Culozilla
Madmaxista
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Ojo, probablemente este post no os va a gustar a muchos porque seguramente no es lo que esperáis leer.
Hablando con mi mujer hoy sobre el tema de las fiestas, he recordado cosas que me encontré cuando estaba haciendo prácticas de magisterio en dos colegios públicos. Sí, tengo varios estudios de cosas distintas pero.. podrían ser complementarias.
He de decir que no trabajo de maestro actualmente, sinó en una multinacional como uno de los responsables del área de formación y selección. El contacto que tengo actualmente con la escuela pública es como padre de un alumno de 4 años y he de decir que ha mejorado INMENSAMENTE con el relevo generacional.
Mis prácticas en esas dos escuelas sucedieron sobre 2005 y 2006, cuando estudié esa carrera. La mala imagen que me llevé en cuanto al profesorado, los procedimientos, atención a la diversidad e integración fue muy grande. Aunque sí es cierto que una de las dos era bastante mejor que la otra, pero aún así.
Mi experiencia en la primera escuela.
El mediocre:
En la primera de las dos, me pusieron en una clase de 4º de primaria, cuya tutora era una protocharo (a partir de ahora "M") prepotente e insoportable, no solo para mi, también para los críos.
M", tendría unos cuarenta y largos, pelo neցro y rizado a base de gel y con ese insportable olor a gomina. Tremendamente gritona, ordinaria y se le notaba intensamente quemada. Se había rendido y posiblemente sin ni siquiera haber luchado nunca en su vida. Claramente se había metido a docente porque era un trabajo fijo y pensaría que también fácil.
También era soltera y una fiel representación de Edna Krabappel. No sé cuántas veces me tiró la caña, a mi, un chaval de 20 años. Pero era tan corta que sus tiritos solían venir un segundo después de haberle chillado a un niño. Tampoco parecía captar el más que evidente ardor de estomago que me producía, especialmente cuando me tocaba el hombro y cosas así. Puedo decir claramente que de alterar los sexos, hubiera sido un claro ejemplo de acoso sensual por parte del viejo verde y poco agradable a la chica jovencita.
No aprendí UNA cosa durante mis prácticas en ese cole. A parte de tener que mirar cómo la fulastre esa daba ABURRIDAS clases sin dejarme apenas participar, me pasé el resto del tiempo haciendo alguna que otra fotocopia y charlando con los críos en el patio, sin duda lo mejor de la experiencia.
El resto de profesores, un cero a la izquierda salvo el chaval joven de Educación Física. Problemas con chavales en situación de exclusión con padres enfrentados al colegio y movidas así. Ni pude participar en reuniones de profesores, ni se me enseñó el funcionamiento del colegio. Seguro que los resultados eran muy bajos.
De hecho, solicité a la coordinadora de prácticas de la universidad, explicándole todo, que me cambiaran de cole y al no ser posible, empecé a faltar regularmente.
Mi experiencia en la segunda escuela.
Tampoco en esta aprendí mucho, pero sin duda bastante más que en la anterior. Pero como en el caso de la primera, siempre tuve la sensación de estar ahí molestando, como impuesto y que a los profesores no les hacía mucha gracia, pero que lo aceptaban de malas.
El mediocre:
En esta, me pusieron en una clase de 3 de primaria y ocasionalmente en infantil. El tutor de 3º tendría unos 50 años, gordete y graciosete. Pero, tampoco me dejó participar demasiado y cuando lo hacía era porque le insistí en hacerlo. jorobar, tan obtusos eran que no entendían lo beneficioso de tener dos profes en el aula? Porque en Finlandia lo tienen más que sabido.
Una de las cosas que más me llamó la atención fue que en clase teníamos a un niño con tras*torno autista y además hiperactivo.
El crío no estaba completamente en su mundo, pero tampoco estaba recibiendo la correcta atención que necesitaba. Es más, cuando lo sacaban de tanto en tanto unas horas de clase para una "atención más personalizada" era siempre en un aula más pequeña con otros niños con distintos problemas, como por ejemplo alumnos venidos de otros países que estaban aprendiendo el idioma. Luego, evidentemente, NO estaba recibiendo la atención correcta. Y, para colmo, el mediocre me mandó un par de veces a mi, el más inexperto, a llevar esa clase reducida en solitario. Para que no le molestáramos, imagino.
El chaval era MUY inteligente, MUCHO. Pero le costaba entender el objeto de las sumas, las restas o las multiplicaciones.
No soy un súper clase ni nada por el estilo, pero me di cuenta que le gustaba mucho los Pokemon, y cualquiera que haya jugado a un juego de rol sabe que los ataques restan vida y las potion suman vida. Así que me dibujé una pantalla en la pizarra y un par de frutachus, y empecé a preguntarle cosas como si el ataque X le daña 156 puntos, cuánta vida le quedará al pokemon, si lo matará o qué porcentaje le ha quitado. Y os juro que al crío se le encendió la cara y empezó a sumar, restar y multiplicar como una fruta máquina.
Cuando se lo comenté al tutor, a este le pareció graciosa la anécdota pensando que le estaba vacilando, hasta que se le cayeron los bemoles al suelo al ver que era cierto. Me quedó bastante claro que NO le sentó muy bien que viniera un criajo y tuviera éxito allá donde él... bueno, decir que "allá donde él fracasó" sería hacerle un favor, mejor decir "allá donde él NO intentó hacer nada".
Un puñetero mediocre de cosa, que ni entendía cómo se debe tratar la diversidad ni parecía interesado en saberlo. Total, un caso perdido y punto. A ese niño se le negó conscientemente una correcta educación por culpa de profesores VAGOS e incapaces.
También detecté un claro caso de bullyng e intenté resolverlo como pude, porque ninguno de los profesores quiso hacer nada.
Y luego estaba la mejor de todas: una tía horrible de unos 50 y tantos, rubia pollo, apestosamente subida de peso y abiertamente racista con los pobres niños que no eran españoles. Una fruta fistro de cosa.
No es que esta tía estuviera claramente agotada, es que directamente ODIABA a los niños y los niños la odiaban a ella. Se divertía humillándoles, rompiendo a pedazos la hoja de deberes si no le gustaba la letra del crío.
Ningún otro profesor la soportaba y no contaban con ella para absolutamente nada. Hablé con la directora y me dijo que, como era funcionaria, no la podían echar. Que habían pedido un traslado que no llegaba nunca. Incluso me llegué a encarar con ella porque no tenía nada que perder. Al salir de una clase la pillé por banda y le dije algo así como "eres una auténtica sarama, una persona de cosa que estás cobrando por nada, una inútil y que si fuera padre de uno de los niños, te denunciaba por hija de fruta". Os podéis imaginar que no le importó demasiado.
La fistro:
En esta escuela, tuve más contacto con la directora, una mujer de unos 60 años que parecía una monja. Como decimos en Catalunya: una llepafils un tanto insoportable, palabras medidas y técnicas, feminista y postura altiva. Pero al menos me dejó ver un poco cómo se tomaban decisiones y se organizaban planes educativos como el PEC [Proyecto Educativo de Centro].
¿Por qué le llamo fistro? Porque en el colegio teníamos niños de diferentes culturas y religiones. Algunos marroquíes e incluso algún testigo de Jehová. Pues bien, en las festividades que, al ser un cole público, NO eran religiosas, muchos jovenlandeses no dejaban que sus pobres niños participaran, como tampoco los niños de los testigos de Jehová. Y no por falta de información, porque el centro les había explicado por activa y por pasiva que fiestas como "La castanyada" no tiene ningún significado religioso, sólo cultural.Mientras los otros alumnos ensayaban las canciones y los bailes, los críos que no podían participar por culpa de sus estultoes de sus padres, se quedaban amargados mirando.
Teniendo en cuenta que ya se había informado correctamente y en varias ocasiones a los padres, creo firmemente que la directora actuó como una vulgar fistro al no plantarse con las familias capillitas y con los jovenlandeses: "Ya os he dicho que no es una festividad religiosa, pero si no queréis que vuestros hijos participen, que se queden en casa y los aguantáis vosotros". Porque se llenaba la boca de hablar de conceptos como "integración", "diversidad", "planes contra la segregación", "comunidad", pero luego se cagaba encima ante la idea de ponerse en su sitio con las "minorías" abiertamente intolerantes contra la cultura de la región.
Afortunadamente, a día de hoy 2020, la cosa ha cambiado radicalmente.
Tengo contacto fluido con el colegio de mi hijo, quien tiene TEA a un nivel bastante bajo, afortunadamente, y también tiene unas capacidades intelectuales por encima de la media. El nivel de atención y de integración es infinitamente superior a lo que yo vi en su momento. La escuela pública (al menos la catalana, que es la que conozco) realmente se ha puesto las pilas de verdad en el tema de la atención a la diversidad y puedes llevar tranquilo a tu niño/a con necesidades educativas especiales, que será atendido con la mayor de las profesionalidades.
También he visto un carísimo relevo generacional. Apenas hay profesoras de 40 y largos con cara de funcivagos amargados. Actualmente sí creo que la mayoría de centros públicos están avanzando en la dirección correcta. Esperemos que los politicuchos de distintos signos no empiecen a meter sus nauseabundas pezuñas.
Hablando con mi mujer hoy sobre el tema de las fiestas, he recordado cosas que me encontré cuando estaba haciendo prácticas de magisterio en dos colegios públicos. Sí, tengo varios estudios de cosas distintas pero.. podrían ser complementarias.
He de decir que no trabajo de maestro actualmente, sinó en una multinacional como uno de los responsables del área de formación y selección. El contacto que tengo actualmente con la escuela pública es como padre de un alumno de 4 años y he de decir que ha mejorado INMENSAMENTE con el relevo generacional.
Mis prácticas en esas dos escuelas sucedieron sobre 2005 y 2006, cuando estudié esa carrera. La mala imagen que me llevé en cuanto al profesorado, los procedimientos, atención a la diversidad e integración fue muy grande. Aunque sí es cierto que una de las dos era bastante mejor que la otra, pero aún así.
Mi experiencia en la primera escuela.
El mediocre:
En la primera de las dos, me pusieron en una clase de 4º de primaria, cuya tutora era una protocharo (a partir de ahora "M") prepotente e insoportable, no solo para mi, también para los críos.
M", tendría unos cuarenta y largos, pelo neցro y rizado a base de gel y con ese insportable olor a gomina. Tremendamente gritona, ordinaria y se le notaba intensamente quemada. Se había rendido y posiblemente sin ni siquiera haber luchado nunca en su vida. Claramente se había metido a docente porque era un trabajo fijo y pensaría que también fácil.
También era soltera y una fiel representación de Edna Krabappel. No sé cuántas veces me tiró la caña, a mi, un chaval de 20 años. Pero era tan corta que sus tiritos solían venir un segundo después de haberle chillado a un niño. Tampoco parecía captar el más que evidente ardor de estomago que me producía, especialmente cuando me tocaba el hombro y cosas así. Puedo decir claramente que de alterar los sexos, hubiera sido un claro ejemplo de acoso sensual por parte del viejo verde y poco agradable a la chica jovencita.
No aprendí UNA cosa durante mis prácticas en ese cole. A parte de tener que mirar cómo la fulastre esa daba ABURRIDAS clases sin dejarme apenas participar, me pasé el resto del tiempo haciendo alguna que otra fotocopia y charlando con los críos en el patio, sin duda lo mejor de la experiencia.
El resto de profesores, un cero a la izquierda salvo el chaval joven de Educación Física. Problemas con chavales en situación de exclusión con padres enfrentados al colegio y movidas así. Ni pude participar en reuniones de profesores, ni se me enseñó el funcionamiento del colegio. Seguro que los resultados eran muy bajos.
De hecho, solicité a la coordinadora de prácticas de la universidad, explicándole todo, que me cambiaran de cole y al no ser posible, empecé a faltar regularmente.
Mi experiencia en la segunda escuela.
Tampoco en esta aprendí mucho, pero sin duda bastante más que en la anterior. Pero como en el caso de la primera, siempre tuve la sensación de estar ahí molestando, como impuesto y que a los profesores no les hacía mucha gracia, pero que lo aceptaban de malas.
El mediocre:
En esta, me pusieron en una clase de 3 de primaria y ocasionalmente en infantil. El tutor de 3º tendría unos 50 años, gordete y graciosete. Pero, tampoco me dejó participar demasiado y cuando lo hacía era porque le insistí en hacerlo. jorobar, tan obtusos eran que no entendían lo beneficioso de tener dos profes en el aula? Porque en Finlandia lo tienen más que sabido.
Una de las cosas que más me llamó la atención fue que en clase teníamos a un niño con tras*torno autista y además hiperactivo.
El crío no estaba completamente en su mundo, pero tampoco estaba recibiendo la correcta atención que necesitaba. Es más, cuando lo sacaban de tanto en tanto unas horas de clase para una "atención más personalizada" era siempre en un aula más pequeña con otros niños con distintos problemas, como por ejemplo alumnos venidos de otros países que estaban aprendiendo el idioma. Luego, evidentemente, NO estaba recibiendo la atención correcta. Y, para colmo, el mediocre me mandó un par de veces a mi, el más inexperto, a llevar esa clase reducida en solitario. Para que no le molestáramos, imagino.
El chaval era MUY inteligente, MUCHO. Pero le costaba entender el objeto de las sumas, las restas o las multiplicaciones.
No soy un súper clase ni nada por el estilo, pero me di cuenta que le gustaba mucho los Pokemon, y cualquiera que haya jugado a un juego de rol sabe que los ataques restan vida y las potion suman vida. Así que me dibujé una pantalla en la pizarra y un par de frutachus, y empecé a preguntarle cosas como si el ataque X le daña 156 puntos, cuánta vida le quedará al pokemon, si lo matará o qué porcentaje le ha quitado. Y os juro que al crío se le encendió la cara y empezó a sumar, restar y multiplicar como una fruta máquina.
Cuando se lo comenté al tutor, a este le pareció graciosa la anécdota pensando que le estaba vacilando, hasta que se le cayeron los bemoles al suelo al ver que era cierto. Me quedó bastante claro que NO le sentó muy bien que viniera un criajo y tuviera éxito allá donde él... bueno, decir que "allá donde él fracasó" sería hacerle un favor, mejor decir "allá donde él NO intentó hacer nada".
Un puñetero mediocre de cosa, que ni entendía cómo se debe tratar la diversidad ni parecía interesado en saberlo. Total, un caso perdido y punto. A ese niño se le negó conscientemente una correcta educación por culpa de profesores VAGOS e incapaces.
También detecté un claro caso de bullyng e intenté resolverlo como pude, porque ninguno de los profesores quiso hacer nada.
Y luego estaba la mejor de todas: una tía horrible de unos 50 y tantos, rubia pollo, apestosamente subida de peso y abiertamente racista con los pobres niños que no eran españoles. Una fruta fistro de cosa.
No es que esta tía estuviera claramente agotada, es que directamente ODIABA a los niños y los niños la odiaban a ella. Se divertía humillándoles, rompiendo a pedazos la hoja de deberes si no le gustaba la letra del crío.
Ningún otro profesor la soportaba y no contaban con ella para absolutamente nada. Hablé con la directora y me dijo que, como era funcionaria, no la podían echar. Que habían pedido un traslado que no llegaba nunca. Incluso me llegué a encarar con ella porque no tenía nada que perder. Al salir de una clase la pillé por banda y le dije algo así como "eres una auténtica sarama, una persona de cosa que estás cobrando por nada, una inútil y que si fuera padre de uno de los niños, te denunciaba por hija de fruta". Os podéis imaginar que no le importó demasiado.
La fistro:
En esta escuela, tuve más contacto con la directora, una mujer de unos 60 años que parecía una monja. Como decimos en Catalunya: una llepafils un tanto insoportable, palabras medidas y técnicas, feminista y postura altiva. Pero al menos me dejó ver un poco cómo se tomaban decisiones y se organizaban planes educativos como el PEC [Proyecto Educativo de Centro].
¿Por qué le llamo fistro? Porque en el colegio teníamos niños de diferentes culturas y religiones. Algunos marroquíes e incluso algún testigo de Jehová. Pues bien, en las festividades que, al ser un cole público, NO eran religiosas, muchos jovenlandeses no dejaban que sus pobres niños participaran, como tampoco los niños de los testigos de Jehová. Y no por falta de información, porque el centro les había explicado por activa y por pasiva que fiestas como "La castanyada" no tiene ningún significado religioso, sólo cultural.Mientras los otros alumnos ensayaban las canciones y los bailes, los críos que no podían participar por culpa de sus estultoes de sus padres, se quedaban amargados mirando.
Teniendo en cuenta que ya se había informado correctamente y en varias ocasiones a los padres, creo firmemente que la directora actuó como una vulgar fistro al no plantarse con las familias capillitas y con los jovenlandeses: "Ya os he dicho que no es una festividad religiosa, pero si no queréis que vuestros hijos participen, que se queden en casa y los aguantáis vosotros". Porque se llenaba la boca de hablar de conceptos como "integración", "diversidad", "planes contra la segregación", "comunidad", pero luego se cagaba encima ante la idea de ponerse en su sitio con las "minorías" abiertamente intolerantes contra la cultura de la región.
Afortunadamente, a día de hoy 2020, la cosa ha cambiado radicalmente.
Tengo contacto fluido con el colegio de mi hijo, quien tiene TEA a un nivel bastante bajo, afortunadamente, y también tiene unas capacidades intelectuales por encima de la media. El nivel de atención y de integración es infinitamente superior a lo que yo vi en su momento. La escuela pública (al menos la catalana, que es la que conozco) realmente se ha puesto las pilas de verdad en el tema de la atención a la diversidad y puedes llevar tranquilo a tu niño/a con necesidades educativas especiales, que será atendido con la mayor de las profesionalidades.
También he visto un carísimo relevo generacional. Apenas hay profesoras de 40 y largos con cara de funcivagos amargados. Actualmente sí creo que la mayoría de centros públicos están avanzando en la dirección correcta. Esperemos que los politicuchos de distintos signos no empiecen a meter sus nauseabundas pezuñas.
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