Es más, la felicidad absoluta de mi vejez sería compartir vecindario con
@FeministoDeIzquierdas para iniciar una competición de "ahorro/ostentación del ahorro" plagada de zancadillas y acechanzas. A saber: iría al Netto y ante una oferta superlativa, arrasaría con todo el stock de papel higiénico, no dejando ni un rollo, pero ni en el almacén (llamaría a mi hijo, a mi mayor, el más vil y ruin, como yo, para que me ayudara a tal fin, llevándome la mercancía a casa en una furgoneta, vehículo con el que trabajaría para mi, haciendo repartos de marmitako casero, negocio familiar con el que yo seguiría ganado unos eurillos y libre de impuestos). Entonces correría (pero no mucho, que el coche consume una burrada cuando le pisas) para volver a mi hogar precipitadamente y esperar, sigilosa y agazapadamente a que mi vecino el
@FeministoDeIzquierdas saliera con su utilitario desvencijado (propio de un vendedor de estupefacientes en un barrio periférico de Barranquilla, pero nunca tan destartalado y cutre como mi Opel Corsa del 95, que aún usaré y que no he abandonado desde que mis padres me lo regalaron -de segunda mano- al terminar la carrera), fingir un encuentro casual y comunicarle la buena nueva de las rebajas en tan preciado bien de consumo, y le seguiría ipso facto, sólo para poder ver su gesto de frustración y desespero cuando llegase al sitio y viera que ya no quedaba nada. Ah, ¡y cuando preguntase y pidiera que mirasen en el almacen! Ay, progenitora... sólo de imaginarlo, ya es una felicidad suprema. Bien merecerá el dispendio de dos viajes en coche y su gasto en combustible correspondiente (amén del gasto que habría que repercutir de la furgona de mi mayor).
Y todos los días nos meteremos en la iglesia por las tardes, alternando culto romano y evangélico, por ser ecuménicos, fingiendo devoción y ser el que más reza, pero lo haremos para ahorrar en calefacción y pasar las tardes a buen y acondicionado recaudo, y de paso (en la iglesia católica, por supuesto) mangaremos subrepticiamente unas velitas, que nunca se sabe cuando se pueden necesitar en casa. Y le restregaré por las narices lo poquísimo que me ha costado ir al podólogo (porque me pasó una nuera mía -no españolizada, y a quien he puesto a currar en el tema del übermarmitako, para rentabilizar a la chavala- un ticket de descuento de la clínica) a que me quitase un callo que arrastro desde mis tiempos de tener que usar botas de puntera de acero; y él, el muy cabrón contraatacaría diciendome que le ha salido gratis el segundo par de gafas progresivas y que se las ha vendido a un primo suyo, residente en la periferia de Colonia, en un adosado. Y yo rabiaré, ¿¡por qué a mi no se me ocurrió venderle mi segundo par a mi propio hermano!?
Y le pasaré por los morros que todos mis nietos estudian Caminos, Aeronáutica, Teleco y están becaos y que hablan cuatro idiomas (seis si incluyo los de la penísula ibérica) y él me saldrá con que su nieto el mayor ha terminao Industriales y está no haciendo prácticas, no, que lo han contratao ya y lo van a hacer fijo en Thyssen y lo mandan pa Malasia a no se qué porque el chiquillo habla no sé cuantos idiomas asiáticos. Y yo le contestaré, que muy bien me parece, que aún le falta mucho a él pa tener un nieto que se pueda arrimar siquiera a cualquiera de las chavalas nietas mías, que la mayor de mi mayor, la chiquilla, no sólo se gana unos dineros haciendo trabajillos de camarera, es que además, presta el dinero a sus amigas menos asentadas y le está sacando a los préstamos una rentabilidad casí del 20%, justificándolo ella, muy sabiamente, ante sus amiguitas, debido al nivel de riego que asume.
Y observaré con avinagramiento como su cortadora de cesped -comprada de segunda mano a través de un chat de Whatsapp de expatriados en el año 2024-, aún le sigue funcionando como nueva, treinta años después. Y me ciscaré en sus muertos. Y no me quedará otra que sacar al jardín, con gran aparato, un caballete, unos estribos y unas tablas de madera y fabricarme allí mismo, a la vista de todos, mi propio ataud, para que, si se muere antes que yo, aún así, le quede claro del todo que mi entierro va a ser mucho más barato que el suyo.
Todo para tener más y más en el banco. Más y más. Así, sin poder parar.
@FeministoDeIzquierdas que es todo coña, no me lo tome usted a mal ni nada, es que me da para unas risas el tema.