Recordemos que en mayo de 2010 se publicó en la revista Science un importantísimo (yo diría histórico) trabajo científico con el borrador del genoma neandertal.
En éste se aportaban pruebas de que tenemos actualmente genes procedentes del Hombre de Neandertal, que llegó a cruzarse con nuestros antepasados Homo sapiens sapiens o humanos anatómicamente modernos. Dichas pruebas consistían en una “anomalía” inesperada: la similitud genética con nuestros primos extintos era mayor en el caso de los genomas de individuos de Europa, Asia y Oceanía, y menor en los genomas de individuos jovenlandeses. Dado que los neandertales vivieron fuera de África, la mejor forma de explicar esa anomalía es mediante la hibridación entre sapiens recién llegados a Eurasia y neandertales nativos.
Por supuesto, esto puede ser erróneo, como cualquier cosa en el mundo de la ciencia. Las pruebas aparentemente más sólidas pueden quedar invalidadas por una investigación posterior. Pero esto, por el momento, no ha ocurrido. No hay pruebas contra la hibridación sapiens-neandertal. Nadie las ha aportado.
¿De qué estaban hablando entonces esos periódicos? Pues de un trabajo recientemente publicado en PNAS* por A. Eriksson y A. Manica.
Sin embargo, ellos no niegan que existiera hibridación, a diferencia de lo que afirman muchos titulares periodísticos. Al menos, en el abstract no lo niegan.
Simplemente afirman que las similitudes encontradas entre el genoma neandertal y el genoma de las poblaciones actuales extra-africanas pueden explicarse también de otra forma, sin recurrir a la hibridación. Por tanto, piden “cautela”. Lo que los autores dicen es que los mismos datos también son compatibles con otra hipótesis distinta.
¿Y qué hipótesis? La hipótesis de la “estructura poblacional antigua”. Simplificando mucho: imaginemos que, antes de que el Homo sapiens anatómicamente moderno saliera de África, sus poblaciones eran genéticamente muy diversas y esa diversidad tenía raíces antiguas, mucho más de lo que los genetistas suelen considerar. Algunas de esas poblaciones se parecían más, genéticamente, a los neandertales que vivían en Eurasia, porque conservaban más genes comunes con ellos, heredados lógicamente del antepasado común. Ahora imaginemos que la población que sale de África y coloniza el resto del mundo es, casualmente, una población que ya tenía cierta similitud genética con los neandertales. Bien, pues ya no necesitaríamos la hipótesis de la hibridación.
Pero esta hipótesis de la estructura poblacional antigua ya fue presentada como una alternativa a la hibridación en el primer artículo del genoma neandertal. Green y colaboradores** incluso la incluyeron en un gráfico como “escenario 4″ y afirmaron que no podían descartarla. Pero es una explicación más compleja, que requiere más asunciones. En la ciencia, por el llamado Principio de Parsimonia, hay que preferir la explicación más simple y “elegante”. Que en este caso es la de la hibridación.
En resumen, tenemos un trabajo publicado en Science que propone hibridación pero admite que otra hipótesis también sería compatible con los datos; Y dos años después sale en PNAS un artículo que vuelve a decir que la otra hipótesis es compatible con los datos, pero no llega a descartar la hibridación. Es aburrido, y es orate. No es muy vendible como noticia; hay que exagerar un poco.
Lógicamente, el trabajo de PNAS ha sido bastante criticado, porque no aporta gran novedad y porque parece ignorar el progreso científico que ha tenido lugar en los dos últimos años. Ha sido calificado de “obsoleto“. En general, las pruebas de la hibridación se han fortalecido cada vez más. El análisis del genoma de Denisova aportó pruebas de una segunda hibridación con humanos arcaicos, esta vez aportando material genético que persiste en ciertas poblaciones del sudeste asiático y Melanesia. La hipótesis de la estructura poblacional antigua es ahora todavía menos parsimoniosa que en 2010. Dos recientísimos trabajos de Genética (Yang et al, 2012 ; Sankararaman et al, 2012) la dejan aún peor parada.
Para colmo, John Hawks ha adelantado en su blog un resultado que publicará en Septiembre:
Ötzi, el “hombre de hielo”, la “momia natural” hallada en los Alpes, tiene una proporción de genoma compartido con los neandertales más alta que cualquier humano reciente que se haya examinado. Si los sapiens antiguos (Ötzi vivió hace unos 5.300 años) de ciertas zonas de Europa tuvieron más genes en común con el hombre de Neandertal, eso parece imposible de explicar mediante la hipótesis de la estructura poblacional antigua en África.
El amor la hibridación va ganando.