El auténtico 'sueño chino': huir del país
Centenares de miles emigran aprovechando los distintos visados por inversión. Pese a su impresionante desarrollo económico, abandonar el gigante se ha convertido en el sueño de la nueva élite
AutorE. Fernández. Pekín
Fecha26.03.2015 – 05:00 H.
Liu Ying, de 52 años, espera con ansia su jubilación. "Dentro de tres años, cuando me retire, iré a vivir a España, para explorar el país con tranquilidad", explica esta afable profesora de la Universidad de la Unión de China, en Pekín. Desde junio de 2014, Liu es la propietaria de dos pisos en Barcelona, uno de ellos en la Calle Casp, muy cerca del Teatro Nacional de Catalunya. El mes pasado, ella y su marido consiguieron un permiso de residencia en España gracias al programa para atraer nuevas inversiones extranjeras al sector inmobiliario, incluido en la Ley de Emprendedores de 2013. “No pudimos ir antes a España, por eso el proceso ha sido un poco lento”, explica Liu, que aprovechó las vacaciones del año nuevo chino para finalizar los trámites.
Liu es una de los centenares de miles de ciudadanos chinos que han decidido emigrar aprovechando los distintos visados por inversión que han puesto en práctica varios países. Pese a su impresionante desarrollo económico durante las dos últimas décadas, abandonar el gigante asiático se ha convertido en el sueño de la nueva élite del país. Una encuesta de mediados de 2014, realizada por la publicación especializada Hurun, revelaba que más del 60% de chinos con una fortuna superior a un millón de dólares quieren o ya están planificando mudarse a otras partes del mundo. El informe también indica sus destinos favoritos a la hora de adquirir nuevos inmuebles: San Francisco, Vancouver y Los Ángeles.
Sin embargo, muchos de los asistentes de la 4a edición de la Feria de Inversión y Propiedades en el Extranjero, celebrada en Pekín a mediados de marzo, parecen formar parte de la nueva clase media china. “Estamos interesados en establecernos en un país más diverso, para poder crecer personal y profesionalmente”, explican Bob y Emily, un joven matrimonio de dentistas que pasean por el recinto con distintos ***etos en la mano. La pareja, que prefiere revelar sólo sus nombres ingleses, desea vivir en Canadá, Estados Unidos o Australia. “No es que no queramos a nuestra patria, sencillamente buscamos nuevas oportunidades”, añaden después, casi en tono de disculpa.
Boom de solicitudes
"La principal razón para emigrar es conseguir una mejor educación para los hijos, pero también existen otros motivos, como invertir en mercados considerados estables, incentivos fiscales o cuestiones como la seguridad alimentaria y la contaminación", cuenta a El Confidencial Qunwei Wang, director comercial de Welltrend, una asesoría para ciudadanos chinos que quieren conseguir visados por inversión alrededor del mundo.
Gracias al interés por residir en el extranjero, en toda China han florecido docenas de nuevas empresas que ayudan a los interesados con el proceso legal y la elección de un proyecto para invertir. En Welltrend, como en otras firmas consultadas, aseguran que Estados Unidos sigue siendo el destino preferido de los emigrantes chinos ricos, junto a otros países angloparlantes, como Australia o Canadá.
Tanto es así que el año pasado el número de solicitudes chinas para conseguir un visado de inversión EB-5 estadounidense, uno de los más populares, superó la cuota máxima anual reservada para los inversores del gigante asiático. Eso quiere decir que, durante el último año fiscal, 8.543 chinos invirtieron 500.000 o un millón de dólares (462.000 y 925.000 euros, respectivamente) en distintos proyectos en Estados Unidos a través de este programa. Otros optan por métodos más arriesgados: a principios de marzo, las autoridades norteamericanas registraron tres apartamentos presuntamente usados por compañías que ayudan a mujeres embarazadas chinas a conseguir un visado de turista en Estados Unidos para dar a luz en el país, según recogía el South China Morning Post. De esta forma, el recién nacido consigue la nacionalidad automáticamente.
Por otra parte, Canadá decidió suprimir el año pasado una normativa que garantizaba un permiso de residencia a aquellos que invirtieran en el país, a través de un crédito libre de intereses, 800.000 dólares canadienses (cerca de 590.000 euros). Según informaba la CNN, la cancelación hizo que más de 48.000 millonarios chinos que ya habían entregado la documentación tuvieran que renunciar a sus planes de vivir en Canadá.
La opción española, demasiado complicada
En España, la Ley de Emprendedores, que entró en vigor en septiembre de 2013, abre las puertas a todos aquellos extranjeros que adquieran un inmueble con un valor mínimo de 500.000 euros, compren un millón de euros en acciones u obtengan dos millones de euros de deuda pública nacional. A día de hoy, numerosas inmobiliarias chinas promocionan la inmi gración al país, y en algunas de sus cuentas en redes sociales se pueden encontrar todo tipo de publicaciones que explican las bondades de España, con títulos como “Todo el mundo quiere ir a París, pero los parisinos quieren ir a Barcelona", "El español, la lengua más alegre del mundo" o "10 grandes inventos provenientes de España". Liu, la “futura barcelonesa”, explica que quedó prendada del país desde su primera visita, en 2008. “Me gustó especialmente el carácter de la gente y su estilo de vida, mucho más relajado que el chino”, detalla convencida la profesora.
Pese a ello, distintas compañías consultadas por El Confidencial afirman que muchos emigrantes chinos se decantan por invertir en Portugal en vez de en España, aunque ambos cuentan con programas de visados por inversión muy similares y forman parte del espacio Schengen. "Por cada 10 personas que eligen Portugal, una elige España", resume Wang, de Welltrend. La principal desventaja es, según varios empresarios consultados, la lentitud del proceso, que puede llegar a alargarse más de medio año desde el momento en que se realiza la compra hasta la obtención del permiso de residencia en España. Por el contrario, otra promotora portuguesa presente en la Feria de Pekín señala a este diario que, desde el momento en que se adquiere la vivienda, se tardan de 6 a 8 semanas en conseguir el visado luso.
En el caso de Liu, admite que fue de gran ayuda contar con la supervisión de la inmobiliaria y asesoría Jilong, que tiene despachos en Barcelona, Santa Coloma de Gramanet y la ciudad china de Shenyang. La empresa ofrece inmuebles en la Ciudad Condal y chalés de lujo en localidades cercanas, como Sitges, Blanes o Lloret de Mar, y afirma haber ayudado a más de 50 personas a conseguir el visado por inversión. Jiang Jilong, o Dani, el mánager de la firma, también comenta que, a su parecer, algunos de los trámites administrativos resultan demasiado complicados.
Una limpiadora en una centro comercial de Pekín (Reuters).Una limpiadora en una centro comercial de Pekín (Reuters).
530 “visados dorados”
A principios de marzo, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación español informó que el programa había atraído, desde su inicio en septiembre de 2013, un total de 530 inversores, 490 de los cuales se habían decidido por comprar viviendas de lujo en territorio español. Además, el Consulado de España en Pekín, uno de los tres centros consulares que expiden visados en China, informaba a El Confidencial que ha tramitado 78 visados de residencia por inversión durante 2014.
En comparación, Portugal había expedido 2.100 golden visas entre octubre de 2012 y enero de 2015, de las cuales 1.992 fueron otorgadas por la compra de inmuebles del país. Nadie duda del interés de los millonarios chinos en el programa: casi 1.700 de los nuevos inversores de Portugal provenían del gigante asiático.
De momento, el Gobierno español ya ha anunciado algunos cambios para agilizar el proceso, como la eliminación del visado de inversión expedido en el extranjero antes de poder obtener la autorización de residencia en España, la ampliación de la vigencia del permiso de dos a cinco años o la posibilidad de permanecer en España de forma temporal durante el proceso de compra.
Por su parte, Liu no puede parecer más satisfecha con su elección, y ahora se prepara para empezar a recibir clases de español. “Ya sé un poco de inglés, pero me parece que con el español va a ser más difícil”, afirma risueña. Antes de terminar la conversación, le llama su marido, que sigue en Barcelona: “No te lo vas a creer: ¡estoy hablando con un periodista español!”.