Nefersen
Nuncio Apostólico
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Opción inclinada de la cámara-ScanPyramids
Opción horizontal de la cámara-ScanPyramids
Más de cuatro mil quinientos años después de haber sido construidas, las pirámides de Egipto siguen deparando sorpresas. La última, una cámara oculta y hasta ahora desconocida en la gran pirámide de Guiza, que sirvió de tumba al faraón Keops, y que ha podido ser descubierta gracias a la aplicación de técnicas que rayan en la ciencia ficción.
De hecho, el hallazgo, llevado adelante por una colaboración internacional llamada Scan Pyramids y publicado por la revista «Nature», se realizó utilizando imágenes basadas en los rayos cósmicos que bombardean continuamente cada centímetro de la superficie terrestre. Toda una prueba de lo efectiva que puede ser la física de partículas aplicada al estudio de antiguas estructuras.
La gran pirámide, una de las estructuras más impresionantes del mundo antiguo, fue levantada durante el reinado del faraón Keops, que duró desde el año 2509 hasta el 2483 antes de Cristo. Construida a partir de bloques de piedra caliza y granito, se eleva 139 metros y es la más antigua y más grande de las pirámides de Egipto. Pero la forma en que se construyó no ha sido aún aclarada por completo, extremo que ha dado origen a todo tipo de especulaciones y misterios.
Ahora, para averiguar algo más sobre su compleja estructura interna, un equipo de investigadores liderado por Mehdi Tayoubi y Kunihiro Morishima han obtenido imágenes de la pirámide basándose en muones, partículas que son un subproducto de los rayos cósmicos y que son capaces de atravesar la roca con facilidad. Alrededor de 10.000 muones caen sobre cada metro cuadrado de la superficie de la Tierra por minuto. Los muones siguen trayectorias diferentes cuando se mueven por el aire o a través de la roca sólida, lo que permitió a los científicos distinguir fácilmente las cavidades dentro de la pirámide. Esta novedosa técnica también ha servido, por ejemplo, para estudiar el interior de los volcanes o el reactor nuclear de Fukushima en Japón
En diciembre de 2015, el equipo del físico Kunihiro Morishima, de la Universidad de Nagoya (Japón) colocó una serie de detectores dentro de la cámara de la Reina, donde descubrirían los muones que pasaban por la pirámide desde arriba. Las partículas, explica Nature, son parcialmente absorbidas por la piedra, por lo que cualquier agujero grande en la pirámide daría como resultado más muones de los esperados golpeando los detectores.
Después de varios meses, los científicos notaron algo inesperado, una anomalía en la detección. Otros dos equipos de físicos japoneses y franceses se unieron a la investigación y obtuvieron los mismos resultados: una gran cavidad oculta, de por lo menos 30 metros de longitud. La cámara tiene una sección tras*versal muy similar a la de la Gran Galería, que descansa justo debajo. «Fue una gran sorpresa. Estamos muy emocionados», dice Mehdi Tayoubi, presidente del Heritage Innovation Preservation Institute en París y uno de los investigadores que ha participado en el proyecto. Curiosamente, un equipo dirigido por el Nobel de Física estadounidense Luis Alvarez ya intentó hacer algo similar en los años 60, utilizando datos de rayos cósmicos, pero la tecnología entonces no estaba suficientemente avanzada y no logró encontrar nada.
Propósito desconocido
Pocos detalles se conocen de la cámara. Podría ser horizontal o inclinada, y estar formada por dos o más espacios más pequeños. Su propósito es desconocido, pero Tayoubi sugiere que podría ser «una segunda Gran Galería». Con todo, los arqueólogos descartan que exista la posibilidad de encontrar un tesoro escondido. Las grandes cámaras fueron descubiertas en el siglo IX dC y exploradas por los arqueólogos occidentales en el siglo XIX, pero muchos se han preguntado desde entonces si podrían existir algunas más escondidas dentro de la pirámide, e incluso si la auténtica cámara funeraria del faraón todavía no ha sido descubierta. «Hay muchas teorías, algunas muy bonitas, pero también muy locas», advierte Tayoubi.
Aidan Dodson, egiptólogo de la británica Universidad de Bristol cree que el espacio podría ser una «cámara de alivio», destinada a reducir el peso de la mampostería que presiona sobre la Gran Galería. En la cámara del Rey se observa un sistema similar. Pero Colin Reader, un geólogo e ingeniero independiente con sede en Liverpool, Reino Unido, que ha estudiado las pirámides egipcias, explica a la revista «Nature» que la nueva cámara está demasiado lejos de la Gran Galería para servir a este propósito. Y se pregunta si, al igual que la Gran Galería conduce a la cámara del Rey, el vacío podría conducir a otra cámara superior.
Sea como sea, lo que sí es cierto es que el hallazgo abre las puertas a futuros estudios que ayudarán a los arqueólogos desentrañar los secretos y misterios que aún guarda en su interior el monumento funerario más famoso de todos los tiempos.