Es muchísimo más bonita San Sebastián que Santander, la pena es que a Donostia se la están cargando a pasos agigantados, ya no es solo el precio de la vivienda (y de la vida) que es estratosférico, es la gentrificación tan bestial a la que nos han sometido, aparte del problema con la población joven que genera muchísima inseguridad.
En Donostia pasa como en París, le quitas la gente y es un lugar maravilloso.
Arquitectónicamente, puedes tener razón, si nos referimos al centro. Recordemos que se quemó en el año 1941 y se construyó en plena postguerra, con buena especulación e incluso haciendo edificios con pisos de más, entre 4 familias. Si te fijas dando un paseo por el centro, puedes observar estos pisos "añadidos". Un edificio céntrico (pegado al ayuntamiento) hace unos años, estuvo cerrado porque tuvieron que apuntalarlo por este motivo.
Pero en cuanto al entorno, del arco de Banco de Santander, hasta el faro de cabo mayor, no es mi intención faltar, pero Santander se mea en San Sebastián.
Yo tuve la suerte de nacer en Santander, en el inicio de los 80, era una ciudad llena de vida. Había problemas con la heroína, como en toda España en esa época, pero eso no evitaba que en verano, los chavales del barrio nos quedásemos hasta las 12 de la noche jugando(teníamos 8 o 9 años). Era una ciudad segura, pequeña, en la que nos conocíamos la mayoría o al menos, conocías al alguien que conocía... Ya sabéis.
Pues cuando éramos ya un poco más mayores, recorríamos la zona de puertochico, veías a los pescadores sacar lo que habían cogido ese día, ibas andando por todo el paseo marítimo e ibas a la playa, sin abarrotar, ya que la de "los pijos" era el Sardinero. Todo ésto lo hacíamos con las montañas frente a nosotros, en una bahía protegida del norte.
Era como un pueblo grande, pero con todos los servicios. En cambio ahora, pues ahora es otra cosa. Sigue siendo un entorno incomparable, pero en vez de pescadores, hay veleros atracados 11 meses al año, gente que ni se conoce, ni se saluda entre sí, y gente que se siente extraña en su ciudad, la cual ahora, salvo el centro, está vacía. Solo gente mayor en sus antiguas casas y si es zona turística o céntrica, foráneos paseando.