¿No está llena amor cortés la obra de Garcilaso, y después la poesía castellana de los siglos de oro, que sigue a Garcilaso?
En realidad, la poesía castellana es petrarquista. Y una fuente fundamental de Petrarca (y de todo el
dolce stil novo) para la materia amorosa es, precisamente, el amor cortés. De hecho, el único verso de su Cancionero que no está en toscano es un verso en provenzal que toma prestado del trovador Arnaut Daniel:
Drez et rayson es qu'ieu ciant e·m demori.
Al cual, además, alaba en sus Triunfos:
Fra tutti il primo Arnaldo Daniello
gran maestro d'amor; ch’alla sua terra
Ancor fa onor col suo dir novo e bello.
---------- Post added 06-jul-2017 at 12:15 ----------
Sea como fuere, en el Quijote sí se critica al amor cortés. Aquí tienes una tesis que lo desarrolla.
Criticar se pueden criticar mucho y eso no implica que se esté frontalmente en contra. Lope se pasó toda su vida escribiendo una poesía deliciosa en que relataba su vida pasándola por el tapiz de los tópicos petrarquistas. Por ejemplo, en las rimas que publicó junto a "La hermosura de Angélica", entre las que está la famosa definición de amor a base de contrarios ("Desmayarse, atreverse, estar furioso") que es por supuesto otro topicazo petrarquista ("Pace non trovo o no ho da far guerra"), hay un soneto muy bello que empieza así:
Estos los sauces son y ésta la fuenta
los montes éstos, y ésta la ribera,
donde vi de mi sol por vez primera,
los claros ojos la serena frente.
que es, por supuesto, un tópico petrarquista que consiste en describir idealizadamente el lugar en que ocurrió un hecho señalado de la relación con la amada. Pues bien, casi al final de su vida, Lope publicó bajo seudónimo (Tomé de Burguillos) un graciosísimo libro lleno de parodias a los tópicos de la poesía épica (La Gatomaquia) y a la poesía lírica que por entonces era sinónimo de poesía al modo de Petrarca. Por supuesto, se ríe también del tópico de la descripción idealizada y un soneto que empieza así:
Caen de un monte a un valle, entre pizarras
guarnecidas de frágiles helechos,
a su margen carámbanos deshechos,
que cercan olmos y silvestres parras.
siguen el segundo cuarto y el primer terceto la descripción poco más o menos igual y, cuando el versado en el tópico está ya impaciente porque le declare qué ha pasado allá para que lo describa con tanto ahínco (en el soneto de ejemplo anterior lo declara en el tercer verso), remata con esta bufonada:
Y en este monte y líquida laguna
para decir verdad como hombre honrado
jamás me sucedió cosa ninguna.
Así que ya ves se puede adorar y criticar a la vez. Basta con que lo adorado se haya convertido en tópico y lo practiquen todos, hasta los más inútiles.