación, pero cumple gracias a que Güindous 10 funciona bien en ordenadores de 2004. La pantalla de es de las viejas, de esas de tubo, que es la que venía cuando lo compré, pero paso de cambiarla por esas planas que son para gaies y niños rata.
Acto seguido entro en burbuja.info as I always do. Reviso un poco los temas y busco las respuestas de UltraPaco.
UltraPaco me hace reír y me hace soñar.
Todo correcto. Alguna respuesta de algún rojo de cosa, pero el ambiente es tolerable.
Como es hora de mi activismo, creo la enésima trola de vakuna que mata a jóven en Valladolid y, como soy muy original, le pongo el título de “Buuuuuuuuuumm!!! Otro amoñecado más por las vakunas en valladolid!!”. Le echo imaginación y me queda un post precioso. Todos sabemos que lo que pongo es mentira, pero lo que me gusta de esta comunidad es que queremos creernos las trolas los unos de los otros.
Me encuentro con un post de fotos de “derroción” y aparece un travesti con una platano enorme. Para mi sorpresa, noto unas cosquillitas ahí abajo. Miro la hora. progenitora aún va a tardar en volver. Es escandaloso, sí, pero quién se va a enterar?
Me desabrocho el pantalón y veo con asombro que sigo llevando el condón rosa de anoche! ¿Cómo no lo vi cuando estuve fumando y cagando? De golpe, imágenes inconexas me invaden la cabeza sin orden ni concierto.
Ahora lo recuerdo, ayer me fui de pilinguis. Ya se sabe, el que ama pagando acaba ahorrando y uno tiene sus necesidades. Podría conectarme al Tinder ese y triunfar como el alfa que soy, pero paso de subirles el ego a las obesas polifolladas de cosa. No contribuiré a la burbuja del sesso, del porque tengo shishi yo lo valgo. No, eso no es para mi. Yo me voy de lumis.
Me paro a pensar y logro unir los pedazos para reconstruir la noche pasada:
A las 21:00h me di una ducha. No suelen ser habituales pero si me ducho, me ducho bien. Después me afeité un poco, me di loción de afeitado Floïd y me empapé de auténtica colonia de macho: Barón Dandy. Me vestí con mis mejores galas y a progenitora le solté una chorrada sobre que iba a ver el partido abajo al bar y que no me esperara despierta.
Pillé mi fiel Seat 127, herencia de mi viejo y me fui a mi local favorito de las afueras. Un poco sórdido, pero me gusta la aventura.
Hablé con la Manoli y le dije que quería algo exótico esta vez. ¿Más exótico que las brasileñas de ojo ciego enorme que sueles pedir? Me dijo.
No entendí muy bien qué quería decirme, así que subí al piso de arriba para ver la mercancía. Allí vi a la Jasmine, una latina de 38 años con la que he estado un par de veces, acompañada de la Tatyana: rumana de 18 años, con cara de niña, rubia, con moño y a la que le sobran unos kilos.
Cuando me ven, empiezan a hablar entre ellas, me miran y se ríen maliciosamente. Especialmente la Tatyana.
Hoy me apetece probar la aventura de los Balcanes (en mi cabeza suena espectacular pero realmente no sé muy bien qué son) y eligió la joven rumana.
Entramos en la habitación y me da a elegir varios condones, de varios sabores y colores. Menuda tontería, yo no pienso probarlos. Elijo el rosa porque con la luz azul led no vi bien el tonalidad. De haberlo sabido hubiera elegido un tonalidad de macho, como el verde ejército.
Finalmente nos ponemos a ello y yo lo doy todo. Observo con el rabillo del ojo que ella está mirando su móvil y chateando. Se da cuenta que la estoy mirando y dice con marcado acento: tú sssigue, tú sssigue. Y cuando estoy a punto de llegar al clímax de golpe la hija de fruta me mete el dedo en el ojo ciego!!
Salto como un resorte y me quedo de pie con los ojos como platos. Ella aún está estirada en la cama riéndose a carcajadas. Tanto es así que llora de la risa. Ahora sé qué se estaban mofando antes. Lo tenían planeado.
Rígido como un palo y sin poder hablar, sintiendo sudores fríos, abandono el local casi corriendo y monto en el coche dirección a casa en el más absoluto silencio. ¿Por qué me ha hecho eso?! Intento quitármelo de la mente pero el picor ahí abajo es insoportable. Dios mío! Ahora soy lgtb?!!! ¿Me ha gustado? No sabría decirlo!! ¿Qué pensaría mi padre de mi? Ya no soy virgen analmente!!! Qué deshonra!! Me siento forzado.
El trayecto a casa se me antoja interminable. Intento pensar en otra cosa, intento dejar mi mente en blanco mirando las amarillas luces de las farolas que iluminan la autovía. Podría describir la escena como del estilo de fotografía de una película de Nicolas Winding Refn, si supiera quién es y hubiera visto jamás cualquiera de sus films. Pero no es el caso.
Por fin llego a casa y entro en silencio para que progenitora no se despierte. Aunque teniendo en cuenta el trauma sufrido, me hubiera dado igual.
Me estiro en mi cama e intento pensar fuertemente sin éxito en las mamachico. Finalmente noto el abrazo de Morfeo y caigo en un sueño profundo.
Tras recordar lo ocurrido quedo absorto en el más sepulcral silencio. Respiro hondo y vuelvo a ojear la foto del tras*exual. En fin… un día es un día.
Tanteo donde debería estar la mesita de noche en busca de la lámpara. Algo cae al suelo pero no me preocupa, porque por fin doy con el interruptor.
Una punzante luz amarilla—que vivió tiempos mejores— invade la habitación antes dominada por la más de color oscuridad. Me incorporo y me doy cuenta que aún estoy vestido con la ropa del día anterior: camisa de seda rosa con alguna que otra mancha, pero insignificantes comparadas con la grande que corona toda la parte del cuello y que recorre buena parte de la espalda. Es de sudor, no me preocupa porque eso se secará; pantalones caqui, un poco grandes porque no me gusta parecer un lgtb de pantalones prietos; lustrosos zapatos que aún huelen a betún.
Me incorporo con dificultad y miro el reloj de mesita de mi padre. Es de plata, me contó que se lo robó a un rojo durante la gloriosa guerra española. Enfoco la vista y… Dios santo! Las 4 de la tarde?! Me sobresalto por un segundo antes de recordar que hace dos días que no le doy cuerda. En realidad son las 7:15 según mi reloj casio, regalo de mi comunión y que ha servido a mi lado fielmente desde entonces.
progenitora ya se ha despertado y me tiene preparado el café y las galletas de marca blanca que tanto detesto.
Doy un sorbo a mi café y le grito que está templado. Ella me dice que no sabe, que lo ha puesto en el microondas los mismos minutos que siempre. Le vuelvo a gritar que me rezuma la platano, que está frío.
Por las mañanas tardo mi tiempo en volver a ser persona y a veces pienso que lo hace intencionadamente, otras porque es sencilla. Sea como sea ya me ha amargado la mañana.
Me explica no sé qué de la Engracia, que le ha visitado su nieto o qué se ha muerto. No estaba prestando atención.
Después me voy a pasar mis 40 minutos de rigor en el lavabo justo antes de salir a tomarme mi café en el bar de la esquina. Me tomo el que hace progenitora sólo para que no esté sola, pero si no…
Bajo las escaleras —vivo en un entresuelo— con la fortuna de no encontrarme con vecino alguno. Salgo a la calle y los rayos de sol se antojan como cuchillos que hieren mis delicados ojos neցros, pero al rato se pasa. Camino 30 metros y llego al bar
Le doy los buenos días al Paco: “buenos días si el Señor quiere”. Voy a pillarme el marca para estar bien informado de la actualidad del Madrid y… no está. Lo que me faltaba… Levanto la vista para ver si por una de esa está en alguna mesa y veo que lo tiene el Martínez… ese maldito rojo sindicalista de cosa…
En realidad le repruebo porque fue mi supervisor cuando trabajaba en la fábrica y siempre me estaba metiendo bronca por tonterías, como llegar tarde o venir un pelín “contento” a trabajar. Se cree muy importante el señor porque todo el mundo le conoce, con su mujer, sus hijos, su segunda residencia en la Costa Brava y su buena pensión. Maldito langosta de cosa! Yo, que soy joven y lozano no puedo tener mi propio piso por su culpa.
Bueno, por eso y porque la pensión de invalidez tampoco me da para mucho. Sí, de invalidez, porque me fastidié un poco un dedo con una máquinaria y el médico del seguro, que era amigo de mi padre, logró que me dieran la invalidez total. Desde entonces vivo como un pájaro libre y me río de los remeros.
Anyway, el marca lo tiene él y no lo va a soltar. Podría pillar LaRazón para enterarme un poco qué se cuece en el España, pero sinceramente me rezuma los huevones lo que le pase a este país de cosa lleno de gente de izquierdas y feminista radicals. Que si los catalanes esto, que si la esa época en el 2020 de la que yo le hablo lo otro… me cansa.
Veo al Miguelito y me saluda, me llama “El legionario” porque una vez le dije que había estado en el ejército. Todos los creen, aunque en realidad sólo hice la mili y obligado al no aceptarme mi alegación de pies planos. Pero yo ni me molesto en devolverle el saludo porque, aunque hable con él a veces, me cae mal (Él no lo sabe, claro) . En realidad no me hablo mucho con la gente del bar porque son más viejos que yo, que aunque la gente me echa como 10 años más, cuento 42 primaveras. Si quiera, aún podría casarme y tener hijos, pero sería de iluso juntarme con una charo polifollada para que cuando me saque el crío me aplique la viogen. Yo soy más listo que la mayoría de betazos de cosa. El MGTOW es mi filosofía de vida.
Me tardo unos 40 minutos en tomarme mi café y regreso a casa. progenitora me dijo que de vuelta comprar arroz que no quedaba, pero esa es tarea de las mujeres, no de los hombres de verdad como yo. Tampoco tengo motivo tras descubrir que la latinita del DIA que pensaba que me hacía ojitos ya tiene novio. Que la joroben!!!
De camino a casa se me cruzan dos mujers de 15 años con pantalones súper cortos y con camisetas ceñidas. Cierro los ojos con fuerza para imprimir esa imagen en mi mente y corro hacia casa para hacerme una pajilla aprovechando que progenitora suele salir a comprar a esas horas. Saco las llaves y con los nervios no atino incluso se me caen al suelo. Maldigo a Satanás y a Pedro Sánchez porque la imagen se me ha desvanecido de mi prodigiosa mente.
Tras esto y con la casa vacía, me voy al cuarto del ordenador y lo enciendo. No es un equipo de última generación, pero cumple gracias a que Güindous 10 funciona bien en ordenadores de 2004. La pantalla de es de las viejas, de esas de tubo, que es la que venía cuando lo compré, pero paso de cambiarla por esas planas que son para gaies y niños rata.
Acto seguido entro en burbuja.info as I always do. Reviso un poco los temas y busco las respuestas de UltraPaco.
UltraPaco me hace reír y me hace soñar.
Todo correcto. Alguna respuesta de algún rojo de cosa, pero el ambiente es tolerable.
Como es hora de mi activismo, creo la enésima trola de vakuna que mata a jóven en Valladolid y, como soy muy original, le pongo el título de “Buuuuuuuuuumm!!! Otro amoñecado más por las vakunas en valladolid!!”. Le echo imaginación y me queda un post precioso. Todos sabemos que lo que pongo es mentira, pero lo que me gusta de esta comunidad es que queremos creernos las trolas los unos de los otros.
Me encuentro con un post de fotos de “derroción” y aparece un travesti con una platano enorme. Para mi sorpresa, noto unas cosquillitas ahí abajo. Miro la hora. progenitora aún va a tardar en volver. Es escandaloso, sí, pero quién se va a enterar?
Me desabrocho el pantalón y veo con asombro que sigo llevando el condón rosa de anoche! ¿Cómo no lo vi cuando estuve fumando y cagando? De golpe, imágenes inconexas me invaden la cabeza sin orden ni concierto.
Ahora lo recuerdo, ayer me fui de pilinguis. Ya se sabe, el que ama pagando acaba ahorrando y uno tiene sus necesidades. Podría conectarme al Tinder ese y triunfar como el alfa que soy, pero paso de subirles el ego a las obesas polifolladas de cosa. No contribuiré a la burbuja del sesso, del porque tengo shishi yo lo valgo. No, eso no es para mi. Yo me voy de lumis.
Me paro a pensar y logro unir los pedazos para reconstruir la noche pasada:
A las 21:00h me di una ducha. No suelen ser habituales pero si me ducho, me ducho bien. Después me afeité un poco, me di loción de afeitado Floïd y me empapé de auténtica colonia de macho: Barón Dandy. Me vestí con mis mejores galas y a progenitora le solté una chorrada sobre que iba a ver el partido abajo al bar y que no me esperara despierta.
Pillé mi fiel Seat 127, herencia de mi viejo y me fui a mi local favorito de las afueras. Un poco sórdido, pero me gusta la aventura.
Hablé con la Manoli y le dije que quería algo exótico esta vez. ¿Más exótico que las brasileñas de ojo ciego enorme que sueles pedir? Me dijo.
No entendí muy bien qué quería decirme, así que subí al piso de arriba para ver la mercancía. Allí vi a la Jasmine, una latina de 38 años con la que he estado un par de veces, acompañada de la Tatyana: rumana de 18 años, con cara de niña, rubia, con moño y a la que le sobran unos kilos.
Cuando me ven, empiezan a hablar entre ellas, me miran y se ríen maliciosamente. Especialmente la Tatyana.
Hoy me apetece probar la aventura de los Balcanes (en mi cabeza suena espectacular pero realmente no sé muy bien qué son) y eligió la joven rumana.
Entramos en la habitación y me da a elegir varios condones, de varios sabores y colores. Menuda tontería, yo no pienso probarlos. Elijo el rosa porque con la luz azul led no vi bien el tonalidad. De haberlo sabido hubiera elegido un tonalidad de macho, como el verde ejército.
Finalmente nos ponemos a ello y yo lo doy todo. Observo con el rabillo del ojo que ella está mirando su móvil y chateando. Se da cuenta que la estoy mirando y dice con marcado acento: tú sssigue, tú sssigue. Y cuando estoy a punto de llegar al clímax de golpe la hija de fruta me mete el dedo en el ojo ciego!!
Salto como un resorte y me quedo de pie con los ojos como platos. Ella aún está estirada en la cama riéndose a carcajadas. Tanto es así que llora de la risa. Ahora sé qué se estaban mofando antes. Lo tenían planeado.
Rígido como un palo y sin poder hablar, sintiendo sudores fríos, abandono el local casi corriendo y monto en el coche dirección a casa en el más absoluto silencio. ¿Por qué me ha hecho eso?! Intento quitármelo de la mente pero el picor ahí abajo es insoportable. Dios mío! Ahora soy lgtb?!!! ¿Me ha gustado? No sabría decirlo!! ¿Qué pensaría mi padre de mi? Ya no soy virgen analmente!!! Qué deshonra!! Me siento forzado.
El trayecto a casa se me antoja interminable. Intento pensar en otra cosa, intento dejar mi mente en blanco mirando las amarillas luces de las farolas que iluminan la autovía. Podría describir la escena como del estilo de fotografía de una película de Nicolas Winding Refn, si supiera quién es y hubiera visto jamás cualquiera de sus films. Pero no es el caso.
Por fin llego a casa y entro en silencio para que progenitora no se despierte. Aunque teniendo en cuenta el trauma sufrido, me hubiera dado igual.
Me estiro en mi cama e intento pensar fuertemente sin éxito en las mamachico. Finalmente noto el abrazo de Morfeo y caigo en un sueño profundo.
Tras recordar lo ocurrido quedo absorto en el más sepulcral silencio. Respiro hondo y vuelvo a ojear la foto del tras*exual. En fin… un día es un día.