ahora están en una caja
La cruzada del exalcalde de Toledo para dar un funeral de Estado a Wamba y Recesvinto
Joaquín Sánchez Garrido y Jorge Miranda Encinas se han propuesto dar un entierro digno a los monarcas, que reposan en la catedral de Toledo desde 1845
Ver archivo adjunto 1878494
Joaquín Sánchez Garrido (i), ex alcalde de Toledo, y Jorge Miranda Encinas, periodista e historiador, posan para El Confidencial. (A. M. V.)
Las vistas de Toledo son envidiables desde la terraza del despacho de abogados en el que nos han citado
Joaquín Sánchez Garrido, abogado y excalde de la ciudad, y
Jorge Miranda Encinas, periodista e historiador. Una pequeña parte del río se vislumbra a la izquierda, y la
imponente Catedral se asoma al otro lado, convirtiéndose por derecho propio en la protagonista de esta historia que abarca varios siglos, distintos gobiernos y los restos de dos reyes visigodos que aún descansan en un nicho que no les corresponde. La gesta de estos dos toledanos, justamente, es sacarlos de ahí, pero la historia es más enrevesada de lo que podría parecer en un principio.
Para comprenderla, primero habría que remontarse a 1845. Aunque, en realidad, comenzó mucho antes. En concreto y como es lógico, con la fin de estos
dos reyes visigodos. Recesvinto falleció en 672, tras una vida dedicada entre otras cosas a recopilar el llamado
Código de Recesvinto; un cuerpo de leyes comunes para hispanorromanos y visigodos, los dos pueblos del reino por aquel entonces. Se conserva su famosa corona, realizada con oro, granates, zafiros y perlas, que está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional. Y
Wamba, su sucesor, murió en 688. Ambos están enterrados en la
Catedral de Toledo, porque
Alfonso X el Sabio mandó traer sus huesos desde
Gérticos en
Valladolid y
Pampliega en
Burgos, respectivamente. Antes estuvieron enterrados en la desaparecida cripta de
Santa Leocadia, junto al
Alcázar de Toledo, desde 1275 hasta 1845, que como decíamos, es cuando comienza esta historia. Y no sabemos cuándo terminará.
Aquel año la cripta comenzó a estorbar porque deseaba construirse un
complejo militar en torno al
Alcázar, por lo que se decidió —de manera provisional— meter los restos de ambos reyes en lo que podría denominarse sin mucho problema una
caja y depositarlos en la
Catedral de Toledo a la espera de buscar un sepulcro más digno para ellos. Hasta ahora. Desde entonces han pasado
casi 180 años y, por primera vez en todo ese tiempo, son estos dos hombres ("dos ciudadanos de a pie", insisten continuamente durante la entrevista) los que quieren recuperar los restos de los dos reyes olvidados para darles un
funeral de Estado y un enterramiento digno de una vez por todas.
Nada más recibirnos, nos advierten que es prácticamente imposible acceder a la "sepultura" (por llamarla de alguna manera) de los reyes visigodos, que se encuentra en un
nicho tapiado. Nuestro gozo en un pozo. "Además no dejan hacer fotos y hay que pagar por entrar", señalan, mientras se sientan en torno a una gran mesa y nos invitan a acompañarlos. Tan cerca pero tan lejos, como mucho podremos ver los restos de
Recesvinto y Wamba en la fotocopia de una fotografía.
"Un día di con el
Arzobispo de la Catedral y le dije que no me parecía lo más correcto que dos reyes que han cortado las manos a todo aquel con el que se encontraban y que legislaron contra los judíos estén enterrados con un santo", cuenta Miranda. "Y tampoco puede ser que dos reyes tan importantes para
la historia de España no hayan tenido un funeral de Estado y se encuentren en un nicho. Son los
únicos reyes visigodos que quedan en la
Europa Occidental, por responsabilidad como ciudadanos pensábamos que deberían tener un enterramiento como Dios manda, vamos a respetar a los actores de la historia. Porque una cosa es conocerla y otra muy diferente es respetar a sus actores".
Joaquín Sánchez Garrido, —que fue alcalde de
Toledo en dos ocasiones en los períodos 1983-1987 y 1991-1995—, sentado al lado de Miranda, habla con calma y reflexión: "Los ingleses estuvieron buscando 500 años
los restos de Ricardo III, que murió en la
Guerra de las Dos Rosas, y lo encontraron en un aparcamiento municipal en la ciudad de
Leicester. Entonces hicieron algo tan simple como un funeral de Estado, con un sepulcro como Dios manda. Los pusieron un coche de caballos, acompañaron los militares, se ofició una misa... y se dio un enterramiento como corresponde. Con la particularidad de que, además, estos reyes godos no son como los nuestros, son
electos, y queremos que tengan un enterramiento que corresponde a su rango".
Según un extracto de la
Gaceta de Madrid (que sería el
Boletín Oficial del Estado actual), aportado por ambos a este medio y que corresponde al 21 de febrero de 1845: "La novedad del día es la
exhumación de los restos de Recesvinto y Wamba, que ha verificado el señor gefe (sic) político en unión con la comisión provincial de monumentos históricos y artísticos". Se trata de una de las tantas pruebas que Miranda y Sánchez Garrido han recopilado para demostrar que
la Catedral de Toledo no es la propietaria de los restos, sino que lo es el Estado español. "Lo que hace la Catedral es depositarlos, por lo que no se la puede criticar, lo que no tiene sentido es que lleven ahí 179 años", explica Miranda. "Ellos ejercieron el derecho a exhumar, pero también está el deber de inhumar.
Los depósitos son tras*itorios, yo no puedo dejarte un libro por 500 años y, por un poco de dignidad, no deberían estar ahí".
En un primer momento, Miranda y Sánchez Garrido se dirigieron a
la Casa Real. Les contestó
Tomás Bonito Gadella, jefe de actividades y programas, con una carta a la que también ha podido acceder este medio: "A este respecto, les agradezco la información que nos han hecho llegar, pero lamento comunicarles que el asunto que plantean queda fuera del ámbito de actuación de esta casa". El siguiente paso entonces fue dirigirse al
Ministerio de Cultura, y
Álvaro Albacete Perea, director del gabinete, respondió con una misiva similar: "Las competencias en materia de patrimonio cultural corresponden a la
Comunidad Autónoma y a los
titulares de la Catedral de Toledo. En relación con las cuestiones relativas a la
Memoria Histórica, no son competencia del
Ministerio de Cultura".
"Dando muestras de una ignorancia supina nos dice que los restos descansan en la Catedral de Toledo, siendo primada (lo cual es verdad) y otorgada por
los Reyes Católicos en el año 1088, ¡pero si nacieron 400 años después!", señala Miranda, mientras Sánchez Garrido niega con la cabeza: "Qué incultura. También echan balones fuera diciendo que esto pertenece a la comunidad porque
están traspasadas las competencias. Y la Casa Real... si no tiene competencias, por lo menos que tenga
interés".
Por ahora, de hecho, los únicos que parece que han mostrado cierto interés han sido los franceses, pues un medio de comunicación contactó con ellos para interesarse por el tema en cuestión, alegando que, al fin y al cabo, también se trataba de reyes suyos: "Esta gente se estableció en el sur de Francia, desde
Aviñón hasta el Cabo de San Vicente en Portugal. La primera vez que
España es reino es con los visigodos, antes había sido una provincia romana y después un reino asociada", señala Miranda. "Es que jorobar, te vienen los chicos de
Vox diciendo 'viva la patria', pues entérate antes de qué es la patria. Los otros,
igual con la Memoria histórica... es de vergüenza. La situación es esperpéntica".
Es inevitable pensar en el mítico
Vuelva usted mañana de
Larra, uno de esos asuntos burocráticos que se extienden eternamente en el tiempo, pues Sánchez Garrido señala que también se han dirigido a la Autonomía: "
Y tampoco nos hará caso", indica. "La ciudadanía está con nosotros, las instituciones ni lo sé ni me importa. Quiero dejar claro que somos dos ciudadanos de a pie que queremos que las cosas se hagan bien y no sacamos ninguna clase de rédito económico con esto, nosotros ya tenemos la vida resuelta. A la gente le sorprende que
lo hagamos por altruismo. El único problema es que no se les ha ocurrido a ellos, por eso no hacen nada".
Ver archivo adjunto 1878495
Fotocopia del 'sepulcro' donde se encuentran los restos de los reyes visigodos. (A. M. V.)
Ver archivo adjunto 1878496
Grabado de la caja en la que reposan los restos de Recesvinto y Wamba y la cripta de la catedral de Toledo donde se encuentra dicha caja. (A. M. V.)
"Y hay algo más", indica Miranda. "Hace dos días declararon
galeón de Estado al San José, por la pasta que tiene, para poder dar la consideración de cementerio submarino. Es decir que para lo que quieren pueden, que hay cinco gabinetes de abogados trabajando para el Ministerio. Seguramente si en vez de huesos estuviera la
máscara de Tutankamón perderían el pandero. Estos eran reyes del poder
Ejecutivo, Legislativo y Judicial, aquí deberían rendir pleitesía desde el soldado más raso hasta el magistrado más alto".
Es llamativo que desde 1845 hasta ahora hayan pasado por el escenario muchos actores:
Isabel II, Amadeo de Saboya, la Primera República, Alfonso XII, Alfonso XIII, la Segunda República, Franco... y nadie haya recordado el tema en ningún momento. "Aquí todos se han puesto de perfil y nadie ha querido saber nada", indica Miranda. "El Gobierno Civil tuvo otra intentona en 1906 de hacer algo con los huesos, pero tampoco sirvió". Y desde entonces, silencio. Más llamativo si cabe cuando hablamos de la
Ley de la Memoria Histórica. Uno solo puede pensar en que la negativa pudiera venir del hipotético dinero que costaría la inhumación.
"No costaría nada", asegura Sánchez Garrido. "Como tú comprenderás, tenemos
40 sepulcros en el Museo de Santa Cruz, es decir, coste cero. Un acompañamiento militar se conseguiría con la
Academia de Infantería. Luego, ¿qué más se necesita? Que vengan los Reyes y alguien del Gobierno de España que tienen la obligación porque para eso están con la
Memoria Histórica... vamos, que el coste sería de la gasolina desde Madrid hasta aquí. Y si vienen en helicóptero pues lo que costase. Aquí no hablamos de izquierdas ni de derechas. Esta fue
la capital del reino visigodo, y si no somos capaces ni de dar una sepultura digna...".
De nuevo es inevitable, viendo el empeño que estos dos hombres ponen en
una causa que parece imposible, recordar también a uno esos personajes de
Werner Herzog que luchan contra la naturaleza para cumplir sus sueños, a lo
Fitzcarraldo. "Cuanto más fuerte es el enemigo más nos crecemos", se ríe Miranda. "Como lo hacemos de manera altruista no cesaremos en el empeño".
"Nosotros lo vamos a pelear", asegura Sánchez Garrido. "Toledo, desgraciadamente,
se mueve a su ritmo. Hemos preguntado a la Junta de
Comunidades de Castilla-La Mancha qué hay que hacer y cómo califica estos restos. No nos han respondido todavía. Si nos enfadamos mucho nos dirigiremos a la Unesco.
Es kafkiano, como los restos no son de nadie... pues qué remedio, tendrá que tutelar la
Unesco".
Las vistas de Toledo son envidiables desde la terraza del despacho de abogados en el que nos han citado
Joaquín Sánchez Garrido, abogado y excalde de la ciudad, y
Jorge Miranda Encinas, periodista e historiador. Una pequeña parte del río se vislumbra a la izquierda, y la
imponente Catedral se asoma al otro lado, convirtiéndose por derecho propio en la protagonista de esta historia que abarca varios siglos, distintos gobiernos y los restos de dos reyes visigodos que aún descansan en un nicho que no les corresponde. La gesta de estos dos toledanos, justamente, es sacarlos de ahí, pero la historia es más enrevesada de lo que podría parecer en un principio.
Joaquín Sánchez Garrido y Jorge Miranda Encinas se han propuesto dar un entierro digno a los monarcas, que reposan en la catedral de Toledo desde 1845
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