Israel Gracia
Madmaxista
11/11/2019
REDACCION| 11907 lecturas
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DecalogoEleccionesMalas
Seguidores de Pedro Sánchez celebran el triunfo del PSOE.
AD. 1. Las elecciones del 10-N las cargó el diablo. No se entiende que algunos de sus deudos festejen que la enferma esté hoy más cerca de la defunción de lo que estaba el viernes. Porque España ha sido sin duda la gran damnificada en estas elecciones, la que más pierde, en medio de un escenario parlamentario con hasta nueve fuerzas políticas independentistas dispuestas a acelerar el óbito. Un Congreso sin pactos viables y un país ingobernable en la práctica. Más fragmentado. Más radical. Y con un Gobierno, el que salga, más débil que en abril.
2. La participación, que ni siquiera alcanzó el techo del 70%, convirtió la abstencion en el el partido más votado . Uno de cada diez electores con derecho a votar prefirió fustigar con el látigo de la indiferencia a todos los partidos intervinientes en el proceso electoral y ninguneó al mismo tiempo a esas instancias estatales en cuyo nombre unos y otros reclamaron el voto a los electores. La credibilidad de los sistemas democráticos se mide sobre todo por la aceptación social o no de la ritualización máxima del voto. La mayor crítica que puede recibir un sistema de participación electoral es que un tercio de los ciudadanos con derecho a votar haya decidido no ejercer ese derecho al considerar que, salga quien salga elegido, no habrán modificaciones que mejoren sus vidas. Algo para meditar muy en serio.
3. Nada ha arreglado la repetición de elecciones a los socialistas. El candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, volvió a ganar con claridad los comicios generales de este domingo aunque empeoró su resultados y fracasó en los objetivos políticos que se proponía: tener una mayoría más amplia, no depender de los partidos independentistas para la gobernabilidad, y conseguir una mínima estabilidad política.
El candidato socialista tiene un escenario político muy parecido, incluso peor, que tras las elecciones de abril, ya que ahora suma menos escaños con Unidas Podemos -aunque se añada Más País-, y hasta podría no servirle en una hipotética investidura la abstención de PP y Ciudadanos si el resto de la Cámara Alta votara en contra.
4. Pocos motivos para la euforia dentro del bloque de la derecha. PP, Ciudadanos y Vox son vasos comunicantes. De la sangría de votos de Ciudadanos a la tras*fusión de votos de Vox. El PP crece mucho, pero por debajo de las expectativas y lejos del PSOE, el partido más votado. Los tres partidos de la derecha han sumado menos votos que en abril.
La izquierda a nivel nacional (PSOE, Unidas Podemos y Más País) suma 10.425.669 de votos, es decir un 43,24% de los sufragios. El bloque de la derecha (PP, Vox y Ciudadanos) ha obtenido 10.295.226 de sufragios, un 42,69% de los votos. El bloque izquierdista aventaja al bloque conservador en 130.443 votos (frente a los 47.000 votos en abril), lo que supone medio punto en porcentaje de voto. Estos resultados refuerzan en votos la ventaja de la izquierda frente a la derecha.
Otro dato inquietante es la escasa o nula tras*versalidad de la derecha. PP, Vox y Ciudadanos han sido incapaces de arrancar votos a la izquierda. Lo que han ganado PP y Vox ha sido a costa del derrumbe de Ciudadanos. Y poco más.
4. Íñigo Errejón fracasa en sus dos principales objetivos: se queda sin grupo parlamentario propio y tampoco será decisivo en un hipotético gobierno progresista. La formación que lidera el que fuera cofundador de Podemos, Más País, ha obtenido este domingo de noche electoral apenas tres escaños, dos por Madrid y uno en Valencia para Compromís, que no rentabiliza la alianza con Errejón ya que repite resultado. Más País se queda sin representación en las otras dieciséis provincias en las que se presentaba.
En la valoración del líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, tras conocerse los resultados electorales, Iglesias se ha acordado de Errejón al que ha enviado un agradecimiento envenenado: «Le conozco. Sé que hoy es el día más difícil de su vida y le mando un abrazo solidario». «Yo también envío abrazos calurosos», respondió el candidato de Más País.
5.- El de Santiago Abascal ha sido el partido revelación en los comicios. Su espectacular resultado es también el resultado del hundimiento de Ciudadanos. Vox’ ha sido el partido que más ha sabido rentabilizar la crisis de autoridad en Cataluña y el hartazgo social hacia los separatistas. Su campaña ha estado repleta de propuestas ocurrentes y de mensajes originales que han calado entre la legión de descontentos españoles. Resulta llamativo que la progresía ambulante esté tan alarmada por el crecimiento de Vox y no por ejemplo con la presencia en la Cámara baja de partidos separatistas que apoyan la violencia o que ya han manifestado sin ambages que su objetivo en Madrid será romper el Estado.
6.- Le podemos poner paños calientes, cerrar los ojos, pero lo de Cataluña empeora el futuro de todos. Los partidos separatistas alcanzan la friolera de 43 asientos en el Congreso y tendrán una importancia definitiva en la próxima legislatura. Cualquier gobierno presidido por Sánchez pasaría inevitablemente por el apoyo o la abstención de ERC. Sus dirigentes ya advirtieron anoche que ese apoyo tendría un elevado coste para sus receptores. Para empeorar las cosas, la CUP entra con dos diputados y ya han comunicado que su objetivo no es otro que romper la institucionalidad. El presidente en funciones convocó elecciones para poner fin al bloqueo y lo que nos ha dejado es un panorama político absolutamente envenenado, en manos de lo peor de cada casa.
7.- El severo fracaso de Ciudadanos ya se ha saldado con la dimisión de Albert Rivera. Al anunciar su dimisión, Rivera se olvidó de hacer autocrítica. Tras las elecciones municipales y autonómicas de abril, Ciudadanos salió al rescate de Pablo Casado y proporcionó oxígeno a un partido exánime que había perdido en todas las regiones en las que gobernaba. Ciudadanos perdió su caracter ambivalente para servir de muletilla al PP y que este partido pudiese gobernar en las comunidades de Madrid, Castilla y León y Murcia, además de en el ayuntamiento de la capital de España. Es un error que merecería ser considerado digno de estudio en las facultades de Ciencias Políticas. Pez grande se come siempre el paqueño. Si tu razón política de ser queda reducida a servir de apoyo a otro partido con el que compartes un discurso parecido en algunos asuntos, lo normal entonces es que tus votantes se queden con el original y no con la copia. O que se vayan a Vox, a la abstención o directamente al partido al que por delegación iban a ir dirigidos sus votos. Un error de estrategia que, unido al erratismo ideológico de Rivera y a la mala gestión del espectacular triunfo de Ciudadanos en las autonómicas catalanas de 2018, han dejado a este proyecto político en la más absoluta marginalidad.
8. Todas las miradas estarán puestas ahora en el PP. Las presiones han comenzado para que los de Casado se abstengan y permitan la investidura de Sánchez. Craso error. El PP no tiene por qué cargar con la irresponsabilidad de Sánchez, ni que a éste le salga gratis su fracasado tacticismo electoral, ni su estrategia de dividir a los españoles en dos frentes cada vez menos reconciliables. Bajo ninguna circunstancia puede el PP convertirse en tabla salvavidas del que ha llevado el buque de la gobernabilidad de España a la deriva.
9.- En un escenario electoral con Cataluña en llamas, con unas instituciones autonómicas gobernadas por pirómanos, con la desaceleración económica enseñando los dientes, con los peores datos del paro en años, con miles de familias por debajo del umbral de la pobreza, con un presidente del Gobierno en funciones tras*itando de error en error, con una sociedad cuarteada y dividida… si la derecha no ha conseguido dar un golpe de autoridad electoral, entonces que se olviden ya de hacerlo en el futuro. Será difícil que tenga un mejor escenario electoral que el que ha tenido.
10. Enlazando con el punto anterior, tal y como nos ha sido apuntado por uno de nuestros colaboradores, se entremezclan el esperanzador -amén de previsible- crecimiento fulminante de Vox por un lado y, por otro, la desolación de confirmar que España no tiene remedio mientras la izquierda siga polarizando a los españoles y controlando el alma de los más débiles mediante el control de la propaganda en los medios y en las aulas. Porque constatar que un mediocre y chulesco profanador, encargado de reabrir la herida cicatrizada del cainismo guerracivilista y de permitir el caos golpista en Cataluña, haya perdido tres escaños como todo castigo, es sin duda el síntoma de una decadencia terminal y de una depravación jovenlandesal que sólo puede acabar en tragedia a corto plazo.
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AD. 1. Las elecciones del 10-N las cargó el diablo. No se entiende que algunos de sus deudos festejen que la enferma esté hoy más cerca de la defunción de lo que estaba el viernes. Porque España ha sido sin duda la gran damnificada en estas elecciones, la que más pierde, en medio de un escenario parlamentario con hasta nueve fuerzas políticas independentistas dispuestas a acelerar el óbito. Un Congreso sin pactos viables y un país ingobernable en la práctica. Más fragmentado. Más radical. Y con un Gobierno, el que salga, más débil que en abril.
2. La participación, que ni siquiera alcanzó el techo del 70%, convirtió la abstencion en el el partido más votado . Uno de cada diez electores con derecho a votar prefirió fustigar con el látigo de la indiferencia a todos los partidos intervinientes en el proceso electoral y ninguneó al mismo tiempo a esas instancias estatales en cuyo nombre unos y otros reclamaron el voto a los electores. La credibilidad de los sistemas democráticos se mide sobre todo por la aceptación social o no de la ritualización máxima del voto. La mayor crítica que puede recibir un sistema de participación electoral es que un tercio de los ciudadanos con derecho a votar haya decidido no ejercer ese derecho al considerar que, salga quien salga elegido, no habrán modificaciones que mejoren sus vidas. Algo para meditar muy en serio.
3. Nada ha arreglado la repetición de elecciones a los socialistas. El candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, volvió a ganar con claridad los comicios generales de este domingo aunque empeoró su resultados y fracasó en los objetivos políticos que se proponía: tener una mayoría más amplia, no depender de los partidos independentistas para la gobernabilidad, y conseguir una mínima estabilidad política.
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4. Pocos motivos para la euforia dentro del bloque de la derecha. PP, Ciudadanos y Vox son vasos comunicantes. De la sangría de votos de Ciudadanos a la tras*fusión de votos de Vox. El PP crece mucho, pero por debajo de las expectativas y lejos del PSOE, el partido más votado. Los tres partidos de la derecha han sumado menos votos que en abril.
La izquierda a nivel nacional (PSOE, Unidas Podemos y Más País) suma 10.425.669 de votos, es decir un 43,24% de los sufragios. El bloque de la derecha (PP, Vox y Ciudadanos) ha obtenido 10.295.226 de sufragios, un 42,69% de los votos. El bloque izquierdista aventaja al bloque conservador en 130.443 votos (frente a los 47.000 votos en abril), lo que supone medio punto en porcentaje de voto. Estos resultados refuerzan en votos la ventaja de la izquierda frente a la derecha.
Otro dato inquietante es la escasa o nula tras*versalidad de la derecha. PP, Vox y Ciudadanos han sido incapaces de arrancar votos a la izquierda. Lo que han ganado PP y Vox ha sido a costa del derrumbe de Ciudadanos. Y poco más.
4. Íñigo Errejón fracasa en sus dos principales objetivos: se queda sin grupo parlamentario propio y tampoco será decisivo en un hipotético gobierno progresista. La formación que lidera el que fuera cofundador de Podemos, Más País, ha obtenido este domingo de noche electoral apenas tres escaños, dos por Madrid y uno en Valencia para Compromís, que no rentabiliza la alianza con Errejón ya que repite resultado. Más País se queda sin representación en las otras dieciséis provincias en las que se presentaba.
En la valoración del líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, tras conocerse los resultados electorales, Iglesias se ha acordado de Errejón al que ha enviado un agradecimiento envenenado: «Le conozco. Sé que hoy es el día más difícil de su vida y le mando un abrazo solidario». «Yo también envío abrazos calurosos», respondió el candidato de Más País.
5.- El de Santiago Abascal ha sido el partido revelación en los comicios. Su espectacular resultado es también el resultado del hundimiento de Ciudadanos. Vox’ ha sido el partido que más ha sabido rentabilizar la crisis de autoridad en Cataluña y el hartazgo social hacia los separatistas. Su campaña ha estado repleta de propuestas ocurrentes y de mensajes originales que han calado entre la legión de descontentos españoles. Resulta llamativo que la progresía ambulante esté tan alarmada por el crecimiento de Vox y no por ejemplo con la presencia en la Cámara baja de partidos separatistas que apoyan la violencia o que ya han manifestado sin ambages que su objetivo en Madrid será romper el Estado.
6.- Le podemos poner paños calientes, cerrar los ojos, pero lo de Cataluña empeora el futuro de todos. Los partidos separatistas alcanzan la friolera de 43 asientos en el Congreso y tendrán una importancia definitiva en la próxima legislatura. Cualquier gobierno presidido por Sánchez pasaría inevitablemente por el apoyo o la abstención de ERC. Sus dirigentes ya advirtieron anoche que ese apoyo tendría un elevado coste para sus receptores. Para empeorar las cosas, la CUP entra con dos diputados y ya han comunicado que su objetivo no es otro que romper la institucionalidad. El presidente en funciones convocó elecciones para poner fin al bloqueo y lo que nos ha dejado es un panorama político absolutamente envenenado, en manos de lo peor de cada casa.
7.- El severo fracaso de Ciudadanos ya se ha saldado con la dimisión de Albert Rivera. Al anunciar su dimisión, Rivera se olvidó de hacer autocrítica. Tras las elecciones municipales y autonómicas de abril, Ciudadanos salió al rescate de Pablo Casado y proporcionó oxígeno a un partido exánime que había perdido en todas las regiones en las que gobernaba. Ciudadanos perdió su caracter ambivalente para servir de muletilla al PP y que este partido pudiese gobernar en las comunidades de Madrid, Castilla y León y Murcia, además de en el ayuntamiento de la capital de España. Es un error que merecería ser considerado digno de estudio en las facultades de Ciencias Políticas. Pez grande se come siempre el paqueño. Si tu razón política de ser queda reducida a servir de apoyo a otro partido con el que compartes un discurso parecido en algunos asuntos, lo normal entonces es que tus votantes se queden con el original y no con la copia. O que se vayan a Vox, a la abstención o directamente al partido al que por delegación iban a ir dirigidos sus votos. Un error de estrategia que, unido al erratismo ideológico de Rivera y a la mala gestión del espectacular triunfo de Ciudadanos en las autonómicas catalanas de 2018, han dejado a este proyecto político en la más absoluta marginalidad.
8. Todas las miradas estarán puestas ahora en el PP. Las presiones han comenzado para que los de Casado se abstengan y permitan la investidura de Sánchez. Craso error. El PP no tiene por qué cargar con la irresponsabilidad de Sánchez, ni que a éste le salga gratis su fracasado tacticismo electoral, ni su estrategia de dividir a los españoles en dos frentes cada vez menos reconciliables. Bajo ninguna circunstancia puede el PP convertirse en tabla salvavidas del que ha llevado el buque de la gobernabilidad de España a la deriva.
9.- En un escenario electoral con Cataluña en llamas, con unas instituciones autonómicas gobernadas por pirómanos, con la desaceleración económica enseñando los dientes, con los peores datos del paro en años, con miles de familias por debajo del umbral de la pobreza, con un presidente del Gobierno en funciones tras*itando de error en error, con una sociedad cuarteada y dividida… si la derecha no ha conseguido dar un golpe de autoridad electoral, entonces que se olviden ya de hacerlo en el futuro. Será difícil que tenga un mejor escenario electoral que el que ha tenido.
10. Enlazando con el punto anterior, tal y como nos ha sido apuntado por uno de nuestros colaboradores, se entremezclan el esperanzador -amén de previsible- crecimiento fulminante de Vox por un lado y, por otro, la desolación de confirmar que España no tiene remedio mientras la izquierda siga polarizando a los españoles y controlando el alma de los más débiles mediante el control de la propaganda en los medios y en las aulas. Porque constatar que un mediocre y chulesco profanador, encargado de reabrir la herida cicatrizada del cainismo guerracivilista y de permitir el caos golpista en Cataluña, haya perdido tres escaños como todo castigo, es sin duda el síntoma de una decadencia terminal y de una depravación jovenlandesal que sólo puede acabar en tragedia a corto plazo.
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