De momento ya se lo han encontrado en Tractoria con los Tabarneses desde hace un par de años. A nosotros nos llaman pixapins y garrulos, y nos tratan con mucho desprecio, más cuantos menos apellidos catalanes llevas. Casas rurales y hoteles a medio gas. De ir sobradísimos, a tener que hacer ofertas y descuentos.
En muchos de esos pueblos además de no hacerte sentir bienvenido por los humos que gastan, lo cerrados y bordes que son, ni te digo si encima no hablas su idioma, y cobrarte un dineral por lo mismo, no puedes desconectar de la cosa de la independencia ni un segundo. Somos muchos los que antes íbamos y ahora lo evitamos. Son tan especiales que solamente es bienvenido el turismo que ellos quieren, que habla el idioma que ellos quieren, que tienen la ideología que ellos quieren, que se gastan lo que ellos quieren... fíjate si resulta que con eso los negocios no son lo rentables como ellos quieren.
Allá donde diriges la vista tienes la cochinada de los plásticos amarillos afeando los lugares mas bonitos comidos por la intemperie que nadie limpia ni sustituye, y las pintadas por todas partes. Además a la que te dirigen la palabra muchos están tan obcecados con el lavado de cerebro que les han hecho que creen que todo el mundo piensa como ellos, no se les ocurre pensar que hay gente que es diferente y que quiere DESCONECTAR.
Hay más lugares donde están encantados de que te dejes el dinero como Andorra o el valle de Arán, que de paso es una de las comarcas catalanas más ricas porque han entendido muy bien que al turismo del resto de España hay que cuidarlo. Mientras el resto de la Cataluña interior mendiga subvenciones de Barcelona, el valle de Arán se abanica con billetes de 500 euros.