Una expresión redundante.
Hungría pagó con creces al final de la 1GM su política de magiarización. Fue la nación con la que mas se cebaron los vencedores, con diferencia. En el Tratado de Trianon perdieron el 72% de su territorio y el 64% de su población, incluyendo el 31% de la población étnica húngara. Lo de Versalles fue un tratado benévolo en comparación.
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Eso si, que al terminar el conflicto, el gran héroe de guerra húngaro (que se acabó convirtiendo en el hombre fuerte de Hungría), fuera un
almirante que hablaba húngaro con acento alemán porque había pasado mucho mas tiempo fuera de Hungría que en su patria, es un dato que da que pensar sobre el nivel de decadencia y molicie en la que había caído la aristocracia húngara. Miklós Horthy era un tio con los huevones cuadraos y meritorio héroe de guerra, pero era un outsider, su puesto de Salvador de la Patria lo habría ocupado cualquier otro general húngaro a poco que hubiera destacado durante la guerra, de haber existido.
La URSS tenía la ventaja de que, como comunistas, podían actuar con completa enajenación hacia el concepto de honestidad. Por una parte su propaganda proclamaba a los cuatro vientos que la URSS era la protectora de las nacionalidades y la diversidad, y así lo reflejaban también en los documentos oficiales y en la organización administrativa territorial. Pero en realidad, bajo manga, seguían aplicando la brutal rusificación de toda la vida, incluyendo campañas de sustitución étnica en los territorios periféricos. Crimea es un buen ejemplo de la estrategia ruso-soviética, primero tiraron a los tártaros de allí y los sustituyeron por rusos, y luego incorporaron Crimea a Ucrania para aumentar la proporción de población rusófona en Ucrania. Kaliningrado es un contraejemplo, después de haber liquidado a la población autóctona alemana y haberla sustituido por rusos, el Kremlin quería anexionar Kaliningrado a Lituania, pero los lituanos se negaron a aceptar el regalo envenenado.
Y con todo, pues eso, en cuanto el Kremlin relajó presión, aquello implosionó.
Suiza no lo veo como un ejemplo de imperio multicultural, si no mas bien como la refutación del nacionalismo estatalista. Un montón de cantones sin ninguna coherencia lingüística ni religiosa, que prefirieron permanecer unidos antes que ser absorbidos por los grandes estados nacionales vecinos con los que si compartían lengua. Aunque hay que reconocer que no fue sin violencia, ya que la Confederación Helvética sufrió una sangrienta guerra civil en 1847 en la que murieron 93 personas. La memoria colectiva suiza todavía vive atormentada por la Batalla de Gisikon, el Sarajevo de aquel conflicto, en la que murieron 37 personas entre ambos bandos. Todavía hoy en día se descubren cada año nuevas fosas comunes, por eso el ex-juez Garzón viaja tanto por allí.