MORENOFILO DE PRO
Madmaxista
Coria del Río, el pueblo español con más descendientes de los samuráis.
Existe un pueblo español, concretamente de Sevilla, que tiene grandes lazos con el país que tanto admiramos por su cultura e historia y, es más, este pueblo comparte tradiciones con la del país nipón. Hablamos de Coria del Río, un pequeño municipio de Andalucía situado a 12 kilómetros de Sevilla, y con una población estimada de 30.000 habitantes. Lo curioso de este pueblo no es que esté hermanada con la ciudad japonesa de Sendai, sino que entre 600 y 700 habitantes del pueblo llevan de apellido Japón. Y no, no se trata de una simple casualidad, la historia detrás de este apellido es realmente fascinante, y nos descubre que Coria del Río es el pueblo español con mayor número de descendientes de los guerreros más famosos de la historia, los samuráis.
Pero… ¿de donde viene el apellido Japón y por qué se dice que son descendientes de los samuráis? Para encontrar los orígenes de esta maravillosa curiosidad debemos remontarnos mucho tiempo atrás, nada menos que al siglo XVI, cuando los españoles comenzaron a viajar entre Nueva España (México) y China por medio del Océano Pacífico para realizar tratados comerciales. España estableció contacto con Japón por interés comercial, para expandir el cristianismo por estas tierras, y debido a que muchas de las naves españolas naufragaban en las costas japonesas por el mal tiempo.
En 1609 el galeón español San Francisco naufragó cerca de la costa de Tokio, siendo rescatado por los japoneses. El capitán, Rodrigo de Vivero, se reunió con el shogun Tokugawa Ieyasu, facilitando la firma de un tratado de colaboración entre los españoles y la nación japonesa, en donde se permitía el acercamiento de las naves españolas al archipiélago y, además, se enviaría una misión diplomática japonesa a la Corte Española. España, de esta forma, ganaba algo de terreno con respecto a los planes de los portugueses y los holandeses de hacerse con todo el comercio japonés.
Pocos años después Nueva España, y gracias a la mediación del monje Luis Sotelo, que hacía conversiones en Japón, envió un embajador al país del sol naciente. Se trataba del famoso explorador Sebastián Vizcaíno, quien llegó a Japón en 1611. Tras varios y no exitosos encuentros con el shogun, debido al poco respeto mostrado por Vizcaíno a las costumbres japonesas, el explorador español decidió proseguir su viaje en busca de las Islas del Oro y de la Plata, que se creían podían estar al norte de Japón. Sin embargo, una tormenta hizo naufragar su embarcación, así que el shogun decidió construir un galeón para que Sebastián Vizcaíno regresara a Nueva España, acompañado de una misión japonesa. El entonces daimyō de Sendai, Date Masamune, decidió encargarse del proyecto ordenado por el shogun, asignando como jefe de la misión a su hombre de confianza, el samurái Hasekura Tsunenaga.
El 28 de octubre de 1613 el galeón partió hacia Nueva España con la misión japonesa: 180 personas a bordo, incluyendo diez samurái del shōgun, doce samurái de Sendai y algunos comerciantes y marinos. Tras pasar por Veracruz, la misión japonesa que tenía como objetivo encontrarse con las autoridades españolas y con el papa, embarcó en la nave San José e hizo escala en La Habana, siendo Hasekura Tsunenaga el primer japonés que visitó Cuba. Cruzaron el Océano Atlántico y llegaron a España el 20 de diciembre de 1614. Hasekura Tsunenaga debía negociar con el Rey Felipe III un tratado de comercio y, con el papa, el envío de misioneros cristianos a Japón. Estas negociaciones entre ambos mandatarios europeos tuvieron una duración de dos años.
Finalmente las negociaciones no tuvieron éxito, pues Felipe III pudo ser informado de que, en medio de la misión de Hasekura Tsunenaga, el shogun de Japón ordenó la expulsión de todos los misioneros del país y la persecución de la fe cristiana. Japón estaba emprendiendo el camino para el sakoku, el cierre completo del país a todos los elementos y civilizaciones externas.
Durante estos años Hasekura Tsunenaga dejó una importante parte de su delegación en Coria del Río, pueblo cercano a Sevilla. Aunque Hasekura partió de Sevilla a Nueva España para regresar a Japón en 1616, debido al fracaso de las negociaciones, gran parte de los samuráis que lo acompañaban prefirieron quedarse a vivir en Coria del Río, en donde lo habían estado esperando durante dos años. De esta forma, estos samuráis podrían seguir profesando la religión a la que se habían convertido de forma libre, y que estaba siendo perseguida en Japón.
Debido a la dificultad de la escritura y de la pronunciación de los nombres familiares japoneses, los descendientes de los samuráis y otros japoneses de la expedición de Hasekura Tsunenaga que decidieron quedarse en Coria del Río, fueron inscritos con el apellido Japón. Por este motivo muchos de los ciudadanos de Coria del Río se apellidan Japón, teniendo descendencia de los japoneses y de los samuráis. Una increíble historia que comenzó con el hundimiento de un buque en 1609 frente las costas japonesas.
Existe un pueblo español, concretamente de Sevilla, que tiene grandes lazos con el país que tanto admiramos por su cultura e historia y, es más, este pueblo comparte tradiciones con la del país nipón. Hablamos de Coria del Río, un pequeño municipio de Andalucía situado a 12 kilómetros de Sevilla, y con una población estimada de 30.000 habitantes. Lo curioso de este pueblo no es que esté hermanada con la ciudad japonesa de Sendai, sino que entre 600 y 700 habitantes del pueblo llevan de apellido Japón. Y no, no se trata de una simple casualidad, la historia detrás de este apellido es realmente fascinante, y nos descubre que Coria del Río es el pueblo español con mayor número de descendientes de los guerreros más famosos de la historia, los samuráis.
Pero… ¿de donde viene el apellido Japón y por qué se dice que son descendientes de los samuráis? Para encontrar los orígenes de esta maravillosa curiosidad debemos remontarnos mucho tiempo atrás, nada menos que al siglo XVI, cuando los españoles comenzaron a viajar entre Nueva España (México) y China por medio del Océano Pacífico para realizar tratados comerciales. España estableció contacto con Japón por interés comercial, para expandir el cristianismo por estas tierras, y debido a que muchas de las naves españolas naufragaban en las costas japonesas por el mal tiempo.
En 1609 el galeón español San Francisco naufragó cerca de la costa de Tokio, siendo rescatado por los japoneses. El capitán, Rodrigo de Vivero, se reunió con el shogun Tokugawa Ieyasu, facilitando la firma de un tratado de colaboración entre los españoles y la nación japonesa, en donde se permitía el acercamiento de las naves españolas al archipiélago y, además, se enviaría una misión diplomática japonesa a la Corte Española. España, de esta forma, ganaba algo de terreno con respecto a los planes de los portugueses y los holandeses de hacerse con todo el comercio japonés.
Pocos años después Nueva España, y gracias a la mediación del monje Luis Sotelo, que hacía conversiones en Japón, envió un embajador al país del sol naciente. Se trataba del famoso explorador Sebastián Vizcaíno, quien llegó a Japón en 1611. Tras varios y no exitosos encuentros con el shogun, debido al poco respeto mostrado por Vizcaíno a las costumbres japonesas, el explorador español decidió proseguir su viaje en busca de las Islas del Oro y de la Plata, que se creían podían estar al norte de Japón. Sin embargo, una tormenta hizo naufragar su embarcación, así que el shogun decidió construir un galeón para que Sebastián Vizcaíno regresara a Nueva España, acompañado de una misión japonesa. El entonces daimyō de Sendai, Date Masamune, decidió encargarse del proyecto ordenado por el shogun, asignando como jefe de la misión a su hombre de confianza, el samurái Hasekura Tsunenaga.
El 28 de octubre de 1613 el galeón partió hacia Nueva España con la misión japonesa: 180 personas a bordo, incluyendo diez samurái del shōgun, doce samurái de Sendai y algunos comerciantes y marinos. Tras pasar por Veracruz, la misión japonesa que tenía como objetivo encontrarse con las autoridades españolas y con el papa, embarcó en la nave San José e hizo escala en La Habana, siendo Hasekura Tsunenaga el primer japonés que visitó Cuba. Cruzaron el Océano Atlántico y llegaron a España el 20 de diciembre de 1614. Hasekura Tsunenaga debía negociar con el Rey Felipe III un tratado de comercio y, con el papa, el envío de misioneros cristianos a Japón. Estas negociaciones entre ambos mandatarios europeos tuvieron una duración de dos años.
Finalmente las negociaciones no tuvieron éxito, pues Felipe III pudo ser informado de que, en medio de la misión de Hasekura Tsunenaga, el shogun de Japón ordenó la expulsión de todos los misioneros del país y la persecución de la fe cristiana. Japón estaba emprendiendo el camino para el sakoku, el cierre completo del país a todos los elementos y civilizaciones externas.
Durante estos años Hasekura Tsunenaga dejó una importante parte de su delegación en Coria del Río, pueblo cercano a Sevilla. Aunque Hasekura partió de Sevilla a Nueva España para regresar a Japón en 1616, debido al fracaso de las negociaciones, gran parte de los samuráis que lo acompañaban prefirieron quedarse a vivir en Coria del Río, en donde lo habían estado esperando durante dos años. De esta forma, estos samuráis podrían seguir profesando la religión a la que se habían convertido de forma libre, y que estaba siendo perseguida en Japón.
Debido a la dificultad de la escritura y de la pronunciación de los nombres familiares japoneses, los descendientes de los samuráis y otros japoneses de la expedición de Hasekura Tsunenaga que decidieron quedarse en Coria del Río, fueron inscritos con el apellido Japón. Por este motivo muchos de los ciudadanos de Coria del Río se apellidan Japón, teniendo descendencia de los japoneses y de los samuráis. Una increíble historia que comenzó con el hundimiento de un buque en 1609 frente las costas japonesas.